Cambio de vida

Maxi Larghi, el abogado que dejó todo por Dios y la música

Viajó desde Traslasierra a Ciudad de Buenos Aires sólo con su guitarra y las ganas de hacer música. Hoy, uno de los principales referentes de la música católica contemporánea está trabajando en un nuevo álbum completamente diferente al género de alabanza que lo caracteriza.

Candelaria Reinoso miércoles, 1 de septiembre de 2021 · 22:35 hs

Compositor con un estilo musical particular y miles de reproducciones en Spotify, Maxi Larghi busca llevar a Dios a las personas a través de sus canciones. “Vengo de Villa Dolores, Córdoba. Por mi familia estoy un poco emparentado con el arte, no con la música sino con la danza. Mi madre, además de ser odontóloga, tenía una academia de danza clásica”, cuenta Maxi Larghi, autor de los discos Soy Nazareno y Sal y Luz. “En mi ciudad se celebraba un festival muy grande la juventud, La Semana Estudiantil, y uno de los eventos era de composición. Ahí es donde empiezo a descubrir mi parte musical”.

Confiesa que ese camino nunca fue una opción de vida: “En mi casa eran muy tradicionalistas a la hora de elegir carrera. Las opciones eran las típicas: contador, abogado, médico, ingeniero. Paradójicamente, teniendo una madre profesora de danza, el arte no era una opción. Empecé a estudiar derecho, me recibí de abogado y abrí un estudio. Estaba bien proyectado, pero algo me llamaba a la música”.

Maxi empezó a cantar y escribir a los 13 años, les dijo a sus padres que quería ir a clases de guitarra y karate. “Karateka no fui, pero la guitarra dio sus frutos”, dice divertido el compositor. “Como hobby, empecé a escribir lo que iba viviendo. Al principio les escribía a las chicas que conocía. Cuando tenía 14 años me sucedió algo que cambió mi vida por completo: me encontré con Dios en un retiro en Villa Dolores que me tocó el corazón. De repente empezaban a aparecer Dios y María en mis composiciones” explica el cordobés.

“Seguí escribiendo, tocaba en las iglesias, me dijeron que tocara mis canciones en la radio. Los amigos que tenía y los músicos que conocía me preguntaban por qué no me dedicaba a la música, a pesar de que yo estaba muy enfocado en la abogacía. Pero no podía negra que había algo adentro mío que le encantaba”, agrega.

Cuenta que empezó a cantar canciones que no eran religiosas en un ciclo que llamó “Maxi Larghi y amigos” y que lo llevó a tocar en diferentes boliches. “Siempre se llenaba de gente, pero una vez me invitan a tocar en Villa Dolores, en mi ciudad natal y se largó a llover. No fue nadie, solo 8 personas, mamá papá 4 amigos y una mesa con 3 viejas que no sé hasta el día de hoy que hacían ahí. La dueña del lugar vino a suspender el evento, pero ya estábamos ahí, había ido con violinistas, flautas traversas, percusionistas. “Me debo a mi público”, le dije en chiste a la dueña. Me acuerdo de que le ofrecí a Dios esa noche, antes de tocar me fui al baño a rezar. Cuando termine de cantar estaba emocionado, había disfrutado igual que cuando había mucha gente, me sorprendió mi reacción frente al "fracaso”. Quede tan sorprendido hable con mi sacerdote confesor y le pedí que me ayudara a discernir qué camino seguir. A los 6 meses de ese recital me fui de Córdoba, dejando a mi familia y a mi novia. Viajé a Buenos Aires para cantar”, relata Maxi.

“Sentía que tenía que venir para Capital. Cuando uno es del interior profundo como yo, Buenos Aires es un monstruo. Lo veo a Dios muy palpable. Fue un gran salto, me vine sin saber a dónde ni como, no tenía una razón concreta, pero estaba dispuesto a tocar en el subte si era necesario. Creo más que nada que seguí un llamado, un propósito de vida, una vocación: buscando la música y a Dios”, asegura el cantante.

Cuando menciona cómo llegó a donde está hoy, dice que aún se siente en un proceso, que recién ha empezado. “Se me hace muy difícil explicar el éxito que tuve por fuera de la fe, cómo Dios me fue mostrado personas y lugres. Conocí gente maravillosa que me abrió las puertas y el corazón. Así fue como conocí a Francesco Mazza”, afirma. Maxi había grabado un disco muy caseramente en Córdoba, pero no tenía los recursos intelectuales, no sabía lo que era un productor, tenía las canciones y las ganas, nada más. “Francisco era productor, y compartiendo la fe y la música produjimos un disco que fue otro nivel en cuanto a calidad que se llamó Soy Nazareno. Después trabaje con la discográfica Vitae Worship, hasta el año pasado”, menciona el artista.

“Ahora quiero ir por otro lado, me siento llamado a tirar muros y echar puentes. La música llega a donde no llegan las predicas y la escritura. Estoy trabajando en un nuevo disco, Periférico. Probablemente salga a principio del año que viene. Más que misionar estoy con ganas de encontrarme”. Dos documentos del Papa Francisco sobre la evangelización y la fraternidad, Evangelii Gaudium y Fratelli tutti, han inspirado mucho a Maxi y cuenta que tiene “muchos amigos que son ateos, que creen en otras cosas, le encanta estar con ellos y se siente cómodo”.

“No los quiero convertir, pero sé que haber experimentado a Jesús es lo mejor que me paso en la vida. La música que vengo haciendo hasta ahora es lo más profundo que tengo en el corazón, pero no entran mis amigos ateos, es como si hablara otro idioma. Por eso me siento llamado a hacer un disco que pueda conectar con ellos”, anuncia el cordobés.

“Todos mis álbumes fueron del género de alabanza, de adoración, y este nuevo sería una cosa completamente diferente. Tengo muchas ganas de que salga, a la gente que le gusto el otro álbum este no le va a gustar nada”, se ríe. “Van a haber temas de cumbia, reggae, alguna parte rapeada. Me re divertí, siento que estoy yendo a mis raíces, me encanta, va a incluir algo de folclore, de chacarera”, comenta Maxi.

“No soy un académico, no estoy licenciado en composición, así que necesariamente debe ser autorreferencial, escribo lo que vivo. Cuando se lo comenté a la discográfica dijeron que no iba en el plan de mercado. No me importa, está adentro mío, y siempre trato de guiarme por mi llamado. No es fácil, uno intenta ser fiel a ello. Pienso que Dios, sobre todas las cosas, nos ama, y quiere que sus hijos sean sinceros. Tengo un pacto donde quiero ser sincero con Él y con la gente, siento que todos mis álbumes lo han sido”, concluye. 

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