El Obelisco, una vieja medalla y un anhelo sin tiempo

El Obelisco de la ciudad autónoma de Buenos Aires. Emblema de las victorias y pérdidas más fructuosas de la Argentina. Un perímetro de cantos y llantos subalternos que quedan en el vinilo de la historia criolla. Los hinchas cantan desesperados por hacerles llegar su orgullo a los jugadores de la selección argentina. 

"Dale campeón, dale campeón", vacilan las gargantas rojas de tanta rotura emocional. Cantos hacia los brasileños, ingleses, franceses y todos los que se tambalearon ante los pies argentinos en el último tiempo. 

El himno nacional es otro de los temas de repertorio que genera locura y desenfreno en los hinchas que anhelan una visual directa con el rey de este mundo extraño, Lionel Messi. Los bombos, estruendos y banderas son parte de la fachada porteña; quedarán para siempre en estas calles llenas de suciedad, pasión y recuerdo. 

Los vendedores ambulantes son otra cuestión de los festejos; reposan en las oscuridades y hacen del tango una odisea. Los productos son diversos y abarcan todo tipo de escalada y necesidad. En este caso, se han apuntado nuevos vendedores dado la oportunidad de ganancia. 

Las banderas cuestan $1.500 y los pilusos/gorros $2.000. El agua cotiza en $300 y la cerveza en $500. La espuma por su parte se vende a $600 la unidad y $1.000 el par. 

"Esto es lo mejor que me pasó en la vida. Vine el domingo y estoy hoy también. Vendría todos los días de mi vida a alentar a los jugadores. Espero que sepan lo que nos dieron. Una alegría inmensa que nunca nadie va a remediar", le comentó a MDZ un hincha en Avenida Córdoba y 9 de Julio.