Psicología

De qué se trata el Síndrome de Münchhausen

El síndrome de Munchhausen es un trastorno mental caracterizado por tormentos psíquicos a consecuencia de crear dolencias para asumir el papel de enfermo, algo así como en El enfermo imaginario de Moliere, pero aún más intenso.

Carlos Gustavo Motta viernes, 15 de abril de 2022 · 21:45 hs
De qué se trata el Síndrome de Münchhausen
Foto: Pavel Danilyuk en Pexels

Münchhausen es un padecimiento donde la persona finge síntomas de forma repetida y consistente, en ausencia de trastornos, enfermedad o incapacidad somática o mental confirmados. En relación al cuerpo puede producirse a sí mismo cortes o erosiones para sangrar o, en algunos casos, inyectarse sustancias tóxicas. La simulación del dolor y su insistencia puede ser tan convincente y persistente que conduzca a exámenes de laboratorio e intervenciones repetidas en varios hospitales o consultas diferentes, a pesar de la obtención de hallazgos negativos repetidos. Se los llama "pacientes peregrinos" -de hospital en hospital- y se lo distingue de la "simulación" (ficticio, fingido o falso).

El nombre del síndrome se remonta a la figura del Barón de Münchhausen conocido por las asombrosas hazañas que inventaba, por narrar historias increíbles, todas ellas falsas, personaje que luego fue recreado por el escritor Rudolph Erich Raspe quien trató de emularlo con el célebre Don Quijote de la Mancha. Es en la década del 50 del siglo XX cuando se comienza a utilizar esta denominación para designar a las personas que fingían su enfermedad sometiéndose a terapias innecesarias para curarse. A fines del siglo XX se utilizó el término para referirse a dolencias en otra persona que depende de ellas, donde el niño es el principal perjudicado. En este caso se llama “síndrome de Münchhausen por poderes”. Con frecuencia resulta difícil establecer el diagnóstico entre otros motivos, porque la madre suele cambiar con asiduidad de médicos para tratar a su hijo y los familiares tienden a negar las sospechas. Incluso niños de mayor edad asumen el papel de enfermo para proteger a su madre.

Una miniserie, The Act (2019) se basa en un caso de la vida real donde este síndrome llevó al límite a su víctima. Es la vida de Gypsy Rose Blanchard sometida por su madre a un sinfín de tratamientos médicos y obligada durante toda su vida a usar una silla de ruedas. Sin provocar spoiler alguno, todo se sintetiza en la frase pronunciada por Gypsy: “No pensé que nadie me creyese. Temía a mi madre más que a cualquier otra persona”.

Existen algunos indicios que permiten al experto establecer el diagnóstico. En los primeros síntomas, el niño no tiene más de cinco años; un hermano también presentó problemas de salud inusuales o incluso falleció; la madre no se muestra tranquila con los resultados médicos o considera que el tratamiento es insuficiente y que se debe pedir otra consulta a otros profesionales (este es un dato fundamental porque el cambio de los médicos tratantes es una cuestión que debe ser tenida en cuenta); la madre sufrieron malos tratos o desatención durante sus infancia; pocas veces el padre acude a las visitas médicas, no se involucra o no se lo puede contactar.

Diversas son las hipótesis que se manifiestan en este síndrome. Una de las principales es que la madre quiere llamar la atención y obtener el reconocimiento por su esfuerzo como “madre sacrificada”. 

Ello les permite recibir protección y reconocimiento, así como construir relaciones y sentirse parte de su familia extendida que resulta ser el hospital mismo. También de este modo, consiguen dejar de lado otros problemas, conflictos u obligaciones. El síndrome de Münchhausen por poderes es una forma rara de maltrato. Para emitir un diagnóstico posible, el profesional debe disponer de toda la información para valorarla. 

Las sospechas por sí solas no permiten sacar conclusiones. En muchos casos, médicos y psicólogos con experiencia no pueden determinar el cuadro clínico, puesto que existen síntomas constantes o recurrentes sin una explicación lógica: un ingreso o un examen clínico minucioso del niño, no permiten obtener resultados claros. Ante un alta inminente, empeoran los síntomas y a pesar de las indicaciones, los dolores se mantienen o aparecen otros nuevos. Se verifica además, que con la separación de la persona de referencia, el niño muestra una mejoría.

Para que un tratamiento funcione en estos casos, el o la paciente debe admitir los hechos y tomar conciencia de los daños que pudo haberle causado al hijo confrontándose con su responsabilidad en los acontecimientos. Sólo entonces puede hablarse del inicio de un tratamiento dirigido al establecimiento de una cura.

Sin embargo, a muchos de estos hombres y mujeres que padecen el síndrome de Münchhausen por poderes también sufrieron experiencias traumáticas durante su infancia. Les resulta complejo reconocer las propias necesidades emocionales o lidiar con ellas sin mortificar al niño. Con frecuencia se recomienda una terapia en cada uno de los miembros de la familia y ver como cada uno de ellos han sido perjudicados por la situación, puesto que cada uno debe superar la vivencia y evitar las posibles consecuencias todas ellas dirigidas a las relaciones personales. Se debe actuar con prudencia bajo supervisión de los integrantes del equipo tratante manteniendo en el horizonte una prioridad: la seguridad del niño. Será el eje principal de un tratamiento posible.

* Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta


 

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