Nuestras islas

Dónde está mi bandera: una historia sobre Malvinas

La historia del destino de la bandera arriada del mástil del gobernador británico cuando las tropas argentinas tomaron las Malvinas el 2 de Abril de 1982. Un periodista que cubrió el conflicto bélico consiguió enviarla a Buenos Aires y así evitó que los ingleses se apoderaran de ella.

Oscar Pinco sábado, 2 de abril de 2022 · 15:30 hs
Dónde está mi bandera: una historia sobre Malvinas

Al cumplirse 25 años del desembarco de Malvinas publiqué una nota contando un hecho anecdótico de la gesta de Malvinas del que fue protagonista un antiguo compañero de la Agencia Télam, Carlos García Malod (ya fallecido), quien cubrió la guerra en Puerto Argentino, hasta que las fuerzas británicas lograron la rendición de las tropas argentinas. Cubrimos el turno de la noche en la agencia de noticias -de 19 a 1- y algunas madrugadas el ex corresponsal de guerra nos invitó a su casa e hizo gala de su saber culinario como gran anfitrión. En una de esas charlas donde entrada la madrugada coexistían bohemia y sobremesas con buenos vinos, desplegó ante mí una verdadero testimonio: la bandera británica que arriaron las tropas argentinas ese mítico 2 de Abril de 1982.

Un fotógrafo británico que a finales de los 90 vino por un año a instalarse a Buenos Aires me contactó para hacer algunas producciones periodísticas para el diario londinense The Guardian, que traduje al inglés, y le pedí a mi querido “Cabezón” (como llamábamos los amigos de la redacción a García Malod) que me contara en “on” esa historia, a lo que accedió. Entonces bajo el título ¿Where is the flag? escribí esta nota, que por diferencias con el “photographer”, jamás la envié. 

Ya radicado en Mendoza, durante un almuerzo conocí al hermano del Capitán de la Armada, Pedro Edgardo Giachino, quien fue el primer muerto en combate de la guerra de las Malvinas, y le conté el tema, y él me pidió por la memoria de su hermano, que publique esa historia, y así la misma salió a la luz en la Revista Gente.

En un blog personal encontré mi escrito (de Abril de 2007), que hoy, al cumplirse 40 años de la Gesta de Malvinas, reproducimos de manera especial para MDZ:

El 2 de abril de 1982, tropas del Ejército argentino arriaron la bandera británica de la casa del Gobernador de las Islas Malvinas, Sir Rex Hunt, y ese día, Puerto Stanley pasó a llamarse Puerto Argentino. Pero las tropas inglesas recuperaron el 14 de junio de ese mismo año, el archipiélago.

Ese día, los generales Jeremy Moore, comandante de las fuerzas británicas, y Mario Benjamín Menéndez , Gobernador militar, acordaron el alto el fuego y la rendición de las tropas argentinas.

 

Sin embargo, ni las Task Force inglesas, ni el Foreign Office pudieron recuperar el emblema patrio de las Islas; la bandera británica con el símbolo de la oveja en el centro que había sido bajada del mástil de la gobernación 73 días antes. Pero la misma tampoco la tiene el Gobierno argentino. Entonces: ¿Dónde está la bandera?.

Luego de 25 años, nuestra investigación periodística nos llevó a determinar que uno de los pocos periodistas que pudo cubrir en el lugar el conflicto armado, es el poseedor de la misma, y aceptó ser entrevistado por nosotros.

Muy cerca de la esquina más emblemática del tango, San Juán y Boedo, en Buenos Aires, nos encontramos en su domicilio con Carlos García Malod, de 70 años, quien se jubiló hace 5 años como productor periodístico del canal de noticias “Crónica TV”, y hasta hace 12 años trabajó en la Agencia de Noticias Télam, medio para el que cubrió la guerra.

“La bandera la tengo yo, pero ahora la saqué de mi casa y está en un lugar seguro y que no despierta sospechas”, nos dice García Malod, “así que el SAS, el MI5 y el MI6 abstenerse”, acotó y nos entrega las fotos de la mítica bandera sacadas en el patio de su casa, que siente como un real “trofeo de guerra”.

Sobre como se la apropió, asegura: “Nosotros teníamos equipos de radio trasmisión, y permitíamos que algunos conocidos vengan a hablar al continente con sus familias. Uno de ellos que se comunicaba con su novia era un ayudante del gobernador Menéndez, un Teniente de nombre Guillermo Amuchástegui. Hasta que yo le dije ‘esto no es gratis’”.

“Me preguntó que quería, para que lo dejáramos seguir hablando, y yo le pedí la bandera. Al principio me dijo que no. ‘Yo quiero la bandera oficial de la gobernación de The Faulkland Island, en donde murió el Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giacchino’. Yo le dije que si no me traía la bandera, no hablaba más. Y me dijo que él no se la podía robar, pero me dijo en donde estaba”, aseguró.

“Un día nos invita Menéndez a la gobernación. Fue el 7 de junio, fecha que en Argentina se celebra el Día del Periodista, una semana antes de la rendición. Pedí permiso para ir al baño, y con el planito que me dibujó Amuchastegui, llegué a una alacena en la cocina de la casa de la gobernación, en donde tenían escondida la bandera inglesa. La camuflé entre mi ropa, y también me robé un salamín”, confiesa.

“En el primer envío a Buenos Aires la sacamos. Vino “evacuada”. Hubo alguien, no puedo hacer público su nombre, que fue un capitán de Ejército herido en batalla, que me la trajo escondida entre sus pertenencias, y cuando llegó a Buenos Aires, llamó a mi mujer de entonces, y se la entregó, junto con unos rollos de fotografías”, admitió.

