Piden por una Ley Nacional

Las falencias en el sistema educativo que excluyen a miles de niños

En Argentina rige una resolución de 2016 en la que se establecen los derechos de escolarización permanente de los niños y niñas que no se limitan a los patrones neurotípicos. Sin embargo, existen experiencias que dan cuenta de los obstáculos que viven los alumnos para permanecer en el sistema.

Zulema Usach
Zulema Usach jueves, 16 de junio de 2022 · 07:00 hs
Las falencias en el sistema educativo que excluyen a miles de niños
La inclusión en la escuela a edades tempranas permite al niño o niña desarrollar habilidades, sociabilizar e incorporar herramientas para la vida Foto: Pixabay

Construir un mundo en el que sea posible que todas las personas tengan igualdad de acceso a las herramientas para desarrollarse en la vida. Con ese objetivo como bandera, las organizaciones que trabajan en pos de los derechos de los niños, niñas y adolescentes que no se limitan a los patrones neurotípicos, buscan a diario sortear los obstáculos que aún resta vencer para cambiar realidades y hacer de la inclusión una realidad cotidiana.

La escuela constituye en ese contexto el escenario clave donde no solo se debe contemplar cada abordaje de manera única y con los adecuados elementos pedagógicos, sino que debe ser este el sitio donde el niño o niña con características específicas encuentre una identificación con sus pares, comparta buenos momentos en el proceso de aprendizaje y logre desplegar todas sus habilidades. En el testimonio de cada familia, las experiencias en materia de inclusión en el ámbito escolar son múltiples y variadas. Hay casos en que las historias dan cuenta de un acompañamiento institucional real, signado por la calidez, la confianza y la dedicación de docentes, acompañantes terapéuticos y directivos.

 Sin embargo, casi de forma paralela, en el balance también figuran cuentas pendientes que hablan de niños y niñas que aún esperan por su acompañante. De escuelas que limitan al máximo el cupo destinado a la inclusión, de puertas que se cierran y obstáculos que llevan a padres y madres a tomar decisiones desesperadas. De alumnos pequeños que al no encontrar la adecuada contención en la escuela formal, continúan su desarrollo en instituciones de enseñanza especial. Pero esto no es todo: hay padres y madres que aún aguardan a que su obra social apruebe el pago de la persona que debe acompañar a su hijo/a con autismo (en sus distintos niveles que incluye la gran variedad del espectro) o con diferentes síndromes o características.

Inclusión y no integración

Flavia Lombardi es una de las mamás que integra la Asociación Civil Creando Huellas, una entidad que está formada por al menos 250 familias que a diario buscan maneras de avanzar en formas de educar a sus hijos en un contexto que les potencie sus capacidades para su desarrollo futuro. Por eso, en sus explicaciones, destaca la necesidad de que por ejemplo, se comience a hablar de inclusión en lugar de integración. Es que aunque parezcan similares estos conceptos guardan una diferencia que se traduce luego en la práctica. Mientras que el primer término indica que el espacio escolar es el que debe adaptarse a las necesidades del/ la estudiante, la integración apunta a que el niño, niña o adolescentes debe adaptarse a su entorno.

Aclarado este punto, Lombardi destaca que la provincia hoy está lejos de lograr una correcta inclusión en el ámbito escolar y por eso aboga para que el tema vuelva a ser instalado en el Congreso, a seis meses de la presentación realizada por el ex senador nacional Esteban Bullrich, quien antes de dejar su banca meses atrás dejó en claro la necesidad de que exista una ley de inclusión a nivel nacional para que todas las escuelas del país garanticen espacios adecuados para el desarrollo de las habilidades de los niños y niñas son características neurológicas y sensoriales específicas.

Las trabas de un sistema limitante

"En general, las obras sociales o prepagas, una vez que el niño o niña tiene el certificado de discapacidad le deben pagar al/la profesional que debe estar a cargo de su acompañamiento en el aula. El problema es que en general sucede que hay demoras en los pagos y en ocasiones sucede que la familia termina pagando particular los honorarios", explica Lombardi. En los casos en que el niño/a no cuenta con cobertura médica, el Estado provincial provee de ese servicio.

