Casas del futuro

Un futuro vertical: así son las casas para Marte

Se construyen con impresión 3D en menos de 30 horas y con material biodegradable. La que alberga las mayores esperanzas se llama MARSHA y ganó un concurso patrocinado por la NASA para pensar en las posibilidades de hábitat en el inhóspito planeta.

José Carmuega miércoles, 19 de octubre de 2022 · 08:33 hs
Un futuro vertical: así son las casas para Marte
Marsha, la construcción es en base a una mezcla de fibra de basalto (un material artificial) y bioplástico renovable procesado que se extrae de plantas cultivadas en Marte.

La distancia media entre Marte y la Tierra es de 225 millones de kilómetros. Distancia que se acorta cuando el planeta rojo se encuentra en su perihelio (su punto más próximo al Sol) y la tierra en su afelio (su punto más lejano) y llegan a estar a 56 millones de kilómetros. Si bien un viaje tripulado podría durar algo más de un año, a lo que habría que sumar la vuelta, y a esto gran parte de la comunidad científica todavía lo considera dentro del registro de la ciencia ficción, lo cierto es que la humanidad ya tiene sus ojos posados en Marte.

De hecho, ahora mismo recorren el terreno tres astromóviles, dos a cargo de la NASA y un tercero de la Administración Espacial Nacional de China, que recaban datos para investigaciones. Hace años se descubrió que hay una gran masa de agua bajo el polo sur, lo que acrecentó las ansias de llegar y ver de qué se trata. Hoy la apuesta es que en 2050 alguno de nosotros dé el primer paso en la superficie marciana. Desde la Arquitectura se estudia cómo generar espacios de habitabilidad para pensar en cómo serían esos futuros asentamientos humanos.

El caso más concreto hasta ahora se dio mediante un concurso organizado por la NASA. Se trató del “3D Printed Habitat Challenge” que tuvo diferentes propuestas premiadas a lo largo de varias etapas. “AI Space Factory” (resultó ganador y se llevó 500 mil euros) pensó un módulo cilíndrico llamado “Marsha” de 4 metros y medio de altura que se destacó por el uso de material biodegradable y reciclable que pudo resistir las pruebas de presión, humo e impacto más que sus competidores de hormigón. Se construye usando un brazo telescópico vertical que estaría unido a un vehículo para hacer la impresión 3D.

Para la acción, que ya fue probada aquí, se emplearían los materiales locales para evitar el costo del traslado de materiales terrestres. En este caso se enviarán las máquinas capaces de recolectar y procesar roca marciana que permitan ser ensamblados, todo antes de que llegue la tripulación. Sus creadores destacan una gran diferencia con la construcción terrestre. Las estructuras en la Tierra están pensadas desde su diseño y cálculo estructural para soportar tanto la gravedad como el viento.

Según estos expertos, las condiciones dadas allá a lo lejos necesitan una estructura optimizada para el manejo de la presión atmosférica interna y las tensiones térmicas. Esta forma ovalada vertical deja una huella muy pequeña y esto minimiza las tensiones mecánicas en la base. Además este pequeño edificio le otorga a los habitantes un punto de vista elevado para observar un paisaje dinámico con patrones climáticos, nubes y tonalidades cambiantes.

En lo que es la etapa de obra, la estructura alta y angosta hace que ya no sea necesario contar con una maquinaria que se mueva
continuamente por la superficie. Se reduce el riesgo y se aumenta la velocidad y la precisión. Los muros tienen una doble capa que brinda mayor capacidad de aislar el interior de los cambios extremos de temperatura. El clima es mucho más frío, con una variabilidad muy grande, con tormentas de polvo y vientos furiosos.

El suelo tiene muy baja conductividad térmica y la temperatura oscila entre -80 C° y los 20 C°. Además este espacio entre las dos capas actúa como un “pozo de luz” que conecta todos los niveles con luz natural difusa. El diseño toma como parámetro la necesidad de recrear la luz terrestre, para priorizar la salud de la tripulación. Esta luz natural indirecta ingresa por una claraboya de gran tamaño ubicada en el techo y las ventanas mantienen a la tripulación a salvo de la radiación solar. La construcción es en base a una mezcla de fibra de basalto (un material artificial) y bioplástico renovable procesado que se extrae de plantas cultivadas en Marte.

En las pruebas de resistencia realizadas ante la mirada científica, este compuesto de polímero reciclable superó al hormigón tanto en resistencia como durabilidad. Según Space Factory, esto es cinco veces más duradero que el hormigón en condiciones de congelación y descongelación. La ubicación exacta sería en Cydonia Mensae, una región ubicada en las coordenadas 33° norte y 13° oeste. Es conocida por albergar las famosas fotos de “la cara de marte” que tomó la sonda Viking 1 en 1976 y en la que pareciera verse una cara humana dibujada en la superficie.

Zopherus

En este caso es una capa externa estructural y una capa interna hermética, muy parecida a la llanta y la cámara de una bicicleta. La capa exterior gruesa y firme de hormigón marciano confina y protege estructuralmente la capa interior delgada y flexible. Zorpherus, viene bien recordar, es el nombre de una especie de escarabajo conocido por su exoesqueleto que lo cubre y protege desde fuera. El interior tiene tres unidades básicas: un living, habitaciones y laboratorio. Cuenta con un espacio para el crecimiento de la vegetación. Este espacio habitable también fue premiado por la NASA en el concurso de impresión 3D, y al igual que MARSHA plantea realizar este procedimiento por medio de vehículos que se despliegan en el lugar y utilizan materiales existentes.

Mars Incubator

Mars Incubator El hábitat se desarrolla en cuatro módulos cuasi esféricos a su vez conectados por uno más espacioso, todos unidos entre sí por puentes que dejan lugar al paso de la tripulación, para evitar salir a la superficie. Cuenta con una estructura que resiste la radiación y los soportes se realizan en base a plástico de regolito.

SEArch+/Apis Cor

En este caso se hace foco en el uso de regolito (una especie de arenilla) como principal material, para dar blindaje contra la radiación y protección física. El diseño incluye un arco que resiste toda la presión que hay en el interior de los módulos.
Tiene una zona independiente que se puede sellar en caso de emergencia. Existen también dos laboratorios, cuatro habitaciones, un invernadero y sala de estar.

“Somos los carpinteros de una catedral invisible” escribió alguna vez Ray Bradbury, una excelente metáfora de que los seres humanos todos, quiérase o no, sépase o no, se encuentran reunidos en un único viaje universal a través del tiempo y del espacio. Las casas en Marte dan herramientas para a su vez pensar espacios de habitabilidad en nuestro planeta, que tiene tanto por hacer. La tecnología empleada y la impresión 3D es una solución válida a la falta de viviendas aquí y ahora. Porque para lograr vivir en el cuarto planeta desde el sol, en casas cilíndricas como las citadas o en casas de columnas de cristal a orillas del mar seco como las de “crónicas marcianas” es necesario que logremos seguir viviendo en esta, la casa de todos.

* José Carmuega, Periodista

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