Sobre si alguien se la quiso comprar, el periodista comentó: “Algunos se enteraron que tenía esta bandera. César Cao Saravia, un empresario nacionalista salteño me ofreció dinero. También un sindicalista, Armando Cavallieri, me ofreció por ella 25 mil dólares. Pero no la quise vender. Si en algún momento la Argentina vuelve a tener un gobierno serio, la donaré a algún museo para que sea expuesta y bien custodiada”.

Sobre su experiencia al cubrir el conflicto armado, García Malod admitió: “Los últimos días sentimos mucho temor, porque estaba terminando una guerra que habíamos perdido. Nosotros nos habíamos comprometido demasiado, más allá de nuestra condición de periodistas. El tema es sensible”.

“Después la ley nos reconoció como “combatientes civiles”, recibimos la “Medalla al Mérito” del Congreso de la Nación, unos años después, y como “Veteranos Civiles” recibimos una pensión del gobierno. Se reconoció en esa categoría a empleados civiles de las empresas que actuaron en el teatro de operaciones, y a los de la Marina Mercante”, dijo.

Acerca de si tuvo experiencias cercanas a la muerte, admitió dos: “En el fondo de nuestra casa cayó una bomba de 500 libras y no llegó a estallar. Se enterró en la turba del patio de atrás, en donde había una pequeña huerta. Esa bomba no cayó ahí por casualidad”.

“Otra momento peligroso fue en Bahía Elefante. Íbamos en helicóptero, se quedó sin JP1 –combustible- y tuvimos que esperar ahí toda la noche, con un frío insoportable, esperando que nos provean del mismo. En un libro que se llama “Las dos caras de la moneda” , que escriben los ingleses, dicen que un grupo de fuerzas especiales nos tuvieron a tiro de pistola en esa noche, pero no quisieron dispararnos porque tenían un objetivo principal y no querían deschavar su posición. Una vez que nos fuimos nosotros, en la madrugada siguiente, dinamitaron a 14 aviones argentinos que se encontraban en esa base”, aseguró.

García Malod llegó a las Islas el 13 de abril de 1982, once días después que las tropas argentinas arriaron de las mismas el pabellón británico en cuestión. Cubrió el conflicto bélico para la Agencia Télam –que pertenece al Estado argentino-. A fines de abril llegó al lugar otro periodista, Diego Pérez Andrade, para reforzar la cobertura.

Junto a ellos estuvo el técnico Carlos González, y los fotógrafos Román Von Ekstein, Eduardo Navone, y Eduardo Farré.

También había un equipo del noticiero del canal estatal ATC (Argentina Televisora Color) compuesto por el periodista Nicolás Kazanzew, el camarógrafo Lamela, y el ayudante de cámara Marcos Novo.

“Todos pertenecíamos a medios controlados por el Estado argentino, aunque había un camarógrafo, Eduardo Rotondo, que decía pertenecer a una agencia media extraña”, sostuvo.

Sobre el trato que ellos tenían con los lugareños, comentó: “Los kelpers nos hostigaban, nos tiraban los autos encima. No les gustaba nada lo que hacíamos nosotros, que lo sentían como una provocación. Y cuando se enteraron que nos robamos la bandera, se pusieron como locos”.

Sobre cómo se evacuaron de las Islas, acotó: “Inmediatamente después que se va el Papa de la Argentina, en Malvinas se produce la rendición. En la zona del muelle no podía haber militares. Por la Convención de Ginebra solo los civiles podían cargar a los heridos, que fueron 420. Fuimos a un trasbordador, el Yehuin, que iba hasta donde estaba fondeado el Rompehielos Almirante Irizar. Luego de tres días de navegación, el 18 de junio, llegamos a Comodoro Rivadavia, y finalizamos nuestra odisea”, puntualizó.

«El sábado 19 a la noche conseguimos vuelo a Buenos Aires, y el domingo 20 de junio, que era el «Día del Padre», pude reencontrarme con mi viejo, también periodista, que todavía trabajaba en la profesión, y esperó a que terminara la guerra para jubilarse. Ese día en la Argentina justamente se celebra el Día de la Bandera, y yo me reencontré en mi casa con este verdadero «trofeo de guerra», la bandera británica», finalizó.

Testimonios fotográficos 

La bandera británica arriada del mástil de la residencia del gobernador cuando los tropas de Argentina tomaron las Islas Malvinas el 2 de Abril de 1982.

García Malod (de barba) en Malvinas, junto al coronel Seineldín. Con el grupo de periodistas que cubrieron el conflicto tuvieron varios episodios en donde corrieron peligro sus vidas.

Recuerdos de la Guerra: Carlos García Malod sostiene una casco que se trajo desde el Archipiélago del Atlantico Sur. El «rescató» la bandera, y la atesora en su casa, en el porteñísimo barrio de Boedo.

El periodista -en el margen izquierdo- sacando a relucir sus dotes de cocinero. El lugar de residencia del equipo de Télam que cubrió el conflicto bélico lo abrieron como si fuera un «club privado» para que algunos de sus amigos pudieran tener un tiempo de esparcimiento en medio de tanto horror.

García Malod llegó a las Islas el 13 de abril de 1982, once días después que las tropas argentinas arriaron de las mismas el pabellón británico en cuestión. Cubrió el conflicto bélico para la Agencia Télam. A fines de abril llegó al lugar otro periodista, Diego Pérez Andrade, para reforzar la cobertura. Junto a ellos estuvo el técnico Carlos González, y los fotógrafos Román Von Ekstein, Eduardo Navone, y Eduardo Farré.

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