Sin descanso

Sacrificio, sequía y anhelos: la vida de Cristina en la Mendoza oculta

Muy cerca de Mendoza y muy lejos de todo, en el desierto de Lavalle vive Cristina Godoy junto a su esposo e hijos. Una familia de puesteros que todos los días deben enfrentar los problemas de vivir en una zona que muchos no ven.

Felicitas Oyhenart
Felicitas Oyhenart jueves, 28 de abril de 2022 · 07:00 hs
Sacrificio, sequía y anhelos: la vida de Cristina en la Mendoza oculta
Cristina Godoy vive en uno de los puestos de San Miguel, Lavalle Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

A poco más de 170 kilómetros de Mendoza, la vida en uno de los parajes de Lavalle es muy distinta a la que muchos ciudadanos acostumbran. Allí, en San Miguel de Los Sauces, vive Cristina Godoy (45) junto a su esposo y tres de sus cinco hijos.

Avanzamos en el auto por la calle de ripio y tierra, ruta 51, las condiciones del camino son bastante malas, por eso el andar es lento y permite observar con detenimiento todo el entorno y lo que sucede alrededor. 

Mientras uno anda por esta calle se cruza con pequeños senderos que llevan hasta puestos que pertenecen a las decenas de familias que desde hace años trabajan sin descanso para cuidar a los animales frente a toda adversidad.

Cristina y su familia son un claro ejemplo de ello. Viven hace más de 25 años en el Puesto Gil, ubicado a unos 100 metros de la ruta de tierra, ellos han tenido que habilitar dos caminos hasta su casa, “porque cuando llueve el barro hace imposible que uno salga. Es imposible salir por la picada, se inunda. Si podemos salimos, sino tenemos que esperar hasta el otro día”, comparte la mujer.

San Miguel se encuentra a 170 kilómetros de Mendoza. Foto: Alf Ponce/ MDZ

De lunes a lunes y sin descanso

En el Puesto Gil, como en los demás cercanos, se destina todos los días a criar animales, esta es su fuente de ingreso. “Acá se trabaja todos los días, no hay feriado ni descanso”, cuenta la mujer y su rostro expresa el cansancio de realizar todas las tareas del campo de lunes a lunes. 

“Acá se trabaja todos los días, no hay feriado ni descanso”

“Toda la familia trabaja para cuidar a los animales, tenemos patos, chanchos, vacas, cabras, conejos, caballos, gallinas”, enumera Cristina mientras nos lleva a recorrer cada uno de los corrales. Llegamos de sorpresa, pero eso no impidió que nos recibiera amablemente y conversara con nosotros.

Vacas, gallinas y corderos son criados por la familia.

Mientras ella nos cuenta en detalle su día a día, una de sus hijas más chicas se encarga de alimentar a las gallinas, esa mañana no pudo ir a la escuela porque la camioneta no les arrancó y la movilidad que buscaba a sus compañeros ya no pasaba.

Al caminar por el puesto se puede observar el gran trabajo que hay detrás. Todo ha sido a pulmón, porque no reciben ningún tipo de ayuda del Estado. “Es un gran sacrificio todo, muchas veces tenemos que vender un cordero y de ahí va saliendo la plata, aunque es costoso porque hay que colocar las vacunas al animal y tener todos los permisos”. 

Cristina recuerda que hace muchos años recibían subsidios y les brindaban alimentos para los animales. “Nos venía muy bien porque pasan hambre, llegan a morir por falta de alimento y agua”. En esta zona, en verano pueden pasar varios meses sin llover y la temperatura suele llegar a los 44 grados, el calor y la sed mata a los animales. Cristina y su familia no son ajenos a esto, el año pasado, en el puesto se les murieron más de 20 animales por la sequía y hace pocos meses una vaca, dejando solos a los terneritos que estaba amamantando.

“Cuando murieron tuvimos que empezar de nuevo cuidando muy bien de los que quedaron y rezamos para que llueva”, confiesa la mujer y añade: “Cuando los aviones tiran las bombas antigranizo nos perjudican, cortan todas las tormentas que vienen al campo y esa es unas de las causas principales de la falta de lluvia”.

"Rezamos para que llueva”

Más allá, de la teoría que nos compartió Cristina, el grave problema de la falta de agua en esta zona se debe a la mega sequía que atraviesa la Región desde hace más de 10 años y que cada vez es más extrema. No nieva y las cuencas de los principales ríos ha disminuido y muchos arroyos se han secado por completo, donde antes había agua, ya no la hay.

Según Irrigación, el pronóstico para la temporada 2021-2022 demostraba el 50 % del derrame histórico de los 5 ríos más importantes de la provincia. El río Mendoza, con sequía moderada; el Grande, sequía extrema, y los ríos Tunuyán, Diamante, Atuel y Malargüe, con sequía severa. Además, los datos del Departamento General de Irrigación y organismos técnicos demuestran que el área cordillerana de Cuyo tiene los niveles níveos más bajos desde el año 2000.

En esta zona pueden pasar meses sin llover.

Sacrificios para el futuro

En el Puesto Gil, el trabajo que realizan Cristina y su familia no solo es para poder subsistir todos los días, también para el futuro de las generaciones más jóvenes y sus ganas de progresar a nivel personal y profesional.

En el puesto viven los más pequeños de la familia, de 6, 9 y 15 años, junto a sus dos padres. Pero este grupo familiar se completa con dos hermanas más que tuvieron que mudarse a la ciudad cabecera de Lavalle para poder estudiar.

A Cristina le brillan los ojos y se le dibuja una sonrisa cuando nos cuenta que sus dos hijas mayores están estudiando enfermería, el orgullo es tan grande que no puede disimularlo. “¡Es tan grande el sacrificio que hacemos en familia para que ellas puedan estudiar!”, exclama la mujer y agrega: “Ellas en este momento alquilan, es un gasto aparte, por eso hay que hacer sacrificios de todos lados. Ponemos un poquito de cada uno para que ellas puedan terminar la carrera”.

"Hay que hacer sacrificios de todos lados"

La mamá de estas futuras enfermeras admite que pese a la felicidad que le genera saber que pronto sus hijas estarán trabajando de su profesión, “causa dolor que ellas tengan que viajar y no vivan más acá, siempre las espero que vuelvan”.

En el Lavalle profundo, a tan solo 170 kilómetros de la Ciudad de Mendoza, la vida en los parajes es muy diferente a la que muchos están acostumbrados. Allí, todo cuesta más, el trabajo es muy duro, las oportunidades no son las mismas, la ayuda no llega, pero esto no los detiene. El sacrificio es más grande, pero también su anhelo de progresar.

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