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Ricardo Villalba: "Estamos empujando al mundo fuera de lo natural"

Ricardo Villalba es uno de los más reconocidos especialistas en cambio climático. En una entrevista a fondo, explica las consecuencias y riesgos del calentamiento sobre el país y el mundo. Más sequías, menos agua disponible y la necesidad de un cambio profundo. Mirá la entrevista en 2 videos.

Pablo Icardi
Pablo Icardi miércoles, 9 de noviembre de 2022 · 07:07 hs
Ricardo Villalba: "Estamos empujando al mundo fuera de lo natural"
Foto: Maximiliano Ríos/MDZ

Ricardo Villalba juega con el tiempo. Como científico lee los árboles y glaciares para entender de dónde venimos y trazar escenarios hacia adelante en un proceso difícil de revertir y que es tangible: el cambio climático, la consecuencia más brutal de la actividad humana sobre el planeta que acelera eventos extremos, agudiza las contingencias (sequías, inundaciones) y cambia la forma de vivir. Habla con la paciencia de un docente y el respeto de buen vecino. Nunca va a interrumpir una charla mirando el celular, va a graficar de manera llama hasta la realidad más dura. "La extinción de especies es 100 veces mayor a lo natural", explica, por ejemplo. 

Villalba es uno de los científicos más destacados del país y fue parte del equipo del IPCC que recibió el Nóbel de la paz por la contribución a la lucha contra el cambio climático. Como parte del IANIGLA es uno de los custodios de los glaciares argentinos, la gran caja de ahorro de agua de la cordillera. Y alerta sobre la necesidad de cambiar nuestro modo de vida y la relación con el planeta. Es un tema de máxima tensión mundial. En Egipto se realiza la cumbre de cambio climático para que los Estados se pongan de acuerdo en políticas para evitar que la temperatura siga subiendo. Pero desde cada sector se puede aportar. 

-¿Las consecuencias del cambio climático son más agudas de lo que esperaban?
-La situación es un poquito más aguda de lo que se estaba pensando. Generalmente los escenarios que se establecieron han sido sobrepasados por las condiciones reales. Para que nos ubiquemos, a principios de mayo, que es cuando la concentración de gases de invernadero en la atmósfera alcanza su valor mayor, el valor este año superó las 420 partes por millón y si uno se va en la historia del planeta hacia atrás, necesitamos ir 4 millones de años para alcanzar estos valores nuevamente. O sea que estamos viviendo una situación totalmente inusual. La concentración normal de dióxido de carbono de la Tierra en el último millón de años osciló entre 180 y 280 partes por millón. Y estamos en este momento en 420 partes por millón.

-¿Qué hace el mundo para cambiar?
-La comunidad científica y los tomadores de decisión escala global, el IPCC, están solicitando que hagamos el gran esfuerzo de no superar las 450 partes por millón, en la cual se estima que el aumento de temperatura va a superar los 1,5 grados centígrados. Me consta que la gente lo siente, que lo vemos nosotros en los glaciares cuando vamos al campo, que lo vemos en los bosques. Los cambios que están ocurriendo han acontecido con un aumento de la temperatura planetaria que está cercana a un grado centígrado, un valor medio. Entonces, cuando uno habla que la temperatura del planeta va a aumentar 1,5 y posiblemente es muy probable que siga aumentando, nos indica que la situación futura va a ser problemática y no está lejos. No me gusta asustar a la gente, sino simplemente informarla que sea consciente de que estamos viviendo una situación particular en la historia del planeta y que esto va a requerir grandes cambios y que va a requerir la colaboración de todos.

-¿Cómo uno puede adaptarse a esa realidad que uno ve y ya no es una película de ciencia ficción?
-De las herramientas que proponen los científicos, la mitigación, que es la disminución de la concentración de dióxido de carbono, es algo que fundamentalmente uno lo va a esperar de los países en desarrollo que en la historia fueron los grandes emisores y siguen siendo en este momento los grandes emisores. El resto los escasos recursos que tenemos los tenemos que usar en adaptación, es decir, es la prioridad y uno lo va a ver y lo siente ya aquí en Mendoza, pensando en un recurso como el agua.

