Cambio de vida

Dejó todo y se fue a probar suerte en un frigorífico en Polonia

Junto con su suegro se fue a Polonia para buscar una oportunidad de crecimiento en un frigorífico y ahora espera poder instalarse uno años allí junto a su familia.

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MDZ Sociedad sábado, 25 de junio de 2022 · 17:10 hs
Dejó todo y se fue a probar suerte en un frigorífico en Polonia
Carnicero en Argentina, emigró para trabajar en un frigorífico polaco Foto: Gerardo Quinteros

Gerardo Nahuel Quinteros, de 28 años, decidió cambiar su vida cuando su suegro Francisco le propuso dejar todo e irse a Polonia a trabajar en un frigorífico.

Quinteros aceptó la propuesta arriesgada y debió abandonar la carnicería de su papá donde trabajaba en City Bell. Además, también tuvo que afrontar una charla con su pareja y ocuparse de cumplir los requisitos necesarios para ser aceptado en Europa, de cara a esta nueva aventura.

“Empezamos los trámites en octubre de 2021. Para enero de este año ya pensábamos que no nos iban a llamar, que estaba todo caído. Pero la empresa de reclutamiento finalmente convocó y nos dijo que sí, que habíamos sido aceptados. El 16 de mayo viajamos a Polonia”, contó Gerardo Quinteros en comunicación con TN.

Carnicero Polonia
Junto con su suegro, emprendieron esta aventura en busca de nuevas oportunidades.

El hombre de Melchor Romero, que ahora vive en Sieraków junto a su suegro, cuenta que el frigorífico les costeó los vuelos y se hace cargo del hospedaje y comidas durante el horario laboral en aquella ciudad cercana a Alemania.

El cambio de vida que emprendieron hacia el viejo continente los llevó con escalas en Brasil y España, antes de recalar en Alemania para abordar el transporte terrestre que los condujo hasta allí.

Para conseguir el empleo tuvo que enviar videos de cómo trabajaba con la carne para que la empresa contratista supiera a quién estaba llevando a sus filas. “Tengo mucha experiencia en carnicería. En cortar carne principalmente", comentó Quinteros.

Carnicero Polonia
Desde Polonia, trabaja para su familia y espera poder recibir a su novia y su hijo cuando se cumpla el término de seis meses.

Desde que partieron de Buenos Aires, permanece lejos de Ayelén y Santiago, su novia y su hijo. “Ella me apoya en todo. Siempre vamos para adelante". Desde la empresa le explicaron que va a poder llevarlos a su nueva residencia una vez que él cumpla seis meses trabajando en Polonia.

Entre los trámites que tuvieron que hacer incluyó el pasaporte argentino y, por lo que respecta a la visa, la empresa les tramitó una por dos años, la duración del contrato de trabajo. Luego, una vez allí, les brindaron un documento para que puedan manejarse con tranquilidad.

Un argentino en Sieraków

La ciudad en la que viven en Polonia no supera los 10 mil habitantes y no tiene movimiento una vez pasadas las 22. “Llega esa hora y todo se termina. No es joda. Ya de por sí hay poca gente en la calle, no están acostumbrados a deambular mucho. Pero cuando anochece es peor”.

“Nos dieron un departamento con cocina compartida con otros argentinos. También hay colombianos, venezolanos, de varios países. En el laburo son todos polacos e islandeses, porque la empresa es de allá. Nos comunicamos con señas o con palabras en inglés. Todo muy básico, pero nos entendemos bien”, comentó entre risas cómo llevan su vida en aquel lugar.

Sobre su experiencia en ir a hacer las compras en una cultura tan distinta contó: “Cada vez que voy a comprar es un show. No te entienden. Compré cereal pensando que era dulce y era salado. O elegí una leche que era muy espesa, y el sabor cambia completamente”.

También comentó que planea comprarse un auto junto a su suegro para poder contar con más movilidad y conocer otros lugares cercanos. “Los autos valen la mitad de un sueldo. Un lindo autito usado, un BMW o un Alfa Romeo que allá sería imposible comprar, acá se puede”.

Sobre la guerra en Ucrania comentó que se escuchan algunas explosiones, pero que allí les aseguran que pueden estar tranquilos porque el conflicto se encuentra lejos, están a 650 kilómetros de la frontera.

Los planes de Gerardo son quedarse unos tres o cuatro años allí para poder hacer cierta diferencia económica, y más aún si a su novia le gusta y no se les plantean problemas para quedarse.

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