Postales mendocinas

Potrerillos y la crisis: tan bello, tan cerca, tan lejos, tan solo

Es un polo turístico excepcional de Mendoza. Sin embargo, muchos colonos de la zona viven en un estado de abandono. A algunos, les pesan amenazas de desalojos por "usurpación de terrenos fiscales", polémica abierta actualmente. El covid es otro tema que preocupa. ¿Cómo es vivir en Potrerillos?

Ulises Naranjo
Ulises Naranjo miércoles, 28 de abril de 2021 · 00:08 hs
Potrerillos y la crisis: tan bello, tan cerca, tan lejos, tan solo
Ludmila Donoso, habitante permanente y sensible de Potrerillos. Foto: Ulises Naranjo

Miren: esta familia ama la vida en sus sencillas formas y son profundamente cultos, tan cultos son que nos avergonzaríamos si comparamos su estilo de vida con el nuestro. Ellos viven como vivirá el humano en el futuro inmediato, como vivirán aquellos que sobrevivan a todo el despilfarro de recursos que supone nuestro estúpido paso por el mundo. 

Ludmila Donoso y su hijo Ramón y su pareja Robert viven en Potrerillos, en un lugar lejos de todo, sí, pero a sólo 500 metros de la ruta por la que pasan muchos miles de turistas cada semana. La familia dejó todo para vivir allí: ella tiene su título universitario en Teatro; él es músico y el niño Ramón, ahora, termina la primaria, en la escuela rural Carlos Negri y camina varios kilómetros por día cuando asiste a clases, en invierno, también, haciéndose paso por la nieve. 

Ellos debieran ser un ejemplo para todos los mendocinos. Sin embargo, viven en un valle precioso, pero también en el olvido y en el abandono. 

El hogar ecológico. (Foto: Ulises Naranjo)

Permacultura 

Los sueños, incluso los sueños duros, los ásperos, a veces se llevan a cabo. Ellos, por ejemplo, durante años, construyeron con sus manos un hogar precioso, inspirados en los principios de la permacultura. Siguen construyéndolo, siguen apostando por esa pureza que buscaron.

Miren: la casa es pequeña, pero hermosa: de tierra y piedra y palos y vidrios de botellas que juntaron por ahí. El baño es un baño seco: no utiliza agua y tiene una cámara bajo la casa en la que circula el aire y seca los desechos y los transforma en un compost, cuyo proceso biológico lo vuelve alimento para sembrados. Sí, por ahí, entre jarillas, crecen algunos zapallos, a pesar de todo.  

Un hogar que responde a la permacultura. (Foto Ulises Naranjo)

Cuando llueve, el agua se acarrea en dos tanques y el patio ha conservado cada planta, para no alterar el paisaje. Viven, además, en acuerdo con el sol: se levantan al amanecer y, cuando el sol se va, encienden lámparas con baterías solares, preparan una sopa que echa humos y cantan canciones con guitarras y tambores o leen algún libro.

No tienen agua potable. No tienen electricidad. No tienen cloacas. No tienen recolección de residuos. No tienen alumbrado público. No tienen acceso a la salud. En fin, no tienen servicio alguno, aunque hay cables de electricidad a cuatro metros del hogar y una gran planta de agua potable a 200 metros del barrio. Increíble y dolorosamente cierto.  

Además, denuncian, ahora quieren desalojarlos.

“El Mesón” y el conflicto 

Esta familia, junto a una docena de otras familias vive en el barrio “El Mesón”, en Chacritas, Potrerillos, al que se llega tras transitar unos 700 metros por una huella en muy mal estado.

Otro de los hogares de "El Mesón". (Foto: Ulises Naranjo)

Según los vecinos, la Municipalidad de Luján quiere desalojarlos, tal vez, insinúan, para propiciar en esa zona “un emprendimiento inmobiliario privado”. Quién sabe.

- Aquí, hasta han venido policías vestidos de civil y han traído camiones municipales y topadoras para sacar a los vecinos, que viven en un estado de total abandono de parte del Estado. Son gente de trabajo, muy sacrificada y resulta que los tratan de usurpadores y este grupo viene de trabajar durante años con organismos del Estado para organizar este barrio. Hay hasta número de expediente de este desarrollo. Las intenciones municipales para nosotros son muy sospechosas

Quien denuncia es Graciela Lucero, vecina de la zona que ha colaborado desde el comienzo en el progreso del proyecto de “El Mesón”. 