"Pero sucede que les pagan un sueldo muy escaso y en la gran mayoría de los casos, una misma persona debe hacerse cargo de muchos niños o niñas que asisten a distintas instituciones", explica la mamá mendocina que junto a su hijo Martín ha recorrido un camino de aprendizaje constante. Una situación recurrente en este sentido tiene que ver con que una buena parte del personal dedicado a esta tarea está formado por estudiantes avanzados de carreras afines y para firmar documentos, por ejemplo, necesitan del aval de un profesional (dedicado a salud mental o psicopedagogía) que en general cobran su prestación con una parte de los honorarios del/la acompañante que concurre a la escuela. "Esto genera que casi nadie quiera dedicarse a esta tarea porque no resulta redituable", profundiza Lombardi. 

Las limitaciones en materia de personal dedicado al acompañamiento de los niños y niñas el sistema estatal de enseñanza, se traduce, desde su análisis, en que de los cinco días hábiles, hay casos en que el/la acompañante terapéutico asiste con el/la alumno solo un día. Las situaciones se ven agravadas en los casos en que la institución no recibe al niño o niña si su acompañante está ausente. "En realidad, la decisión final es de la familia y la escuela en todos esos casos debe responder", aclara Flavia.

Capacitación docente y la apertura escolar, las claves

La permeabilidad y capacitación docente para poder responder a las diferentes situaciones que pueden presentarse en el interior del aula durante el proceso de enseñanza (o bien en los recreos) debe ser permanente. Lombardi destaca que a través de los grupos de whatsapp de la asociación que ella integra y los de otras entidades, las familias suelen expresar su malestar en relación a las diferentes vivencias que se presentan en el interior de las escuelas con sus hijos o hijas.

En su caso, recuerda por ejemplo que uno de los principales inconvenientes a la hora de escolarizar a Martín fue encontrar una escuela en la etapa inicial. Dice que luego de averiguar en cuatro colegios diferentes (donde le decían que el único cupo destinado a inclusión ya estaba cubierto), decidió enviarlo a un jardín particular.

Lo cierto es que desde ese entonces hasta hoy, varios aspectos cambiaron en ese sentido. En 2016 el Consejo Federal de Educación estableció la Resolución N°311, que establece las bases de la inclusión en las escuelas en todas las provincias argentinas. Ese documento cuenta con una guía para su aplicación, que fue elaborada por Unicef Argentina y detalla el derecho a no repitencia, la recepción del niño o niña en la escuela (sin límites en el cupo) y la garantía de contar con su acompañante, quien debe disponer de herramientas pedagógicas.

Pero hay dos aspectos que desde el punto de vista de las familias requieren de un mayor análisis. "La resolución dice que no se permite la permanencia pero es una realidad que puede haber niños o niñas que necesiten continuar en el mismo año porque aún no han madurado algunos aprendizajes. De lo contrario, pasan de año y si no han logrado avanzar, se pueden encontrar en situaciones que los alejan del resto de sus compañeros", enfatiza Lombardi quien toma la palabra para expresar la voz de cientos de familias que creen necesario retomar el debate integral en los recintos legislativos.

En el escenario escolar además, es fundamental que los/las docentes cuenten con la adecuada formación al momento de expresarse desde lo discursivo en materia de discapacidad. Lo mismo, expresa Lombardi, requiere toda la sociedad en general, de manera de evitar "rotular" o señalar al niño o niña marcando limitaciones en lugar de destacar sus habilidades y logros. En los casos más extremos y dolorosos, asegura Lombardi, ha habido casos en que los propios padres o madres de los compañeros/as del niño o niña que está siendo incluido, piden a la escuela que no asista más. "Las familias se agotan y los niños terminan en escuelas de educación especial por las propias barreras que el Estado pone en el camino. Es fundamental que se empiece a hablar más de educación inclusiva", reflexiona Lombardi. 

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