Día de la fotografía

Día Mundial de la Fotografía: del daguerrotipo a la selfie con récord de likes en redes

Así ha evolucionado la fotografía desde el daguerrotipo hasta la selfie que subimos a Instagram. Con el correr de los años se ha dado un cambio generacional que va desde lo digital a lo instantáneo.

Delfina Suárez Deuscan jueves, 19 de agosto de 2021 · 15:00 hs
Día Mundial de la Fotografía: del daguerrotipo a la selfie con récord de likes en redes
En el histórico barrio de La Boca, Buenos Aires. Foto: Delfina Suárez Deuscan

Por: Delfina Suárez Deuscan

Se pegaban en álbumes, se enmarcaban y se ponían sobre mesas, se clavaban en paredes, y se proyectaban como diapositivas. Los diarios y revistas las destacan; los policías las catalogan; los museos las exhiben y las editoriales las compilan.
La fotografía es una interpretación de la realidad tanto como la pintura y el dibujo, que hace 100 años atrás llegaron a ser grandes -e innecesarios- rivales.

Hoy, 19 de agosto, se conmemora el Día Mundial de la Fotografía debido a que, en esa fecha, pero en 1839, fue registrada la patente del daguerrotipo por el artista francés Louis Daguerre. 182 años después, desde aquél daguerrotipo que marcó el inicio de un arte inigualable, nos preguntamos: ¿ha muerto la fotografía de la generación de nuestros padres y abuelos?

Estamos presenciando una revolución en la fotografía gracias a la tecnología digital, lo que la hace más democrática también. Antes, en nuestras casas, había una sola cámara y se sacaba fotos en ocasiones especiales. Hoy en día cargamos permanentemente con una. Ya no es un privilegio el hecho de sacar una buena foto, ya que con el ojo y la creatividad, basta.

Me atrevo a decir que hasta nos ‘’empodera’’ de algún u otro modo cargar con esta herramienta. Por momentos nos convertimos en efímeros fotoperiodistas, cómplices, narradores de historias, captadores de épicos instantes (y algunas veces ni tanto), y también sacadores de fotos compulsivos, y hasta casi sin sentido. 

Transeúnte en Valparaíso, Chile. 

"Lo que más me atrae de disparar con el teléfono es la comodidad, que es poco visible y que no hace ruido. Eso cambia la forma en que los sujetos reaccionan ante una cámara" dicen algunos jóvenes.

No ocurre lo mismo con las generaciones más viejas de fotógrafos, que no se quieren adaptar o que son tercos. Pero eso nace por dos motivos: el primero, miedo de que las nuevas generaciones cambien el modo en que se han hecho las cosas hasta ahora y el segundo, tiene que ver con un individualismo y un egoísmo, ya que hay que pensar que no todos pueden tener acceso a una cámara de fotos, pero sí la mayoría de la gente tiene un teléfono.

Hay un cambio generacional en marcha, como ocurrió antiguamente con la fotografía análoga, cuando hubo muchos que no quisieron cambiarse a la digital. Ahora, sucede lo mismo pero de lo digital a lo instantáneo, es decir, al celular.

“Cuando hacemos una del grupo con el que estamos comiendo y se la enviamos al familiar ausente, lo importante no es el contenido, sino que éste permite conectar con un grupo en la distancia. Es decir, no reemplaza la función de las fotos de antes, sino que sustituye una llamada telefónica, un mensaje o una carta para decirle a alguien que te acuerdas de él”, explica el fotógrafo español Joan Fontcuberta. Antes las fotos buscaban permanecer. Ahora son la expresión efímera de un instante cualquiera.

Hombre bebiendo una copa de vino en el café Los Amores, en Almagro, Buenos Aires. 

El mundo gira y las cosas cambian, se renuevan, mutan, se trasforman. Pero un acto inteligente no estará sujeto jamás a un soporte específico o herramienta como un celular o una cámara digital. Fotografiar va más allá: requiere la inteligencia necesaria para evocar una emoción, narrar una historia o denunciar unos hechos. Y ahí, pueden entrar todos los que quieran.
Nadie puede decir si una fotografía es mala o buena. El debate debería pasar más por si es una fotografía interesante o no, más o menos relevante o misteriosa. Pero no si una foto es o no es por estar tomada por un teléfono celular o una cámara profesional.

Lo más destacable de todo esto y como conclusión final es que, no importa si es con un celular, una cámara compacta o una lata. Lo importante es lo que uno hace con eso y en qué lo convierte.

Marcha de ciclistas en ex Plaza Italia, actualmente Plaza de la dignidad, Santiago de Chile. 

Dejemos de lado el hate hacia lo nuevo, las nuevas generaciones y demás. Usemos todo esto a nuestro favor que ya para mala onda, hay mucho. Charly decía: “desprejuiciados son los que vendrán”. Pongámoslo en práctica.

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