Estudio e investigación

El machismo azota a los propios hombres

La operatividad del patriarcado teje en las conductas sociales manifestaciones que ponen en riesgo, principalmente, la salud e integridad de mujeres, lesbianas, travestis, transexuales y homosexuales, pero los varones también son víctimas de esa polémica pirámide de valores "masculinos".

Augusto Guisasola domingo, 18 de julio de 2021 · 20:21 hs
El machismo azota a los propios hombres
La lucha de distintos colectivos feministas comienza a incluir el trabajo con hombres para solucionar el problema del patriarcado de raíz | Gentileza: Cosecha Roja Foto: Cosecha Roja

Por Augusto Guisasola

El patriarcado, definido como aquel sistema que sobrevalora la conducción y primacía de lo masculino sobre cualquier otra identidad de género, tiene entre sus efectos nocivos un autoflagelo por parte de los mismos hombres. A las características más evidentes y expresas del patriarcado, como la misoginia, los femicidios, travesticidios, la homofobia o rechazo a cualquier otra expresión de género o sexualidad que no sea la virilidad y la masculinidad, ahora puede empezar a sumársele el daño que se producen entre los mismos "machos", "machitos", o "machotes".

Al respecto, un estudio incluyó entre las víctimas del patriarcado a los mismos varones, sobre todo a los jóvenes. Por supuesto, esta preocupación no soslaya lo más urgente: erradicar la violencia de género en todas sus expresiones. En detalle, la Fundación Kaleidos, en coordinación con FUSA, instituto que tiene como principal objetivo trabajar de manera interdisciplinaria con adolescentes y jóvenes en la promoción, prevención y atención integral de la salud, realizaron un estudio del que concluyeron que determinados comportamientos masculinos, considerados legítimos y hasta "esperados", exponen a los varones a situaciones de riesgo para ellos mismos y para quienes los rodean.

En Argentina se produce 1 femicidio cada 35 horas

En ese marco, las fundaciones crearon una campaña a la que titularon "Cuidar la salud también #EsDeVarón", y mediante la cual buscan visibilizar "cómo los roles de género enseñan a los varones a naturalizar conductas violentas y potencialmente dañinas para su salud y la de quienes los rodean". En otras palabras, las campañas de concientización comienzan a preocuparse por los factores que también perjudican a los "hombres" y al conjunto de la sociedad, dado que la educación, entienden, no puede estar dirigida solamente a las mujeres, sino que debe ocuparse también de los principales actores que reproducen los valores nocivos del patriarcado.

La masculinidad y el estereotipo al que responde es uno de los aspectos que más preocupa a la investigación

En Argentina se produce 1 femicidio cada 35 horas

Además, la campaña se propone "desarmar los estereotipos de género que impiden que los adolescentes busquen ayuda o asistencia frente a un malestar físico o mental", aseguraron voceros de las fundaciones. El mayor de los problemas reside en la reproducción de valores de manera naturalizada por parte de varones, es decir, sin que medie por parte de ellos un razonamiento crítico que responda a por qué actúan como lo hacen. Peleas callejeras, altos niveles de consumo de alcohol, disimular malestares anímicos y emocionales, presentarse como "duros", son algunas de las conductas nocivas que reproducen los varones.

"Si bien las mujeres y personas LGBT son quienes sufren las consecuencias más extremas del patriarcado (en Argentina se produce 1 femicidio cada 35 horas), los modelos tradicionales que enseñan cómo debe ser y actuar 'un varón de verdad' pueden afectar gravemente la salud de los varones y de quienes los rodean", sostuvieron los especialistas que trabajan en la campaña.

Algunos resultados e hipótesis de la investigación

Los nuevos modelos de hombría comienzan a difundirse y aceptarse entre los más jóvenes. Sin embargo, todavía tienen una suculenta raigambre las masculinidades tradicionales, es decir, la que incluye aspectos como la insensibilidad, las piñaderas como método de solución de conflicto, la provisión de la casa, la violencia, etc. y los normaliza y naturaliza. "La adolescencia es una etapa clave en la construcción de la masculinidad y la necesidad de probar que se es 'todo un hombre' puede provocar un incremento de las conductas temerarias y violentas asociadas al estereotipo del 'varón de verdad'".

Por otra parte, indicaron que buscan reflejar "cómo los adolescentes varones acceden menos a los sistemas de salud, consultan menos a especialistas y a psicólogos, y creemos que esto está ligado a los estereotipos de género".

"Este estereotipo de los varones los lleva a negar problemas de salud y hace más difícil que pidan ayuda frente a situaciones de malestar y que no concurran de manera preventiva a médicos o especialistas", concluyeron. 

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