Más chicos terminan el secundario, pero hay menos oferta de empleo
Desde el año 2006, en que la Ley de Educación Nacional estableció la obligatoriedad del nivel secundario, las tasas de acceso y egreso han aumentado considerablemente.
El nuevo informe realizado en conjunto entre el Observatorio Argentinos por la Educación y CIPPEC, vuelve a llamar la atención sobre una deuda que la educación argentina tiene con los jóvenes: el acceso al trabajo formal de calidad.
Más chicos en el secundario, pero menos cantidad de empleo.
Desde el año 2006, en que la Ley de Educación Nacional estableció la obligatoriedad del nivel secundario, las tasas de acceso y egreso han aumentado considerablemente.
Mientras en el año 2006 el 77,3% de los jóvenes entre 13 y 17 años asistía a la escuela secundaria, en 2021 ese porcentaje creció 15 puntos, pasando al 92,3%.
Correlativamente, aumentó la tasa de egreso. En 2006 el 60% de los jóvenes entre 18 y 24 años había terminado el secundario, mientras que en 2021 esa cifra llegó al 66,8%, y al 72,3% si miramos el grupo que tiene entre 25 y 29 años.
Tasa de egreso y empleo
Lamentablemente, esta correlación existente entre obligatoriedad y cantidad de egresados no se mantiene entre la obtención de un título secundario y la posibilidad de conseguir un empleo de calidad (de más de 30 horas semanales y con aportes jubilatorios). Mientras en el año 2006 el 23% de los egresados accedía a un trabajo de estas características, en 2021 solo lo hace el 13%.
El problema del empleo joven
Si bien el informe no lo indica, esta crisis en el empleo joven no es solo atribuible a la calidad educativa del nivel secundario. Si miramos el gráfico anterior, veremos que también disminuyó la cantidad de jóvenes con secundario incompleto que acceden al trabajo. Con tasas similares de empleo en 2006 y 2021, del 42,1% y el 43%6 respectivamente según el Indec, el retroceso del empleo joven es llamativo.
Sin embargo, es un problema que se registra a nivel regional: según la OIT, en América Latina, la tasa de desempleo joven duplica a la adulta.
Es por eso que, para fortalecerlo, hace falta una estrategia que aborde el problema desde todas sus aristas: en primer lugar, es necesario un cambio profundo en relación al empleo formal que cada vez resulta más pesado para quienes quieren contratar empleados. También, por ejemplo, políticas de estímulo para fomentar el acceso al primer empleo y espacios de capacitación.
De todos modos, hay un dato que es insoslayable: quienes tienen el secundario completo tienen muchísimas más oportunidades de conseguir un empleo de calidad que los que no. Este hecho obliga a seguir fortaleciendo el sistema para mejorar los niveles de terminalidad. Pero también pone de manifiesto una realidad que debería interpelarnos: con terminar el secundario no alcanza, es necesario fortalecer la calidad de la oferta educativa, así como una adecuada articulación con el mundo del trabajo.