-Ese es uno de los grandes temas.
-Todos los mendocinos somos conscientes que desde el año 2010 inicio un período de sequía que se conoce como la ‘mega sequía’, la famosa mega sequía que la cual durante más de 12 años la nieve en cordillera no ha vuelto a sus valores normales. Y obviamente esa cordillera fantástica que tenemos justamente está sufriendo por efecto de este cambio climático. Es decir, este proceso que posiblemente no se originó acá en Mendoza, es un problema global y que requiere, para colmo, soluciones globales. No depende de que digamos de ahora en más no emitimos más gas y de golpe va a empezar a nevar en la cordillera.

-Esto no va a pasar.
-Pero estamos con todas las ventajas que dio posiblemente este proceso global. La globalización, las comunicaciones, también nos crea problemas, que por ser de naturaleza global requiere soluciones globales. Es decir, requiere que todos nos pongamos de acuerdo. Es algo muy difícil entre tres personas, entre cuatro personas, mucho más entre 8 mil millones de personas que vamos a vivir en este planeta. Es extremadamente difícil, pero es el desafío que tenemos como seres humanos, como la especie que está manejando el funcionamiento, controlando, regulando el funcionamiento de este planeta.

Villalba intenta alertar y educar.

La enciclopedia natural

-Es muy tangible en Mendoza con la mega sequía, también en el otro lado de la cordillera, en Chile. ¿En la historia, hay un antecedente similar a tantos años de falta de agua o de falta de nieve en la cordillera?
-Bueno, nosotros usamos justamente los anillos de los árboles para recoger información y el árbol es un ser que graba en la madera todo lo que ve. Es decir, el árbol que está en frente de casa sabe cuándo lo regamos, si no lo regamos, si dejamos el auto emitiendo y contaminando y afectando las hojas, si lo ataca una plaga, entonces eso lo va ‘escribiendo’ y nosotros vemos la posibilidad a través justamente de un laboratorio que tenemos aquí en Mendoza de leer la historia es a través del árbol. Empleando estos anillos de los árboles hemos podido reconstruir justamente cómo ha ido variando la precipitación, en los últimos mil años. Lo que estamos viviendo no tiene precedentes en la historia. Nos podemos remontar mil años y no vas a encontrar en ese registro una situación de sequía tan extraordinaria.

-El árbol termina siendo una especie de enciclopedia histórica.
-Me encanta verlo así porque el árbol crece y forma un anillo. Entonces uno lo puede ver como capas que con cierta perspectiva, en una sección transversal, parecen como las hojas de un libro y es leer. Nuestros alerces en la Patagonia tienen 2 o 3 mil años acumulando esa historia fantástica. Digamos entonces algo que hace que a los que queremos los árboles todavía los respetemos más, porque estamos a veces parados frente a un ser que lleva viviendo 3000 años. Eso es algo maravilloso.

Los glaciares en la cordillera están en retroceso.

-Hay otro elemento clave, que son los glaciares, nuestra gran caja de ahorro de agua.
-A mí me parece que es súper importante y tratar de comunicar a la gente lo fantástica que es nuestra cordillera. El agua baja de la cordillera, pero hay que preguntarse por qué baja de la cordillera. Porque tiene unas propiedades y que tiene la capacidad de interceptar las masas de aire que vienen del Pacífico. Ahí se produce precipitación. En invierno acumula esa precipitación, esa nieve se va a derretir y eso va a dar el agua para nuestros ríos. Pero a su vez en momentos en que la nieve sobraba, esa nieve permanecía y se transformaba hielo. Entonces toda esa estructura de la captación del agua, de la acumulación del agua, de la regulación del agua, es única. Tenemos un dique perfecto. Podríamos hacer cualquier la obra de ingeniería, la mejor obra de ingeniería que no vamos a superar a esa es la Cordillera de los Andes.

