Gobierno en crisis

Presupuesto 2023: la calidad educativa quedó otra vez de lado

La presentación del presupuesto educativo dejó al desnudo que, detrás de los números que presentó el ministro Perczyk, es muy poco lo que se apunta a la capacitación. El problema de las Universidades Nacionales

Ángeles Reig
Ángeles Reig jueves, 6 de octubre de 2022 · 07:05 hs
Presupuesto 2023: la calidad educativa quedó otra vez de lado

En medio de chicanas y acusaciones cruzadas, el Ministro de Educación, Jaime Perczyk, presentó el proyecto del Presupuesto 2023 de su cartera en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados. 

La presentación puso el foco en los ejes que el Ministerio considera prioritarios, entre ellos, la ampliación de una hora de la jornada escolar, el Programa Conectar Igualdad, la compra de libros, las becas educativas, la formación docente y la ESI. Por supuesto que la mayor parte, tanto de la exposición del ministro como del debate posterior, estuvo centrado en el tema universitario. Es lógico: las universidades nacionales están bajo la órbita directa del Ministerio, mientras que el resto de los niveles se encuentra descentralizado en las 24 jurisdicciones.

Sin embargo, como dice el propio texto del proyecto, también “es de su competencia promover la calidad de la educación en todos los niveles”. Y este es un punto, que, al parecer, pasa desapercibido no solo por el oficialismo sino también por parte de la oposición. Todas las propuestas tienen que ver con cuestiones cuantitativas, que como sabemos por experiencia, tienen poca relación con la mejora cualitativa.

¿De qué sirve que los alumnos tengan una quinta hora en el aula si muchos docentes y alumnos faltan más de una vez por semana? ¿De qué sirve el reparto de notebooks si no vienen acompañadas de una capacitación a los docentes para incorporarlas al aula?

Cuando se le preguntó al ministro cuál era el criterio para elegir los libros que se compraban afirmó: “Nosotros convocamos la compra de libros. Las editoriales presentan toda la oferta que tienen, sobre eso se arman comisiones federales a la que cada provincia manda representantes. De todo lo que las editoriales ofrecen, eligen; estos para estas escuelas, estos para estas otras.

Sobre eso iniciamos el proceso de discusión de la compra con las editoriales y distribuimos los libros a cada escuela de cada provincia”. Es decir, la decisión pedagógica de qué van a leer los alumnos en las escuelas públicas, queda sujeta a la oferta de las editoriales. Si las editoriales ofrecen libros de cocina, los chicos leerán recetas en vez de clásicos.

Un capítulo aparte merece la puja entre la Universidad Nacional de Formosa y el Instituto de Formación Provincial. De acuerdo con lo expuesto por el Diputado Ricardo Buryaile, a partir de julio de este año, el gobierno nacional dejó de enviarle fondos a la Universidad Nacional de Formosa. De los 22 millones que le correspondían, sólo mandó 2, a la vez que se creaba un Instituto Provincial de Formación que recibe fondos del estado nacional. Lo llamativo es que este instituto, que no tiene reconocimiento a nivel nacional, figura en el presupuesto 2023 como beneficiario de fondos del Ministerio de Educación. ¿Cuál es el secreto? Gildo Insfrán perdió el control de la Universidad y entonces la desfinancian. Por su parte la oposición teme que este episodio siente un precedente y que a las universidades que ellos manejan en distintos puntos del país les crezcan Institutos Provinciales que les quiten el presupuesto. 

Que este punto fuera central en la discusión pone de manifiesto una realidad que nadie se atreve a expresar en voz alta por temor al escarnio: las universidades nacionales son, primero, una forma de hacer caja y de crear cargos públicos y, en segundo lugar, una casa de estudios. De la calidad educativa ya no dan ganas de preguntar.
 

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