El particular origen pagano del árbol de Navidad

La Navidad se encuentra a la vuelta de la esquina y esta semana millones de argentinos armarán el pino de Navidad. Sin embargo, pocos saben el origen pagano de esta tradición, la cual fue absorbida por el cristianismo.  

Cuando los cristianos llegaron al norte de Europa, a la Escandinavia, descubrieron que los habitantes tenían una celebración en la que adornaban un árbol para celebrar el nacimiento de Frey, dios nórdico del Sol y la fertilidad. 

Tras la cristianización, los conversos, persona que adoptaba una creencia religiosa que antes no profesaba, tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo.

La conversión de una religión a otra no se da de la noche a la mañana, por lo que varios paganos continuaron practicando este ritual. Según una leyenda, San Bonifacio, que fue el evangelizador de Alemania, cortó un árbol que consagraba al dios Thor y en su lugar puso un abeto que simbolizaba el amor de Dios. A este árbol lo adornó con manzanas y velas, las primeras simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las segundas, representaban la luz de Cristo.

Conforme pasaba el tiempo, las manzanas y las velas se transformaron en esferas, luces y otros adornos. Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por San Nicolás o Papa Noel.

Se cree que el primer árbol de Navidad, como se lo conoce en la actualidad, fue armado en 1605 en Alemania con el objetivo de combatir el frío. Mientras que Riga (Letonia) y Tallin (Estonia) compiten entre sí para saber cuál ciudad colocó un árbol de Navidad primero en medio de una plaza. 

Actualidad 

Hoy en día, el árbol de Navidad se ha transformado en una costumbre en la gran mayoría de países, pese a que la población no sea cristiana o católica, como es el caso de países como Japón o China. 

La fecha del armado de este símbolo navideño varía dependiendo del país. Mientras que en Estados Unidos se coloca luego del "Día de Acción de Gracias", en Alemania el árbol es comprado con anterioridad y decorado el mismo 24 de diciembre. 

Para la gran mayoría de países católicos, el árbol se arma el 8 de diciembre por el día de la  "Inmaculada Concepción de María", proclamado por el papa Pío IX en 1854.