Arte y cultura

En la Semana de Mayo, Prilidiano Pueyrredón

En la celebración de la Semana de Mayo resulta oportuno destacar a Prilidiano Pueyrredón, un gigante del siglo XIX, figura indiscutible en los orígenes del arte nacional.

Carlos María Pinasco domingo, 29 de mayo de 2022 · 15:58 hs
En la Semana de Mayo, Prilidiano Pueyrredón
"Retrato de Manuelita Rosas", óleo de 1851, colección Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA)

"No hay semejante en el proceso histórico del arte argentino", dejó sentado José León Pagano en la monografía que publicó la Academia Nacional de Bellas Artes en 1945. La vida y la obra de Prilidiano Pueyrredón hablan de una personalidad singularísima, inquietante y sensible a la vez. Talento múltiple: conocía ocho idiomas, sabía música, cultivaba las letras. Fue el más descollante de nuestros pintores del siglo XIX.

Único hijo de Juan Martín de Pueyrredón, miembro en 1812 del Primer Triunvirato y Director Supremo de las Provincias Unidas entre 1816 y 1819, y de Mariquita Tellechea y Cavides, Prilidiano Pueyrredón nació en 1823 en cuna de oro. Debe su nombre al santoral católico que registra un mártir en Antioquía conmemorado los 24 de enero. Su infancia trascurre en las barrancas de San Isidro en la que hoy (como museo) se conoce como Quinta Pueyrredón. La familia tenía además casa y locales en la Plaza de la Victoria, la quinta de Santa Calixta en las Cinco Esquinas (Quintana y Libertad) en Buenos Aires y diez leguas de campo en San Luis.

Cursa sus primeros estudios en el Colegio de la Independencia, destacándose en latín, inglés, gramática y álgebra. Cuando en 1835 Rosas asume la gobernación de Buenos Aires, con la suma del poder público, la familia emigra a París donde Prilidiano hace el secundario. Conoce la obra de Ingres que ejercerá fuerte influencia en la propia. Viajan por Francia y concurren con asiduidad a Cádiz ciudad en que el padre tiene una empresa de importación de cueros. A inicios de la década del cuarenta se instalan en Rio de Janeiro. De allí, datada en 1843, es la primera obra conocida de Prilidiano: una acuarela. De regreso a la ciudad luz, nuestro artista comienza sus estudios superiores en el Instituto Politécnico. Será ingeniero, arquitecto y urbanista. Los Pueyrredón viajan por Italia. En Nápoles se encuentran con el Gral. San Martín y su familia. Más tarde Sarmiento los visita en París.

Serenados los ánimos políticos vuelven a Buenos Aires. En 1850 muere su padre en San Isidro y Prilidiano Pueyrredón se hace cargo de la administración de los bienes familiares. Construye una casa de rentas, remodela el casco de San Isidro y diseña para Miguel de Azcuénaga la que hoy es la quinta presidencial de Olivos. Su fama como retratista trasciende. Le encargan el retrato de Manuelita, la hija de Rosas, que pinta con reminiscencias del español Federico de Madrazo.

"Retrato de Manuelita Rosas", óleo de 1851, colección Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).

Tiene un amorío frustrado con su prima Magdalena Costa de quien deja un retrato inconcluso, y debe retornar a Europa acompañando a su madre enferma. En Cádiz nace su hija Urbana María Magdalena, fruto de una relación con Alejandra Heredia a la que en el futuro solo frecuentará por correspondencia.

Prilidiano regresa con 33 años de edad. Se instala en San Isidro, hace retratos, realiza importantes proyectos arquitectónicos para la ciudad y se dedica al paisaje. En 1867 pinta "Don Eduardo Casares" todavía adolescente, obra que se expuso en todas las muestras importantes del artista y fue ampliamente reproducida.

"Don Eduardo Casares", óleo de 1867. Colección particular.

Recorre con su caballete a cuestas la costa del río y hace al acuarela vistas de San Isidro, Olivos, San Fernando y el Tigre. A la par tiene una intensa agenda social. Más tarde se muda a Santa Calixta donde instala su taller. Trabaja también en su estudio de la calle Reconquista. A los retratos por encargo suma sus ombúes, gauchos, carretones y pulperías pintados con verismo romántico. Estas obras son (además de extraordinariamente bellas) documentos iconográficos de inapreciable valor.

"Los Capataces", óleo de 1860. Colección Fortabat.
"Un alto en el campo" óleo de 1861, colección MNBA.

Durante la década del sesenta continúa sumamente activo como pintor y como ingeniero. El gobierno le da una concesión para la construcción de un puente sobre el Riachuelo en Barracas, proyecto en que compromete una parte importante de su patrimonio. Diseña uno giratorio de hierro que, a punto de ser inaugurado, se hunde en el río.

"Autorretrato", óleo colección Museo E. Udaondo de Luján.
"El Rodeo", óleo de 1861. Colección MNBA.
"Un alto en la pulpería", óleo, s/f.

A sus retratos y paisajes, suma desnudos femeninos que escandalizan a la pacata sociedad porteña de entonces. 

"La Siesta", óleo.
"El baño", óleo de 1865. Colección MNBA.

Prilidiano Pueyrredón, que sigue pintando, no se doblega. Invierte dos millones de pesos en un puente nuevo que se pone en funcionamiento en forma exitosa sin su presencia: su salud empeora. Sufre diabetes y en consecuencia tiene problemas con la vista. Ahora pinta con la ayuda de anteojos.

El 3 de noviembre de 1870, con solo cuarenta y ocho años de edad, en la quinta de Santa Calixta fallece esta personalidad singularísima, el más descollante de nuestros pintores del siglo XIX y pilar indiscutible en los orígenes de nuestra pintura.

*Carlos María Pinasco es consultor de arte.

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