La excesiva higiene ¿perjudica el sistema inmunológico?

Dentro de la infinidad de mitos que existen sobre la crianza de niños y niñas se encuentra el que asegura que quienes mantienen sus hogares o espacios de juego excesivamente limpios pueden colaborar con el debilitamiento del sistema inmunológico. La "hipótesis de la higiene" establece que la exposición en la niñez a determinados microorganismos protege contra las alergias ya que contribuye al desarrollo del sistema inmunológico.

En este sentido, se decía que quienes eran expuestos a la suciedad de la casa o contacto permanente con microbios y microorganismos potenciaban su sistema inmunológico que luego sería más fuerte a la hora de combatir enfermedades e infecciones. 

Un estudio realizado por investigadores del University College London y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres consideró que no es correcta la relación entre la higiene excesiva de los niños y el debilitamiento del sistema inmune contradiciendo lo planteado por otros académicos que sugieren que las alergias y el asma se debe a la permanencia en hogares cuya higiene es desmedida. 

Las alergias son reacciones del sistema inmunológico ante el contacto con sustancias ajenas al organismo humano a las que identifica como invasor lo que provoca que el organismo genere anticuerpos que producen histamina, responsable de los síntomas presentes en las alergias. Las sustancias alergénicas están presentes en diversos agentes que se encuentran en el ambiente con facilidad, tales como el polvo, ácaros, plantas, picaduras de insectos, animales y/o algunos medicamentos.

El investigador y microbiólogo, Graham Rook, dijo: "Los organismos que pueblan nuestro intestino, piel y vías respiratorias juegan un papel muy importante en el mantenimiento de nuestra salud hasta la vejez" e indicó que durante toda la vida estaremos expuestos a microorganismos beneficiosos derivados de nuestras familias y el entorno natural. 

Desde hace unos años, la higiene doméstica y de manos cumple un rol fundamental para detener la transmisión de los patógenos peligrosos pero también de otros organismos que resultan beneficiosos.