Trabajo

Cómo el modelo cooperativo podría ser la salida a la crisis Argentina

La larga y profunda crisis de la Argentina ha impactado no solo en niveles de ingresos y empleos, sino también en la desvalorización de las empresas y el patrimonio de las familias.

Agustín Jaureguiberry domingo, 26 de septiembre de 2021 · 07:06 hs
Cómo el modelo cooperativo podría ser la salida a la crisis Argentina
El modelo cooperativo puede ser la salida a la crisis Argentina Foto: Pexels

El primer punto es el que más afecta en el día a día de la población, porque es su mecanismo de sustento. Pero el segundo refiere a la capacidad de creación y generación de la riqueza, hecho que verificará el desarrollo real del país en el largo plazo.

Una eventual recuperación que redundara en la reducción de la pobreza con mayores y mejores empleos debe realizarse también en un entorno económico más competitivo, focalizado en la exportación e inversión. Ello impactará en el tradicional modelo del consumo, obligando tanto a empresas como a empleados a buscar soluciones creativas que impulsen modelos de negocios más flexibles y adaptables a la realidad.

La histórica puja entre el capital y el trabajo podría encontrar otro punto de conflicto en tanto una economía más abierta redundaría a priori en mayor rentabilidad empresarial y caída del costo laboral. Sobre esa realidad, Pablo Gerchunoff y Martin Rapetti proponen compensar a los trabajadores con una apertura al capital empresario. Hacer socio al empleado para que pueda recuperar ingresos participando en los negocios para los cuales aporta su formación y trabajo. Conceptualmente, la idea es correcta.

Pero tenemos un problema. En Argentina todo lo relacionado al capital en sí mismo es visto con recelo y desconfianza. La experiencia de las AFJP, la ínfima proporción de familias que invierten en la Bolsa o la visión de utilizar herramientas financieras para el desarrollo aún está muy alejada. ¿Los sindicatos, estarían de acuerdo? ¿La cultura empresaria de tinte conservador, podría incorporar esta visión?

Cómo el modelo cooperativo puede ser una salida

Frente a ello, y en la necesidad de jugar más abiertamente en un mundo de un capitalismo exigente con preponderancia en los intereses de los accionistas en mostrar el mejor resultado posible, pero de difícil convivencia con las contradicciones históricas de la economía argentina, surge como alternativa potenciar el modelo cooperativo.

La cooperativa tiene varias características que podrían complementarse con esquemas de desarrollo de unidades de negocios que beneficiarían a la mayor parte de sus integrantes sin hacerlos entrar en reglas capitalistas de competencia pura en el corto plazo. Es un método que acerca al capital con el trabajo. El empleado es socio.

No nos referimos a la visión más ideologizada que tiene a la cooperativa como una forma de asociación contraria a la empresa en donde la noticia de los trabajadores haciéndose cargo de fábricas es tomado como un acto de revolución. Hablamos de capital, de trabajo, de inversión, de modelos de negocios.

En Argentina, las cooperativas representan el 10% del PBI y ocupan un 5% del empleo total. Sus actividades se relacionan mayormente a lo agropecuario, destacando su preponderancia en dos economías regionales de punta como son la cuenca lechera santafesina (Sancor, Milkaut) y el vino en la región de Cuyo (FECOVITA).

Su historia está ligada al espíritu emprendedor y de comunidad de los inmigrantes. Tal es así que su crecimiento y desarrollo fueron de la mano de los mejores tiempos del país. El mayor logro, hoy un símbolo, fue la Cooperativa del Hogar Obrero (1908-1991), que llegó a ser la mayor compañía de prestación de servicios privados de la Argentina.

A nivel mundial, el mayor ejemplo es la Corporación Mondragón, un entramado de más de 100 unidades de negocios que factura 12.000 millones de Euros al año, empleando a 80.000 trabajadores. Mondragón, ciudad ubicada en pleno País Vasco, es la insigne del modelo cooperativo, cuyo mayor desarrollo se da justamente en dicha región.

Entre sus unidades se encuentran la automatización de procesos, la automoción, herramientas industriales, electrodomésticos, distribución de productos, construcción, finanzas de ahorro y crédito. Destaca además su inversión en investigación y desarrollo junto a una Universidad propia, que provee el 30% de su estructura de personal.

El modelo cooperativo vasco es citado como caso a seguir por su abordaje de enfoque social/comunitario de la larga crisis española que impactó duramente en los niveles de empleo. Con un pico del 26%, el País Vasco llegó al 16% de desempleo. Y en tiempos de bonanza, sus cifras son también significativamente menores a las nacionales.

Concretamente, el modelo jugó en dos sentidos de contención. Uno es la posibilidad de cambiar de empleo dentro del grupo, en tanto algunas actividades se vieron menormente afectadas por otras. Y otra, más a nivel de cualquier cooperativa como tal, es la reducción salarial temporal como sostén del empleo, en tanto las reglas comunes son iguales para todos; en las buenas y en las malas.

Asimismo, la pertenencia al ámbito cooperativo brinda la chance de percibir un importante subsidio al desempleo, combinando los aportes al Fondo Común, como las prestaciones del Estado. También puede recurrirse al rescate del capital. No es lo mejor, pero es una herramienta más.

Un dato no menor es que además de la participación igualitaria de los socios, la diferencia salarial entre los empleos de menor y mayor rango no es más de 6 veces. El caso extremo para Argentina tomando un salario promedio del sector privado de $80.000 como base implicaría que el tope de paga para el Director sea de $480.000. No parece inequitativo.

Mondragón es un caso concreto que une varios componentes de la economía como son los factores clásicos de la producción con un modelo de asociación horizontal y democrático que garantiza el acceso al capital. En definitiva, a la propiedad. Es un formato que compatibiliza la necesidad de generar riqueza desde el potencial individual con un entorno enfocado en el sostén social y comunitario. Pero sin atajos. No enfrenta, sino que complementa.

Argentina tiene el desafío de volver a crecer pero, sobre todo, de tomar abordajes más novedosos que faciliten no solo la creación de empleo sino la posibilidad de un crecimiento y desarrollo concreto de su población. El esquema empresa/trabajador quedó mayormente atrás y regirá en todo caso para modalidades ya establecidas.

Debe preponderar una visión puesta en revalorizar el aporte de cada una de las partes (emprendedor, inversor, empleado) y no meramente en la recuperación de ingresos per se; dificultado esto además por la necesidad de cambiar el eje productivo del país. El objetivo de una sociedad de propietarios más democrática puede ser lograda por una comunidad de socios que participen directamente en los nuevos negocios.

 

* Agustín Jaureguiberry es politólogo, magister en Estudios Internacionales y máster en Políticas Públicas.

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