Remoto vs presencial

Los sinsabores de la presencialidad

El fin de la pandemia de coronavirus en el horizonte abre un nuevo (o viejo) panorama para muchos: la presencialidad plena. Cómo enfrentamos ese desafío.

Viviana Laura Díaz domingo, 8 de mayo de 2022 · 07:20 hs
Los sinsabores de la presencialidad
Foto: Expatica.

Parece ser este año, el 2022, el protagonista del regreso más temido para algunos: la presencialidad al 100%. De repente, tenemos que resolver los arreglos para las tareas del cuidado de la familia, gastar dinero extra en comer afuera, pasar interminables esperas para viajar, y finalmente ya en el lugar físico de la oficina aprestarse para hacer tareas similares o idénticas a las que hacíamos desde el domicilio.

Con los casos de covid relativamente bajos, las empresas convocan a la presencialidad absoluta, utilizando como argumentos la colaboración y la cultura laboral como razones para regresar. Pero ¿es realmente así?  ¿Somos menos productivos trabajando en remoto? Lo cierto es que una vez en la empresa descubrimos que la virtualidad continúa siendo un aspecto central en la rutina laboral, del mismo modo que lo fue durante estos últimos dos años.

La utilización del Zoom, Webex, Slack u otros similares, ha facilitado la comunicación entre equipos, en especial, si trabajan en diferentes ciudades o países, pero, a veces, las reuniones virtuales realizadas desde la oficina conforman una fuente de frustración. De las diferentes entrevistas que llevamos adelante desde GNT Mentoría Neurodigital, a los diferentes colaboradores que han regresado al formato presencial, se infieren afirmaciones recurrentes: “Es muy molesto el eco cuando estoy sentada en la oficina y otra colega se encuentra en una llamada”. “A veces ni siquiera puedo entender lo que está sucediendo en la reunión presencial”. “Además, está el costo del viaje. Una hora hasta la oficina pagando combustible y estacionamiento, mi sueldo cada vez lo sufre más”. “Estás tratando de hablar y tenés cinco o seis personas a tu alrededor que también hablan. Es una experiencia horrible”. “Están tratando de presionarnos para que regresemos a la oficina, pero es una tensión financiera y mental que nos perjudica a nivel personal y familiar”. 

Teletrabajo sí, pero en formato seguro

Una encuesta reciente de la consultora de gestión Advanced Workplace Associates mostró que solo el 3% de los empleados administrativos prefieren trabajar en la oficina cinco días a la semana y el 86 % quiere trabajar desde casa al menos dos días a la semana. La ocupación de oficinas en Estados Unidos se encuentra actualmente en alrededor del 39,5 %, según Kastle Systems, que brinda servicios de seguridad para espacios de oficinas comerciales.

Muchas veces se alega la falta de colaboración o la merma en la productividad para justificar la presencialidad, sin embargo no es la razón ni la justificación. Para que la modalidad de teletrabajo seguro funcione bien, las empresas deben ser claras sobre cómo y por qué las personas deben regresar a la presencialidad -tal vez en formato 3x2, es decir tres días de trabajo remoto y dos días de presencial-. Cuando las personas regresan para hacer el mismo trabajo que hacían desde la casa, se sienten frustradas por perder todos los beneficios logrados con la virtualidad. 

Es urgente el despliegue de políticas públicas que puedan facilitar la generación de empleo y el monitoreo del cumplimiento de las normativas vigentes

Ciertamente, hay ventajas del teletrabajo que hacen a la tarea en sí misma. Es más fácil mirar documentos o notas en una pantalla junto con la llamada. La función de pantalla compartida significa que no hay necesidad de imprimir páginas y para los multitasking las posibilidades que surgen son todavía mayores.

Es imprescindible continuar usando la tecnología de la era de la pandemia que ha facilitado algunos aspectos del trabajo, pero al mismo tiempo, fomentar las interacciones de la vida real. Hace dos años, éramos empujados al trabajo remoto forzado (TRF) y hoy tenemos el desafío de conservar y mejorar la tecnología haciéndola más humana. La clave es implementar la combinación de la presencialidad y la virtualidad en un esquema que no requiere nada nuevo, que está contemplado en una ley y en un referencial, que desafió el covid, y que desde la prevención es una verdadera contribución a la empleabilidad: el teletrabajo seguro.

La Resolución 58/2022: Vuelta a la presencialidad en las reparticiones de la Administración Pública Nacional, fue publicada en el Boletín Oficial con una fecha tope: el 1 de mayo del 2022, para disponer el retorno de los trabajadores a la presencialidad, que era el formato habitual antes de la vigencia del Decreto Nro. 260 de fecha 12 de marzo de 2020. 

¿Pero todo sigue igual? ¿O será necesario evaluar en paritarias las modalidades de trabajo mediadas por la tecnología? Es necesario definir el futuro del trabajo tanto en el sector privado como en la administración pública. Es urgente el despliegue de políticas públicas que puedan facilitar la generación de empleo y el monitoreo del cumplimiento de las normativas vigentes. 

El mundo evoluciona hacia modalidades laborales más flexibles que combinan certeza jurídica y capacitación, herramientas colaborativas, cuidado del trabajador desde la desconexión y la metodología GNT (gestión neuro-TIC) para evitar el burnout digital.

Mantener un buen entorno laboral que se ajuste a las necesidades actuales (tecnológicas, económicas, formativas) es imperante si queremos atraer, pero, también, mantener talento. El trabajo a distancia ocupa un lugar que antes no tenía, y el concepto de centro de trabajo va quedando atrás. La pandemia convirtió al mercado local en uno global, no enterremos los logros alcanzados, vayamos por su reconocimiento y evolución.

* Viviana Laura Díaz es abogada, doctora en Derecho del Trabajo, Previsión Social y Derechos Humanos y directora del Diplomado en Negociación Sindical en la Escuela de Negocios de la UCA. 

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