-Ese sistema está en problemas.
-Bueno, ese dique, obviamente, como consecuencia del cambio climático, está sufriendo impactos y uno de ellos es justamente la reducción de los glaciares. Es decir, hablábamos anteriormente de la disminución de la precipitación que ocasiona esta mega sequía que estamos viviendo. Y esa mega sequía también tiene efecto sobre los glaciares. En este momento tenemos claro ese balance entre lo que se acumula río y lo que se derrite abajo está trastocado porque está nevando en menor cantidad y entonces los glaciares están retrocediendo. Simplemente para que te des una idea. En el año 1968 la provincia de Mendoza vivía una sequía enorme y justamente el Instituto de Nieve y Glaciares nace como consecuencia de esa sequía. La gente se preocupó, se secaron los ríos. Siempre bajaba agua a la cordillera. Ese año también bajó agua y bajó el 40% del caudal del río Mendoza, aunque no nevó.

-Con una acumulación nula de nieve, igual había un 40% de agua.
-Se estima que fue un 5% de lo normal, prácticamente muy cerca del cero, y el caudal fue de 40. La pregunta era: ¿de dónde viene el agua? Esa agua venía de los glaciares, justamente ese efecto regulador de los glaciares que tiene la capacidad de entregar agua en un momento tan crítico como justamente cuando lo tenés, pero nunca te dejan sin agua.  Entonces la pregunta es si hoy frente a una sequía de esa magnitud que fue natural ¿Nuestros ríos nos van a dar el 40%? Posiblemente ya no vamos a tener el 40%.

-¿Cuáles son las consecuencias?
-Por el otro lado tenemos más demanda. Son del año 68. En la actualidad la provincia de Mendoza duplicó la población. Suena como algo muy increíble, porque con toda la tecnología, con todos los avances, con todo lo que conocemos, la provincia de Mendoza frente al agua ahora es más vulnerable que lo que era 50 años atrás. Entonces eso es interesante y un dato muy importante. Entre el año 2000 y el año 2018 se hizo un balance de cuánto hielo hemos perdido en la cordillera utilizando imágenes satelitales. La pérdida de los glaciares es igual a 1450 hectómetros cúbicos de agua. Es como si yo me siento a mirar el río Mendoza sin agua durante un año. Es decir, se fue más del caudal anual del principal río de la provincia. Es el 103% del caudal del río Mendoza en un año bueno. Eso es lo que se perdió de hielo entre el año 2000 y el año 2018. O te lo digo de otra forma para que sea más fácil de entender. Es 3,7 veces el dique Potrerillos.

-Con estos datos no podemos ni producir igual, ni vivir igual. ¿Qué cambios se imaginan que debería haber en la vida cotidiana y hasta en la forma de producir?
-Lo ideal sería que la nieve volviera a la cordillera para que la nieve vuelva a la cordillera como era antes, para eso tenemos que volver a un mundo como el que era antes, es decir, un mundo donde no tenga 420 partes por millón de dióxido de carbono y tengamos todo este proceso de calentamiento global. Esto hace que tengamos menos nieve en la cordillera. Entonces eso es clave, pero eso es como hablábamos en algún momento requiere una respuesta global que no depende exclusivamente de que Mendoza decida reducir sus emisiones. Entonces algo que tenemos que hacer es impulsar, motivar, educar sobre la importancia de reducir de alguna forma las emisiones. Eso es un desafío. Ese es de una forma el camino correcto a la corrección de este problema. Estamos viviendo, que obviamente no se va a solucionar en un año, va a ser obviamente algo de muy largo plazo.

