Cuándo recomiendan los especialistas realizar la primera mamografía

Se estima que una de cada 12 mujeres tendrán cáncer de mama a lo largo de su vida, y esta es la principal causa de muerte entre ellas. Uno de los estudios que permite detectar esta enfermedad a tiempo es la mamografía, ¿desde cuándo es necesario hacerla?

La mamografía es un estudio de imagen de ambas mamas que permite observar lesiones tanto palpables cómo no palpables. Consiste en una práctica muy sencilla, rápida y totalmente indolora. Hace unos años se recomendaba que las mujeres iniciaran con este examen a los 35 años, sin embargo hace un tiempo que esto cambió.

¿Cuándo hacer la primera mamografía?

En diálogo con MDZ María Belén González Cortez (M.P 11271), médica especialista en Tocoginecología y Mastología, explica que si bien hace algunos años se decía que a partir de los 35 años debía hacerse la primera mamografía, “hoy se aconseja que a partir de los 40 años se realice este tipo de estudio a todas aquellas mujeres asintomáticas, con estudios clínicos normales y sin antecedentes de la enfermedad”, siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Argentina de Mastología. A partir de ese primer examen, la persona debe realizar este estudio mamario una vez al año.

Ahora bien, “en el caso de que haya antecedentes familiares de cáncer de mamá en pacientes menores de 40 años en una misma familia la recomendación es realizar la mamografía cinco años antes de la edad a la que el familiar que tuvo cáncer fue diagnosticado”, aclara. Es decir, que si la madre de la paciente tuvo cáncer a los 39 años, la persona que acude al médico debe hacerse su primera mamografía a los 34 años.

“En el estudio es posible encontrar nódulos, pseudonódulos, dónde se le da mucha importancia a los márgenes de los mismos, se ven también calcificaciones, que pueden ser benignas o malignas. Además, podemos ver imágenes quísticas calcificadas y secuelas de cirugías previas”, explica María Belén González Cortez.

La especialista agrega que la mamografía también permite ver el contorno de las mamas, si existen retracciones en piel o de pezones por lesiones que las retraen. Como así también vasos sanguíneos muchas veces calcificados y lesiones sospechosas o no de malignidad que llevan a estudiar con algún otro estudio complementario de la mama, entre ellos la ecografía mamaria o la resonancia.

"Muchas mujeres le tienen miedo a la mamografía porque suele ser un poco más molesta que la ecografía, pero lo importante es entender que no son métodos reemplazables sino que son métodos que se complementan", cuenta la mastóloga.

González Cortés también enfatizó que "muchas veces las lesiones no palpables las diagnosticamos gracias a este estudio porque permite ver lesiones mucho antes de que se empiecen a palpar. De esta forma se llega a un diagnóstico más temprano con chances de más del 90% de curación en caso de que esa lesión observada en la mamografía sea maligna. Con ello un diagnóstico temprano lleva también a una sobrevida mayor".