Un argentino en África

Mil patologías y ningún recurso: la misión de un enfermero argentino en Chisenga

Nahuel Miranda Leguizamon es enfermero clínico y misionero en Malawi. Desde allí narra la difícil situación sanitaria que se vive en Chisenga.

P. Federico Highton domingo, 22 de agosto de 2021 · 13:52 hs
Mil patologías y ningún recurso: la misión de un enfermero argentino en Chisenga
Así esperan los habitantes de Chisenga la atención médica, escasa y muchas veces ineficiente.
Mil patologías y ningún recurso: la misión de un enfermero argentino en Chisenga
Ambulancia de la misión del Padre Federico Highton en Chisenga.
Mil patologías y ningún recurso: la misión de un enfermero argentino en Chisenga
Nahuel, enfermero, en la campaña de promoción sanitaria en Chisenga.
Mil patologías y ningún recurso: la misión de un enfermero argentino en Chisenga
Los encargados de la misión de Chisenga frente al hospital de Karonga.
Mil patologías y ningún recurso: la misión de un enfermero argentino en Chisenga
Pasaporte sanitario que utilizan los habitantes de Chisenga.
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Luego de un viaje de casi cuarenta horas, habiendo despegado desde Ezeiza, Buenos Aires, pasado por Sao Paulo y esperando catorce horas en Addis Abeba, Etiopía llegamos a Malawi, exactamente a Lilongwe la capital Nacional; donde completamos toda la documentación correspondiente para ingresar al país como misioneros católicos por el término de un año. 

Luego de recoger nuestro equipaje, por fin nos encontramos con nuestro superior el Rev. Pbro. Federico Highton, a quien sólo conocíamos por las tantas video reuniones en internet, junto con parte del equipo de la misión que nos estaban esperando con grandes ansias.

Ese primer día nos dedicamos a hacer compras para la misión y atender a Cristo en todas las personas necesitadas que cruzamos y pedían nuestra ayuda.  Al llegar a uno de los centros comerciales más grandes de la urbe, nos encontramos con Mustafa, un mendigo que nos pedía algo de dinero para ir al hospital ya que poseía una enorme úlcera que se estaba infectando a causa de no haberla tratado a tiempo, corriendo gran riesgo de perder el miembro inferior izquierdo.

El Padre Federico Highton al recordar que soy enfermero no dudó en indicar que lo atienda y que lo ayudemos. Debido a que no contaba con material de curación fuimos hasta una "Farmacia" la cual no tenía ni lo más mínimo para realizar una curación, sólo algunos artículos de higiene dispersos en vaciadas estanterías. Al no poder asistirlo decidimos enviarlo con nuestro chofer al hospital más cercano.La tarde siguió su curso y luego de haber hecho todas las compras volvió el mendigo con nuestro chofer y con gran alegría nos agradeció. Luego de casi 10 horas de viaje desde Lilongwe hasta Karonga llegamos al lugar donde pasamos 15 días de cuarentena preventiva por el régimen del covid-19. Quince días intensos que se hicieron eternos. Fue una verdadera "Cuareterna".

En este video se puede ver cómo es un traslado en ambulancia en Chisenga. 

Al terminar nuestro aislamiento viajamos hasta Chisenga, nuestro destino de Misión, a donde llegamos luego de casi tres horas en camioneta cuesta arriba por caminos intransitables. A casi 1200 metros de altura, rodeados por vegetación y montañas que se matizan y pierden con las nubes que pasan entre ellas llegamos al fin, a un verdadero paraíso en las alturas. Su gente, tan humilde y tan generosa, deseosa de ayudar, conocer, aprender y compartir, lo hace aún más acogedor.

La pobreza en esta región es una fuerte y cruda realidad. Muchos niños mal nutridos y desnutridos, con diversas patologías

Los habitantes de Chisenga trabajan mayoritariamente en sus campos, plantando y cosechando maíz o criando gallinas, vacas o cabras, ya que si no trabajan, no comen ellos ni sus familias. Los hombres con las tareas propias del campo y las mujeres atendiendo la abundante cantidad de hijos y realizando las tareas propias del hogar. 

Al no haber electricidad, gas, agua corriente ni otros servicios básicos, las personas recorren muchos kilómetros para obtener agua de la bomba más cercana o buscando leños secos para el fuego de la cocina. Especialmente las mujeres cargan grandes cantidades de peso en sus cabezas llevando variados productos para alimentar a sus familias, desde litros de agua, hasta maíz para moler y preparar grandes ollas de Nsima, una comida típica de casi todo el continente africano. 

Los arduos y hostiles trabajos producen diferentes afecciones y patologías

En Malawi la jornada es muy corta ya que amanece muy temprano, a eso de las 5.00 de la mañana y a las 17.30 ya es de noche, entonces las personas aprovechan la luz del día para hacer todos sus trabajos, descansando muy poco y sin comodidades para dormir o higienizarse. Además que lo que ganan solo les basta para poder comer, vestir y enviar algunos hijos a la escuela. 

Debido a todas estas realidades muchas personas están enfermas y no tienen los medios para ir a un hospital ya que quedan muy lejos o poder comprarse la medicación adecuada para seguir un tratamiento. Al comentar que soy enfermero no tardaron muchos días para que me  comiencen a llegar cualquier cantidad de consultas de salud. A lo cual había que dar respuesta inmediata. 

Las patologías, aparte del VIH que tiene una importante prevalencia en jóvenes y adultos, son todas muy diversas, pero todas tienen factores en común causadas por el estilo de vida, la carente alimentación y la falta de recursos. Los dolores articulares, problemas cardio respiratorios, asma, alergias, malaria y contracturas, son moneda común entre las diferentes consultas que las personas hacen. 

Ante esta realidad, el Omnes Gentes Project (movimiento de laicos que apoyan la misión en Malawi) lanzó una campaña para recolectar fondos para ayudar a todos estos hermanos en materia de salud y no solo atender almas sino también cuerpos, personas que sufren y buscan en nuestra misión la ayuda desinteresada , la contención y el cuidado que necesitan. 

El distrito de Chitipa tiene un sistema sanitario muy carente, con una gran necesidad de médicos, ya que los que se gradúan en las universidades migran hacia otros países del África mejor posicionados por mejores oportunidades. La enfermería aquí no se limita solo a los cuidados y necesidades del paciente sino muchas veces al diagnóstico clínico y prescripción para la recuperación integral de los pacientes, ya que hay un gran faltante de médicos, especialistas y auxiliares de la salud. 

En estos tres meses me ha tocado desde atención primaria de la salud, promoviendo la higiene, tomando signos, realizando test de malaria hasta suturar grandes heridas causadas por accidentes laborales. 

Esta situación me ha llevado a llevado seguir especializándome como profesional para atender de la mejor manera a estos hermanos olvidados en medio de las montañas y recordando en cada momento las palabras de nuestro Señor "lo que le habéis hecho al más pequeño de éstos, me lo habéis hecho a mi".

 

*Nahuel Miranda Leguizamon. Enfermero clínico y misionero en Malawi

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