-¿A corto plazo se puede hacer algo?
-Todavía somos bastante ineficientes en el uso del agua, es decir, de la cantidad de agua que sale del río, aproximadamente un 50% a veces, o a veces inclusive menos, llega al viñedo o al frutal. Evidentemente tenemos que aumentar esa eficiencia. Entonces podemos, todavía tenemos una cierta espalda para poder mejorar.

-Seguir aguas abajo.
-Para ser claro, vamos abajo, porque lo de arriba va a requerir una respuesta global. Entonces, la que tenemos que impulsar fuertemente es esto, porque si tuviéramos un poquito más de agua podríamos crecer más. Es decir, el hecho de que la provincia de Mendoza esté limitada no es que los mendocinos no quisiéramos tener más viñedos, más frutales, simplemente no tenemos más agua. Entonces es el elemento clave y fundamental, es el elemento para el desarrollo justamente de la provincia. Pensar en formas de riego más eficiente es uno de los caminos. De alguna forma u otra el productor conoce y tiene cierta sensibilidad a la situación climática que estamos viviendo en la actualidad. Esto es lo que hay que hablar, de esta adaptación hacia el cambio climático.  Hay toda una, un desplazamiento hacia la alta montaña, es decir, el corredor productivo está todo al pie de la cordillera donde estamos teniendo, porque es.

Segunda parte

-¿A qué se debe?
-Hay una motivación; que el clima está empujando este tipo de cosas, este tipo de actividad a desarrollar en esos ambientes tenemos que seguir explorando eso. También hay herramientas que tenemos que ir considerando. Por ejemplo, desde el punto de vista de la genética, desde el punto de vista del mejoramiento de las variedades.

-¿Hay otros factores importantes?
-El otro evento son las olas de calor. Es decir, tener cuatro o cinco, una semana, diez días con temperaturas por arriba de 35 grados, está claramente demostrado que eso desmejora la calidad de los vinos. Entonces, bueno, si queremos seguir teniendo vinos de primera calidad, veamos cómo nos vamos a adaptar a este tipo de situaciones. Es decir, qué técnicas tenemos que ir usando justamente para adaptarnos a este proceso de calentamiento global, donde se va casi el 80% del agua.

-¿Usted considera si justamente hace falta incorporar la adaptación al cambio climático como un ítem dentro de las decisiones, dentro de la planificación?
-Bueno, sin duda. Estamos mirando y queriendo ver el futuro de la provincia, de la región, y hay que incorporarlo. A mí me enorgullece justamente que el Instituto de Nieve y Glaciares y Ciencias Ambientales (IANIGLA) haya tenido una participación tan importante en una ley nacional, como la de glaciares. Es súper importante cómo a través justamente del contacto, de la comunicación, de la interacción entre los científicos y los tomadores de decisión, hemos llegado a esta ley que protege ese recurso hídrico estratégico que como hablábamos, nos puede dar el 40% del agua a la provincia de Mendoza en un momento crítico, cuando no tengo nieve en la cordillera. Que hace entonces que claramente la ciencia ayudó a que los políticos pudieran ver que menos del 1% de la superficie provincial que es tan importante tiene que estar protegido porque es el agua de los mendocinos.

-Lo voy a poner en términos dramáticos, el 100% lo voy a exagerar como zona de la producción, depende del 0,83% del territorio que son los glaciares.
-Ese 0,83% nos permite amortiguar un año desfavorable.

-La ciencia puede ayudar a la toma de decisiones sobre si se puede o no hacer un dique, un proyecto productivo…
-La ciencia tiene para aportar y yo considero que es una situación, una interacción que tiene que alimentarse de los dos lados, es decir, el científico tiene que estar propenso a contribuir y a disponer de su tiempo para brindar información que es válida. Y también el político tiene que justamente interrogar, preguntar, consultar y mirar hacia el futuro en función de lo que la ciencia está demandando. Entonces también uno podría pensar que la provincia de Mendoza, como a veces uno escucha, lamentablemente que bueno, no tenemos opciones, que tenemos que ir a actividades que no nos gustan. El mundo está demandando energía alternativa. Yo sueño con que Mendoza se transforme en un polo de desarrollo de energías alternativas

-El potencial lo tiene.
-Claro. La provincia de San Juan está liderando la producción de paneles fotovoltaicos. ¿Por qué no Mendoza? Por qué no transformar a Mendoza con la Facultad de Ingeniería con pocos recursos que se puedan poner en la ciencia local para generar calefón solar, paneles fotovoltaicos, dar trabajo genuino a la provincia y transformar a la provincia en un polo de desarrollo productivo de energías alternativas. Sería fantástico.