Graciela y Ludmila. (Foto: Ulises Naranjo) 

Ella y Ludmila explican que los trabajos firmes se iniciaron en 2014, “a la luz del día y el marco de toda legalidad”, aporta Ludmila. Entonces, la gestión de la comuna de Luján era justicialista y hubo un acuerdo entre vecinos, la comuna y Ordenamiento Territorial, con participación del IPV provincial, explican, para que dejase de haber toma de terrenos y se concentraran en esa zona alejada, donde podrían construir sus hogares y pagar por ello, como corresponde. 

- Así nació el barrio, con ayuda efectiva de esos organismos, que vinieron y trabajaron aquí con nosotros, hicieron las calles y determinaron cómo sería el loteo. Además, nos pidieron documentación como libre deuda, certificados de buenas conductas y certificaciones de que no teníamos otros hogares para armar el expediente. Vinimos colonos viejos y nuevos de Potrerillos y aquí nos vivimos, nos desarrollamos y crecieron nuestros hijos. Ahora, nos amenazan desde la municipalidad con desalojarnos. Nosotros no somos usurpadores y, desde la comuna, nos hacen aparecer en los medios desde una perspectiva criminalizadora, sigue Ludmila.

Según las vecinas, todo cambió cuando cambió la gestión lujanina: “Con Omar De Marchi y Sebastián Bragagnolo como intendentes, comenzaron las amenazas de desahucios en nuestro barrio. La semana pasada nos dijeron que el lunes vendrían a desalojarnos. No podemos vivir violentados y amedrentados, con amenazas de desalojos en plena crisis social, económica y sanitaria”.

Aseguran las mujeres que el diálogo con el intendente Bragagnolo, las conversaciones fueron infructuosas y el diálogo está totalmente cortado. Como si una pared separara a uno, de otros. Al mismo tiempo, es un hecho también que el último intendente justicialista, Carlos López Puelles, está denunciado por "promover la ocupación de terrenos fiscales" e "incumplimiento de los deberes de funcionario público".  

Potrerillos en tiempos de pandemia 

En otros tiempos, Potrerillos –a nivel de cobertura social de los habitantes permanentes– era otra cosa: “Nos sentíamos protegidos. Había una farmacia estatal y vivían permanentemente un médico, un enfermero y un comisario. Había hasta internaciones y partos en la villa. Había un centro sanitario funcionando bien y un registro civil permanente”, comentan.

Todo eso ya no existe: en el centro de salud “no hay un médico permanente ni remedios ni gasas ni equipamientos sanitarios. Hay un enfermero en ciertos horarios y, si tiene una urgencia, su salida es llamar por teléfono a un médico para que venga desde Mendoza. Hasta el único cajero automático del valle está roto”. 

Y hablamos de uno de los centros turísticos más importantes del oeste argentino, uno al que muchos miran con ojos lucrativos, a partir de la construcción del dique, que traerá desarrollos turísticos muy costosos.  

Dique Potrerillos. (Foto: Ulises Naranjo) 

Respecto de la pandemia, los vecinos denuncian que, si bien no se difunde, hay alrededor de 200 casos comprobados de covid entre las personas del valle. En particular, la mayor parte de los contagios se dan en Las Vegas. 

Aquí nadie ha venido a controlar nada relacionado con la evolución de la pandemia. No arman un operativo para relevar cómo está la gente con el covid-19. Y no somos pocos, entre todos los pueblitos del valle, debemos vivir unas 8.000 personas aquí”, calculan. 

Hacedores que saben compartir 

Estamos desahuciados y abandonados por la comuna y la Provincia”, cierra Graciela. 

Ludmila y Graciela, en sus tierras. (Foto: Ulises Naranjo)

Y Ludmila también: “Somos una comunidad de gente de trabajo. Acarreamos el agua potable a mano y usamos aguas grises para lavarnos y sembrar. Intentamos dar un ejemplo de vida. Somos una comunidad de hacedores y somos mano de obra barato de los emprendimientos grandes de la zona. Los vecinos nos conocemos todos y nos ayudamos entre todos. Sabemos compartir. ¿Sabés qué lindo sería si, además, nos apoyaran en lugar de querer desalojarnos?”.

La pregunta, por supuesto, quedará flotando en el viento.

Allá al fondo, bajo este otoño imposible y hermoso, las aguas turquesa del dique llenan de envidia al mismo cielo. Tanta belleza, sin dudas, oculta las miserias, como basuras debajo de la alfombra.

Ulises Naranjo.

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