Violencia doméstica

El caso de violencia y abuso que involucra a un intendente

Tras sucesivas denuncias de violencia doméstica, un intendente catamarqueño sigue en su cargo, mientras que su exmujer y sus hijas debieron escapar a otra provincia. El caso evidencia cómo el poder político y judicial se cuida a sí mismo más que a las víctimas.

Pedro Paulin
Pedro Paulin lunes, 20 de junio de 2022 · 21:48 hs
El caso de violencia y abuso que involucra a un intendente
Pío Carletta y su hijo Franco, denunciado por violencia doméstica y abuso

Franco le pegó a la hija por dibujar ojos en un honguito de cartulina y ella le pidió perdón, le dio culpa haber dibujado y se creyó merecedora de la paliza que le tatuó la espalda. El golpe no la dejó dormir de ese lado, le pidió a la mamá no bañarse porque le dolía demasiado y ella le levantó la remera para ver. El golpe era fuerte, a la altura de los riñones, y no era la primera vez que le pegaba, la había levantado literalmente del pelo y moreteado las piernas por golpes previos. Franco es intendente de Icaño, Catamarca, la provincia donde hace 31 años el poder político escondió la violencia, la violación y la muerte para intentar que la muerte de María Soledad Morales sea impune. 

Franco Carletta es intendente del Frente de Todos y está denunciado. Los peritajes demostraron los golpes salvajes sobre su hija que entonces tenía siete años. Las dos hermanas huyeron junto a su mamá a Córdoba para escapar de un anunciado femicidio: “limpié la pistola, la tengo lista para vos”, había avisado Franco a su ex pareja Silvina Ulik.  Franco no se presta al peritaje psicológico porque sabe su destino, ama el juego, los casinos, los viajes y los ansiolíticos, la velocidad y la violencia.

Una de las tantas agresiones obligó a Silvina a ir a la Oficina de la mujer de la localidad para pedir ayuda. Ellos mismos le avisaron a Franco que lo estaba denunciando, esa es la democracia en Catamarca. El gobernador peronista Raúl Jallil tomó cartas en el asunto cuando supo del escándalo en puerta: le pidió a su abogado que llamara al abogado de Ulik ofreciendo una casa y trabajo en Córdoba para que desestime la denuncia de violencia de género y abuso sexual. Es decir, toda la provincia, incluido el gobernador, los jueces, los fiscales y los medios de comunicación, saben de esta tragedia, pero prefieren el silencio.

Franco se había acostumbrado a aparecer armado a las dos, tres, cuatro de la mañana habiendo tomado ansiolíticos. Balbuceando, medio dormido, le mostraba el arma a Silvina, la amenazaba, le avisaba que la iba a matar, se subía a su camioneta importada y se iba. Así muchas noches. También era normal el espionaje, el chantaje, la extorsión a familiares, todo vale en Catamarca cuando el poder político lo cobija a uno

Audios, imágenes y documentos respaldan la investigación. Todo está probado y es público, pero al gobernador no le interesa.

Las marcas de los golpes de Silvina Ulik están constatadas y forman parte de la investigación. 

Incluso todos conocen la historia del policía que se encontró siento apuntado en la cabeza por Franco Carletta con su propia arma reglamentaria dentro de una camioneta por una discusión, todo normal en Catamarca. El gobernador lo sabe y, más aún, lo sabe el padre de Franco, también dirigente peronista de la provincia, actualmente senador y protector político del violento y abusador Franco. 

Franco colecciona armas, tiene una Glock, una 9mm recortada, un fusil y otras más. “Arreglé el peritaje psicológico, acá todo se arregla”, le dijo el propio Franco a su entonces mujer Silvina cuando logró obtener el pase a la compra de armas de fuego siendo un evidente violento que no puede poseer armas. 

Franco es mucho más que un intendente cobijado por el poder político. Es el padrino del nieto de Lucía Corpacci, exgobernadora, también al tanto de toda la violencia salvaje y la impunidad con la que la familia Carletta vive. Silvina tuvo que exiliarse con sus hijas a otra provincia y Franco es intendente. La primera denuncia fue en el juzgado de Recreo, un largo raid judicial por la justicia catamarqueña la llevó al obligado viaje a Córdoba, donde Silvina pudo asentarse y empezar una vida nueva; con amenazas y sorpresas en la puerta del colegio de sus hijas por parte de Franco y su padre, el senador Pio Carletta, pero una nueva vida al fin. 

Franco cuenta también con el apoyo de la fiscal Jorgelina Sobh, conocida por tener como secretario personal a un denunciado por abuso sexual, la fiscal Sobh fue señalada por distintas fuentes consultadas por MDZ como la preferida de los políticos denunciados por abusadores para trabar y enfriar causas, evitando que avancen. Este caso no fue la excepción. 

Franco Carletta empezó a ver que aún teniendo el cobijo del Gobierno provincial, de su padre, de la justicia y la policía de Catamarca, su futuro empezaba a oscurecer. Entonces pidió, a través de su abogado Víctor García, la desestimación y archivo de la causa sosteniendo que no hay un vinculo comprobado entre él y su hija porque no estaba en el expediente una partida de nacimiento. Además, aprovechó para decir que los golpes salvajes a su hija en verdad habían sido un “correctivo”

Ante la negativa del Juzgado de Garantías, apeló y todavía la Cámara de Apelaciones y Exhortos no dispuso fecha de audiencia. Carletta cambió de abogado y espera que la justicia y el poder político de Catamarca le den la derecha una vez más para que su vida impune y violenta siga sin problemas.

Silvina vive en otro lugar ahora, esperando que el teléfono no suene y que la justicia, la política, el Ministerio de la Mujer, alguien, en algún momento, haga algo y evite su muerte, tantas veces anunciada.

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