-Es un cambio de enfoque porque las consecuencias son difíciles de revertir.
-Justamente lo que está demandando y que está demandando el planeta, porque nos estamos metiendo con esto de la quema de combustibles fósiles, con la deforestación global en un cuello de botella que estamos comprometiendo. Luego los rangos de desaparición de especies son 100 veces lo que deberían. Están desapareciendo 100 veces más especies que lo que tienen que desaparecer del punto de vista geológico. Especies que van a lo que es, que nos han servido y podrían cuando desaparezcan para los remedios, para ensayos. Y después desde una concepción ética. ¿Qué derecho tenemos nosotros como especie para hacer desaparecer la vida sobre el planeta?

-De nuevo; no vamos a vivir igual…
-Bueno, seamos parte de esto. Seamos parte bueno y de un montón de otras situaciones. Pero por ejemplo, lo que yo estoy pensando cómo la provincia de Mendoza, como el gobierno, las fuerzas vivas interesadas en la vitivinicultura que nos da vida no estamos ya trabajando en el mejoramiento de especies, en ver cómo se va a adaptar nuestro Malbec, nuestras especies, nuestras variedades emblemáticas a las situaciones climáticas.

-¿Estamos quedados en la búsqueda de soluciones?
-Sí, en pesar cómo vamos a hacer en 20 años, cuando tengamos la mitad del verano con olas de calor. Cuando yo nací en San Rafael y en Mendoza, las noches tropicales (con más de 20 grados) eran cinco o seis noches al año. En este momento tenemos más de 30, 35 noches tropicales en Mendoza. Entonces significa que nos levantamos de mal genio, de mal carácter, que nos afecta el sistema inmunológico. Vamos a ser más sensible a enfermedades.

-Otra cosa es no pensar solo en el aquí y el ahora.
-Sin duda. Hay una necesidad de cambiar este paradigma. Somos la especie inteligente, la que tiene capacidad para el desarrollo, pero parece que es inteligente pero no es sensible justamente a reconocer que el planeta es nuestra casa. Estamos introduciendo cambios que obviamente van a disparar en consecuencias muy dañinas. Van a ser peligrosas. Vamos nuevamente a la necesidad de la colaboración entre tomadores de decisión y la ciencia para buscar, para apoyarnos y poder buscar soluciones justamente a estos problemas.

-Sabemos que habrá menos agua, una aceleración en la extinción de especies, contingencias climáticas más severas y seguidas. ¿Cuál es ese escenario si seguimos como estamos?
-Bueno, que estemos aquí, que estemos charlando. Esto es porque creemos que el hombre es lo suficientemente inteligente para revertir esta situación, porque si no sería muy triste y yo no estaría charlando aquí con vos si tuviera la seguridad de que vamos al colapso. Y justamente lo que estamos charlando aquí es ver que hay posibilidades, que hay soluciones. Si seguimos con los estándares tal cual, estamos complicados, estamos muy fuertemente complicados. Y no es solamente una cuestión de la visión científica, sino también hasta la Iglesia con un documento Laudato si. El Papa lo ve claramente. Ve esta necesidad de que cambiemos nuestra relación de ser humano con el planeta. Es decir, no podemos simplemente pensar que el planeta es el lugar donde venimos a tomar recursos, a sacar recursos porque son ilimitados. No, los recursos no son ilimitados. Tenemos que ver justamente nuestra capacidad de buscar un nuevo paradigma de la relación entre el hombre y el ambiente y que no sea simplemente el beneficio económico, sino que también tiene que haber un beneficio de la naturaleza. Es lo que hablábamos de abrir una ventana y poder respirar el aire puro, de abrir una canilla y que salga agua limpia. No podemos descuidar el 0,83%, ni siquiera el 1% que representan nuestros glaciares y perdamos la función clave que tiene un glaciar de proveer agua de primera calidad.

