Opinión

Falta trigo en el mundo: el tren vuelve a pasar por Argentina, no lo dejemos ir

Ingeniera agrónoma y conocedora de la capacidad de Argentina para producir granos, María Beatriz "Pilu" Giraudo reflexiona sobre la oportunidad -y responsabilidad- que tiene el país ante el faltante de trigo en el mundo.

María Beatriz "Pilu" Giraudo sábado, 11 de junio de 2022 · 08:36 hs
Falta trigo en el mundo: el tren vuelve a pasar por Argentina, no lo dejemos ir
Foto: Cátedravícola.

El trigo es base de alimentación milenaria. Impacta su evolución desde la revolución verde de Norman Borlaug, que permitió la vida de millones de personas y del planeta con el fitomejoramiento, definido como el arte y la ciencia de mejorar genéticamente las plantas en beneficio de la humanidad, hasta la irrupción de la biotecnología moderna. Por estos días es un logro de la integración público-privada nos hincha el pecho a los argentinos el desarrollo de un evento pionero en el mundo: el trigo HB4 que tiene tolerancia a la sequía como ejemplo de vanguardia.

El trigo el tercer cultivo más sembrado del mundo y en la coyuntura “pos” pandemia, con crisis en las cadenas de suministros  sumada a la inadmisible invasión de Rusia a Ucrania junto a factores climáticos adversos que reducen su oferta, el papel del trigo y su producción cobran máxima relevancia.

En la década del 60' Argentina ocupaba una mejor posición como productora triguera. La misma que se intenta recuperar en los últimos años con incrementos en área sembrada y productividad. La campaña 2021-2022 terminó con el récord de 21.8mtn de producción en 6.750.000 millones de hectáreas sembradas según datos de las Bolsas y MAGYP. La aspiración era mejorar esta performance, pero lamentablemente una serie de variables muestran una merma mayor al 8% en la superficie de siembra del cultivo con la consecuente disminución de producción.

Una noticia no deseada frente al escenario descripto anteriormente que puede explicarse por el incremento en los costos de los insumos, fundamentalmente los fertilizantes nitrogenados, escasez en el suministro de gasoil y falta de humedad en los suelos de vastas zonas productivas que siguen sufriendo los efectos de “la niña” y su sequía.  Aunque las malas decisiones y vaivenes en la toma de decisiones políticas son, sin dudas, el mayor freno a esta oportunidad que no solo es económica sino ambiental y social para Argentina.

El ritmo vertiginoso de la inflación y la obstinación por la reducción de precios de alimentos a través del desacople de los altos valores de mercados de los granos para el cuidado de la mesa de los argentinos, elige soluciones que ya demostraron fracasar en el pasado porque no responden a las verdaderas causas del problema. Cabe recordar que Fundación FADA, mostró en su habitual informe de composición del precio de los alimentos, que el incremento del valor del trigo afecta solo un 10% al del pan

La mayor intervención del Gobierno en los mercados junto a los cambios permanentes de políticas públicas, genera un marco de imprevisibilidad que desincentiva la inversión no solo para el área sembrada sino para el nivel de tecnología a aplicar que se traduce en menor producción.

La diversificación e intensificación de cultivos en agricultura es clave para que producción y ambiente avancen juntos, no uno en detrimento de otro. Producir más con menos es un mandato global que Argentina viene liderando hace más de 30 años a través de los sistemas de producción basados en siembra directa y otras tecnologías.

Las malas decisiones y vaivenes en la toma de decisiones políticas sin dudas son el mayor freno a esta oportunidad que no solo es económica sino ambiental y social para Argentina

En 2020, Argentrigo -la Asociación Argentina del Trigo- solicitó a dos organismos oficiales, INTA e INTI, el estudio de la Huella de Carbono de la cadena de este grano en Argentina.

Esta la totalidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto y es la medida de uno de los impactos que provoca la actividad humana sobre el ambiente ya que las emisiones de GEI contribuyen al cambio climático mediante la aceleración del calentamiento global.

El informe muestra que la huella de carbono relacionada a la producción del trigo en el país esta muy por debajo de los valores de otros países, ventaja que estamos en condiciones de incrementar con la adopción masiva de mayor tecnología con la consecuente disminución del impacto ambiental.  

Producir más con menos es un mandato global que Argentina viene liderando hace más de 30 años

En los últimos años, el mundo muestra cambios importantes en la dinámica de consumo de alimentos y esto no ha sido diferente en la cadena del trigo. Este aspecto, lejos de obstaculizar la producción de este cultivo, incrementa el abanico de oportunidades en lo referido a materiales fortificados nutricionalmente con capacidad de mejorar la calidad alimentaria y también abastecer diferentes mercados según calidades.

El cultivo de trigo es clave en Argentina en referencia a la alimentación de la población, en sustentabilidad productiva, generación de empleos y servicios múltiples, demandante de ciencia y tecnologías, con la posibilidad de transformación en el virtuoso circuito de la bioeconomía como materiales de construcción entre otras múltiples opciones, la contra estación de producción junto a una enorme capacidad de exportación sin desabastecer el mercado interno. 

Alcanzar el pleno potencial  y lograr más mercados, requiere de un trabajo consensuado publico privado, con todos los actores involucrados, con reglas de mediano-largo plazo, normativa y legislación acorde (Ley de Semillas, Uso de fertilizantes, Segregación y Trazabilidad en mercados, entre otras regulaciones) que permita su máximo despliegue, resiliencia y flexibilidad frente a los cambios vertiginosos locales, regionales y globales.

¡Una vez más el tren sigue pasando para Argentina… no lo dejemos ir!

* María Beatriz "Pilu" Giraudo es ingeniera agrónoma, presidente honoraria de AAPRESID

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