Fin de año en Madrid

Despedimos un 2022 encarrilado en una montaña rusa

Faltan 2 días para darle la bienvenida al 2023, y mirando hacia atrás, si en algo destaca este año que está llegando a su fin, sería por sus grandes contrastes en la vida pública y las subidas y bajadas en cuestión de derechos humanos y, más en concreto, los de la infancia y la mujer.

Leire Navaridas viernes, 30 de diciembre de 2022 · 10:00 hs
Despedimos un 2022 encarrilado en una montaña rusa
Leire vive en Madrid junto a su familia. Foto: Leire Navaridas

Ilusión Vs. duelo: Recordemos que hace un año, por estas mismas fechas navideñas donde los reencuentros familiares y las reuniones sociales se elevan exponencialmente, nos tocó enfrentar una nueva ola de Covid-19, al menos en España. No fuimos los únicos que, ante un posible caso positivo en casa por contacto estrecho y por prevención, tuvimos que cancelar la cena de nochebuena con el resto de la familia. Muchas personas tuvieron que compartir mesa con la fatídica soledad.

Asimismo, muchos hogares tuvieron que ser testigos de la ausencia de la ilusión de la navidad - con todo lo que representa: alegría, amor, unión, generosidad, - por el duelo de la pérdida de un ser querido. Dentro del grupo de madres (y un padre) al que acompaño a superar el trauma del postaborto, esta época se hace especialmente dura, porque la natividad o la entrega generalizada a hacer felices a los niños y a ayudar a los más vulnerables, les remarca aún más la pena -y mayormente la culpa- de no tener entre sus brazos a sus hijos, que perdieron traumáticamente antes de nacer.

Foto: Leire Navaridas

Ni qué contar si estas fechas coinciden con el momento en el que el bebé tuvo que haber nacido o bien tuvo lugar la Intervención Violenta del Embarazo (IVE) que acabó con el ciclo vital de ese nuevo ser humano.

Buenas noticias desde EEUU: Pero como la vida es mucho más que drama y fatalismo, podemos celebrar la noticia de que
este verano, concretamente el día en el que yo felizmente cumplía 40 años, el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogaba el derecho al aborto. Esto no quiere decir que lo ilegalizara, sino que con esta sentencia deshacían el desastre de 1973 que convirtió en derecho (supuestamente feminista) toda una serie de manipulaciones misóginas cuyo último fin era el ánimo de lucro, así como el descenso de la población afrodescendiente, entre otros, en pro de la eugenesia y bajo el legado ideológico del KKK abanderado por Margaret Sanger, fundadora del mayor lobby proabortista: Planned Parenthood, que hace creer a la mujer que abortar es
inocuo, incluso sano, algo que reporta solamente unos cuantos millones de dólares a la industria.

Foto: Leire Navaridas

Ideología destructiva en nombre de los DDHH: Con esa misma ingeniería social, la de vestir en forma de conquista de Derechos Humanos un interés económico, lo que supone, como mínimo, una violencia hacia los cuerpos, en España coincidiendo con la época de Navidad, en la que estamos con las alertas políticas mayormente desconectadas, están aprobando la llamada Ley Trans. Esta aberración legitimada ahora por un congreso va a permitir que, por ejemplo, un hombre (porque le sale de los huevos, y perdón por la grosería) pueda autoidentificarse como mujer, y “como tal” pueda ocupar espacios exclusivos de la mujer: desde vestuarios públicos o cárceles hasta campeonatos deportivos femeninos. Ni qué decir la exposición de los menores a quienes en plena adolescencia - caracterizada por la revolución hormonal, el caos mental y la definición de la propia identidad- no solo se les va a permitir un supuesto “cambio de sexo” -como si uno pudiera cambiar de sexo, edad o raza a su antojo- sino que se les va a promover a ello con discursos de adoctrinamiento ideológico y protocolos que desactivan la tutela de los padres, y que ya están
teniendo lugar, mayormente, en la escuela pública.

Foto: Leire Navaridas

La Ley de la Naturaleza humana: el amor Pero insisto, la vida es mucho más trascendente y constructiva que cualquier drama, castigo o discurso aberrante, por mucho que éste cale socialmente. Recordemos que la verdad cae siempre por su propio peso y que la conciencia es esa luz presente en cada ser humano que nos guía sin derrota posible por el camino del amor. Por mucho que busquemos acallar la voz interna, tapar la desconexión con nuestro propio ser consumiendo o guerreando, la conciencia y la naturaleza amorosa del ser humano tienen una fuerza sobrehumana que nos permite rectificar en cualquier momento y recuperar nuestro sentido de la vida, en respeto y armonía con el de los demás.

Foto: Leire Navaridas

Es así como yo he podido reconstruir mi integridad como ser humano mujer dos abortos después, y soy capaz actualmente de disfrutar en plenitud de la maternidad, con la fuente de amor incondicional que nos regala, así como de la unión total con el hombre.
Así, esta conciencia de que la naturaleza del ser humano es amor, está hecho para el amor y se mueve por amor, nos da la oportunidad de vivir en coherencia con esta ley y sentir la paz interior de que, mientras estemos vivos, vamos a respetar y facilitar la realización de todo ser vivo.

¡Bienvenido sea 2023! Un buen año para entregarse al amor.

* Leire Navaridas vive en Madrid, mamá de 3 hijos.

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