-¿Hay posibilidad de que sean más recurrentes los eventos climáticos extremos?
-Si uno analiza los datos climáticos, los eventos extremos, estas olas de calor que han ocurrido en Europa y cada vez la situación es más crítica. El calentamiento global no es simplemente el aumento gradual de la temperatura un poquito, sino todo esto produce justamente todo este tipo de situaciones en una atmósfera que es más caliente, lo que es la variabilidad dentro de un evento climático frío y cálido. Entonces tengo toda una situación que todavía hace mucho más complicada las actividades humanas de la vida humana sobre el planeta y de todas las especies. Invito a todos a que se acerquen en la zona del Lago Gutiérrez, lago Mascardi y que son los paseos clásicos y van a ver cientos de árboles muertos por la sequía del año 98, árboles que tienen 400 años, que están muertos allí. Y si uno se va a Calafate, allá al sur, donde hay manchones de árboles de 200, 300 años que murieron como consecuencia de estos eventos climáticos extremos. El ser humano está empujando el sistema climático fuera del rango de variabilidad natural. Ahora tenemos situaciones mucho más extremas como consecuencia de las emisiones y los ecosistemas. Las especies no están preparados para eso. Los eventos climáticos extremos son una realidad y en la provincia de Mendoza las temperaturas más elevadas y las precipitaciones más intensas aquí en el llano, en la ciudad de Mendoza, sin duda están ocurriendo sin duda.

-Lluvias más intensas, en momentos inoportunos.
-Lluvias mucho más intensas, lluvias cortas de verano asociada a las tormentas de granizo que no nos favorecen. Uno hace el análisis estadístico. Eso está ocurriendo.

-No sé si se puede dar un mensaje esperanzador o desolador, pero: ¿lo hemos incorporado nosotros y nuestros hijos, nuestros nietos, tenemos incorporado culturalmente los cambios que hay que hacer?
-Gracias a la ciencia podemos reconstruir la variación usando los testigos de hielo de la Antártida para el último millón de años, y sabemos que esto que estamos viviendo no es parte de la variabilidad natural, no es parte de los ciclos naturales. Estamos viviendo un mundo muy inusual desde el punto de vista climático, desde el punto de vista de la desaparición de especies, desde el punto de vista del cambio en el uso de la tierra. Esto es lo que demuestra la ciencia y no puedo creer que el ser humano sea tan necio y no reconozca qué es lo que estamos viviendo. Y estamos frente a la necesidad de que comencemos a pensar como nos están pidiendo distintas instituciones científicas, religiosas, políticas, que hagamos un cambio, cambiemos nuestra, nuestro paradigma de la relación con el planeta, por favor.

-Como científicos están realizando una acción solidaria muy importante. 
-Consciente justamente de la importancia que tiene la educación como motor de este movimiento, los científicos ahora hemos hecho una pequeña iniciativa que es la de tratar de dar becas a estudiantes de la universidad, porque sepamos que la educación es clave y fundamental en este proceso y que bueno, ya llevamos un año trabajando. Todos los científicos, los científicos aportamos y por suerte hemos podido mantener por un año y bueno y creo que vamos a seguir. Y si hay alguien que se que se sume a esta idea de poder tener más gente, más de contribuir a la educación que es clave y fundamental. Están becados en este momento es son estudiantes de la universidades de la provincia de Mendoza, Lo que contribuimos con cada estudiante son 180 boletos de colectivo.

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