Medio Ambiente

El alarmante informe sobre la megasequía en Argentina

Profesionales del Conicet investigaron las huellas que quedaron en lo árboles en los últimos 600 años para determinar la evolución de los períodos secos. Aseguran que los eventos son cada vez más extensos en cuanto a territorio y con mayor duración en los últimos años. El escenario podría ser peor.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 9 de marzo de 2022 · 19:43 hs
El alarmante informe sobre la megasequía en Argentina
La sequía se podría intensificar si no se toman las medidas adecuadas Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

La dendrocronología es la ciencia que se ocupa de investigar las características y cambios que como un sello natural, quedan grabados en los anillos que van formando los árboles en su tronco a medida que crecen. Se trata de registros únicos que, interpretados por equipos de especialistas dedicados al tema, dan cuenta del impacto que los distintos fenómenos climáticos dejan en las diferentes especies arbóreas. Por lo tanto, explican los expertos, más o menos agua que los alimente a través de ríos; o más o menos lluvias que renueven sus copas, son factores determinantes al momento de saber a ciencia cierta la incidencia de factores antropogénicos (generados por los seres humanos) y climáticos.

Un Atlas para cambiar el futuro

Mariano Morales es doctor en ciencias biológicas e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Junto a un equipo internacional de científicos, afrontó el complejo desafío de completar un Atlas de la Sequía en la cordillera de Los Andes que comprende un exhaustivo análisis que se extiende desde el año 1.400 hasta la actualidad. Consta de 600 mapas de sequía desde el sur de Perú hasta Tierra del Fuego y desde la costa del Océano Pacífico hasta el Océano Atlántico.

“Desarrollamos un Atlas de Sequía. Estas reconstrucciones fueron posibles a partir de los registros naturales que quedaron en diferentes especies de árboles. De este modo es posible saber cómo fue el clima en el pasado, porque los árboles forman anillos de crecimiento y el ancho de esos anillos está en relación directa con los cambios ambientales”, detalla Morales.

El investigador explica que en los momentos en que las condiciones ambientales son buenas, en cuanto a cantidad de agua y temperatura, esto hace que el crecimiento sea mayor. En cambio, cuando se atraviesa por un período de sequedad, los anillos son angostos. De este modo detalla, “es posible reconstruir el clima del pasado”. En este caso el equipo pudo aprovechar una extensa red cronológica que fue investigada por los expertos del Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Cricyt) desde hace más de 40 años.

Trabajo colaborativo

Con esa información más la que se logró recopilar a partir de la base de datos existente sobre los datos climáticos de la región a estudiar, fue posible arribar a las conclusiones.

En suma, destaca Morales, avanzar en las investigaciones fue posible gracias a a colaboración de numerosos equipos de académicos, científicos nacionales e internacionales. “Para poder realizar estos estudios se necesita de mucha colaboración. Este Atlas es el resultado del trabajo conjunto con colegas chilenos de la Universidad Austral, como así también de Bolivia y Estados Unidos”, aclara el investigador y detalla que había un gran faltante en todo el Hemisferio Sur en relación al Atlas de la Sequía. El desafío, fue de este modo, instalar el trabajo en un marco más global, en relación a la dinámica climática a gran escala; entre los que se destacan eventos puntuales como el de la sequía. “El desafío fue poder desarrollar un Atlas con los mismos métodos usados para desarrollar los otros Atlas”, detalla Morales.

Proceso cada vez más acelerado

Lograr crear un “paneo” exhaustivo sobre las condiciones climáticas del los últimos seis siglos permitió a los científicos a arribar a conclusiones concretas: en toda el área analizada se detectó que los árboles han subsistido a sequías muy severas y cada vez más extensas espacialmente. “Este aumento de las sequías severas se da principalmente en los últimas décadas. En el siglo 19 por ejemplo, este tipo de eventos extremos se daba cada veinte años y ahora lo notamos una vez cada diez años”, detalla el especialista.

Con este registro de tipo real y no simulado es posible contar con modelos predictivos climáticos futuros. La cordillera mendocina, no está exceptuada de la repetición y extensión de los fenómenos de megasequía. De hecho Morales alerta que desde la última década hasta la actualidad, se registraron condiciones de sequía muy severa. “Así es como se denomina a esta década. No es que en el pasado no ha habido eventos secos se sequía. Pero los estudios indican que nunca se ha visto antes una sequía con estas magnitudes” explica Morales.

En ese contexto, la variabilidad climática que depende principalmente del Océano Pacífico tiene una alta influencia, aunque existe un alto porcentaje que aparece unido de manera directa a la acción humana, entre un 20 y 30%. Así, detalla Morales, “toda la zona central de Chile, Mendoza y el norte de Neuquén, conforman una de las zonas más impactadas por el calentamiento global. El hemisferio sur es mas vulnerable que el norte a las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Esto se debe a las diferencias socio- económicas principalmente", explica el especialista y alerta que "los impactos del calentamiento global tienen consecuencias más graves si no se cuenta con planes estratégicos para mitigar sus efectos. Para esta región de la cordillera, la lluvia y nieve que normalmente caeria, se está desplazando hacia el sur".

Una "muestra" de lo que será el futuro

El panorama a futuro, en el caso de que los países no concreten políticas concretas para disminuir la emisión de gases contaminantes, es cuando menos, complejo, pues el mayor impacto de la sequía se sentirá entre las poblaciones más vulnerables, que tendrán más dificultades de mitigar estos efectos. Las condiciones que hoy se viven, alerta Morales, son tan solo una muestra de lo que será el escenario en un plazo no muy extenso.

Algunas opciones, como la utilización de las energías limpias (eólica y solar) pueden plantearse como una alternativa, siempre y cuando sean opciones accesibles a la población y no solo a los sectores con mayor accesibilidades económica.

La adecuada administración y utilización del agua también colaborará a revertir el proceso que ya se inició. “Pensar en todo ello, implica un cambio de mentalidad; es fundamental pensar en las prioridades; el futuro debe estar más focalizado a pesar el modo en que se ha gastado la energía”, reflexiona Morales y destaca que si no se toman las decisiones adecuadas, “el clima va a presentar cada vez peores condiciones. El escenario contrario, en cambio, permitiría llegar a una especie de transición en la que sea posible descarbonizar el medio ambiente”.

El trabajo por delante, en este sentido, es arduo, complejo y requerirá de visiones transversales que integren todos los aspectos ligados al actual modo de vida.

 

 

 

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