¿Por qué todavía no hay vacuna contra el dengue?
El 26 de agosto se celebra en todo el mundo el Día Internacional contra el Dengue, y a pesar de que infecta a millones de argentinos por año, aún no contamos con una vacuna.
En Argentina, los casos de dengue se han ido incrementado en los últimos años. Según la Organización Panamericana de la Salud, en las Américas, cerca de 500 millones de personas están actualmente en riesgo de contraer dengue. La cifra de casos acumulados se ha incrementado durante las últimas cuatro décadas: pasó de 1,5 millones en 1980 a 16,2 en 2019.
“Tampoco tenemos vacuna para la enfermedad de Chagas, que afecta cientos de argentinos, y sin embrago no hay cura”, comentó Carlos Zala, médico infectólogo y profesor del departamento de microbiología en la UBA.
“Es difícil hacer vacunas, el virus es un microorganismo muy complejo, cuenta con mecanismos de evasión de la respuesta inmune muy sofisticados. Hace 10 años se probó una vacuna y no funcionó muy bien. A la gente que se vacuno le fue pero que a los que no lo habían hecho”, explicó el infectólogo.
Existen cuatro serotipos del virus del dengue: 1,2,3 y 4. La primera vez que una persona es contagiada por cualquiera de estos cuatro virus, adquiere el dengue clásico. Nunca volverá a padecer dengue por el mismo virus, pero sigue expuesta a los demás serotipos.
“Las vacunas para virus como el dengue son difíciles de desarrollar, ya que cambian las patologías, algo similar ocurre con las vacunas del HIV”, contó el médico y agregó: “El dengue es un virus complejo, por una parte, hay distintos tipos de virus de dengue, y por otra está el fenómeno que en algunas personas la segunda infección que se produce es de un tipo diferente, por lo tanto genera una enfermedad más grande”.
Los anticuerpos que se generan luego de la primera infección facilitan la entrada del virus en las células por segunda vez. “Es por eso que algunas personas les fue peor cuando estaban vacunadas y se retrasó el desarrollo de vacunas, como sucedió con la vacuna del VIH”, destacó Zala.
“También es importante el desarrollo de medicamentos que puedan inhibir estos virus y ser curativos, como sucedió con la hepatitis C, donde no hay vacuna pero si medicamento que se toma por 3 meses y así evitar cáncer de hígado”, sugiere el infectólogo. “Tenemos vacunas contra el COVID, pero no tenemos una pastilla para curarlo. En casos como el dengue tampoco se desarrollan medicamentos para tratarlo”, agregó. Este tipo de enfermedades afectan especialmente a países emergentes en los cuales “es más fácil tener vacunada a la gente” que generar medicamentos.
“No se puede erradicar una enfermedad que depende de un mosquito, ya que implicaría eliminar al insecto en sí. Ahí nos metemos en un tema ecológico”. Si bien hay estrategias para evitarlos, como descartar recipientes que acumulan agua o mantener el pasto cortado, se ha llegado a liberar mosquitos genéticamente modificados para estudiar cómo controlar su reproducción.
“También se intentó con una bacteria, la Lysinibacillus sphaericus, que produce toxinas mortales para las larvas de los mosquitos”, contó Zala. Hoy en día hay un laboratorio japonés, Takeda, que creó una vacuna candidata contra el dengue (TAK-003) que se basa en un virus del dengue vivo atenuado serotipo 2, y ofrece la ‘estructura’ genética para los cuatro virus de la vacuna, sin generar efectos adversos.
“Tampoco es una vacuna como imaginamos, que nos va a proteger un 100%. Así como sucede con el COVID, es una vacuna que evita que la enfermedad sea grabe y baja la mortalidad, protege de algunas de las infecciones. Ya hay resultados, pero no están aprobados. Argentina es uno de los países donde se va a adquirir la vacuna, ya que cuenta con uno de estos laboratorios. En el momento oportuno será el misterio quien tome la decisión de comprar la vacuna, yo creo que será positivo porque es una amenaza latente, nunca se sabe cuándo puede surgir un brote de dengue”, advirtió el infectólogo.