Tiene el don

Eduardo Hoffmann tiene el don: historia de un artista total

El mendocino Eduardo Hoffmann es uno de más reconocidos artistas argentinos. En una entrevista a fondo con Tiene el Don, cuenta su historia, sus orígenes, sus amores y sus demonios.

Verónica Jorge domingo, 1 de agosto de 2021 · 08:07 hs
Eduardo Hoffmann tiene el don: historia de un artista total
Eduardo Hoffmann, en plena tarea
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Por Vero Jorge

Le acababan de dar la peor noticia de su vida. No podría jugar al rugby nunca más porque era riesgoso para su vida. Con 14 años, el mundo adolescente que había construido se derrumbaba para Eduardo Hoffmann. Alguien pensaba otra cosa. “Mi madre me traía el desayuno y ponía una hoja oficio y un lápiz a rayas sobre la mesa, porque decía que dibujaba bonito. Lo tiré a la mierda y le dije que no entendía nada”, recuerda. “A los pocos días me aburrí de estar en la cama por esa depresión autoinflingida que tenía y empecé a dibujar. Retraté a mi tía leyendo el diario, luego por recomendación iba al zoológico todos los fines de semana y así”, recuerda. Su madre vio lo que ni él sabía y que hoy es una realidad. Aquellos primeros trazos fueron la génesis de quien hoy es uno de los grandes artistas argentinos.

Hoffmann recibió a Tiene el Don para contar su historia, sus pasiones y demonios. Sus extraordinarias vivencias, la belleza y el hambre en París, la admiración por Le Park y sus amores. “Las mujeres fueron muy importantes para mí. MI madre, mi tía y mi abuela. Ellas”, recuerda.

Hoffmann y Vero Jorge.

Para Eduardo el “Don” se explota con un 50 por ciento de talento y un 50 por ciento de esfuerzo. Justamente de eso sabe mucho. Desde que estudió arte en la Universidad Nacional de Cuyo, hasta las locuras del “grupo Poroto” de artistas luego del regreso de la democracia. O aquellas mañanas con 20 grados bajo cero en Francia donde se congelaban las cañerías. También las veces que pasó hambre. “Pasé tres días de hambre y tuve que comerme los caramelos que llevaba de regalo”, relata.

Nada de eso lo ve de manera nostálgica, ni negativa; todo lo contrario. Lo toma como enseñanzas. “La vida se estaba poniendo de mi lado en cada momento.  La vida me estaba dando el camino”.

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