Imágenes fuertes

El tatuador que cubre con arte la crueldad de la violencia de género: remendando corazones con aguja y tinta

Sebastián Gallardo utiliza su pasión por el tatuaje para brindar ayuda a las mujeres que llevan en la piel las marcas de la violencia. ¿Cómo lo hace? Tapando sus cicatrices. En esta entrevista te contamos de qué se trata el proyecto solidario y la historia detrás de su autor.

Andrea Bono viernes, 16 de abril de 2021 · 07:04 hs
El tatuador que cubre con arte la crueldad de la violencia de género: remendando corazones con aguja y tinta
El trabajo de Sebastián.

Sebastián tiene 35 años y vive en Guaymallén. Su trayectoria como tatuador profesional la avalan más de 13 años de trabajo. Pero este joven es hoy noticia porque su historia está marcada por una decisión inspiradora: sensible a las noticias y a la problemática de la violencia de género que azota al país y al mundo, decidió aportar "su granito de arena" para convertirse en parte del proceso de sanación de muchas mujeres.

Seba Gallardo.

Un solo dato basta para recordar que la violencia de género es un flagelo en la Argentina que no se ha detenido, y ni siquiera ha menguado en el tiempo de pandemia: según un informe del Observatorio de Femicidios "Adriana Marisel Zambrano", ya se han registrado 70 muertes de mujeres bajo estas circunstancias en nuestro país, en este primer trimestre del 2021.

A continuación, una charla y una de esas historias de vida sencillas que pueden iluminarnos el día.

-Sebastián, ¿qué fue lo que te llevó a convertirte en tatuador?

- A los 21 años trabajaba como mozo en un bar de España. Ahí yo atendía a quien luego me enseñó a tatuar. Era un hombre al cual le servía el café todas las mañanas y me llamaba la atención porque estaba lleno de tatuajes. 'Pegué onda' con él porque yo quería tatuarme el nombre de mi hija en la espalda. En media hora me hizo el tatuaje que yo quería, y fue tan rápido que le dije “bueno, entonces esto lo hace cualquiera” y él me respondió: “Argentino agrandado, vamos a ver lo que sabés hacer”. Ahí empezamos a dibujar y me enseñó de a poco.

Así empezó todo: me llamó la atención que me hubiera hecho en media hora algo que me iba a durar toda la vida. Cuatro años después me vine para Mendoza y empecé a tatuar a domicilio hasta que logré tener mi lugar y ya llevo ocho años tatuando en mi propio local.

-¿Qué significa tatuar para vos?

- Cuando vos le decís a la gente que vas a ser tatuador, todo el mundo te dice “ay, ¿por qué no te ponés a estudiar algo?”: yo realmente no comparto esa apreciación. Para muchos, dedicarse a esto es una locura, y para mí es lo más lindo que me pasó en la vida . Es lo que me ha dado las satisfacciones más grandes. Al tatuar, dejás un montón en la piel de una persona, no solamente un dibujo. Se genera una charla, una conexión, es un conjunto de cosas muy copadas. Además es mi forma de vida, con lo que me gano el pan. Es a lo que me he abocado desde hace trece años y es lo que me hace feliz. Me encanta poder trabajar de lo que me hace feliz.

El trabajo de Sebastián.

-En cuanto a lo que es tu proyecto solidario respecto a la violencia de género, ¿qué fue lo que te llevó a unir el arte de la tinta con esta realidad tan cruda que sufren muchas mujeres alrededor del mundo?

- Yo ya venía trabajando cubriendo cicatrices de otro tipo, por cirugías, por ejemplo. El proyecto en sí inició en el 2017 porque en ese año hubo una cifra muy alta de femicidios. Estábamos en el mes de febrero y ya habían asesinado a un promedio de una mujer por día, entonces decidí hacer algo respecto al tema: como ya tenía experiencia en eso, me sentía seguro de que mi trabajo sobre las cicatrices iba a quedar bien y por eso me ofrecí a brindar dos tatuajes gratuitos mensuales a mujeres que habían sufrido violencia de género y les había quedado una marca.

El trabajo de Sebastián.

-Seguramente habrás escuchado muchas historias de muchas mujeres violentadas: ¿hay alguna que te haya marcado de manera particular?

- La que más me impactó, por la forma en que sucedió, fue la historia de la tercera o cuarta mujer que vino a tatuarse. Ella llegó para tapar la marca de una quemadura en el brazo. Estaba acostada durmiendo la siesta y su marido le tiró una olla de agua hirviendo encima. Me impactó mucho la premeditación del hombre para cometer una locura así contra su mujer.

El trabajo de Sebastián.

-Una vez escuchada la historia y realizado el trabajo, ¿qué sentís vos al ver los ojos de las mujeres que se van de tu estudio con sus cicatrices tapadas por arte?

- Realmente lo hago para brindar una ayuda. No hay mejor retribución que el abrazo y el agradecimiento de una mujer emocionada. Me siento contento de poder dar una mano y ayudar a ir para adelante a alguien que ha sufrido algo tan fuerte, con esta iniciativa. Está bueno además cuando uno tiene en la mente algo y eso se concreta de forma positiva, dando resultados tan lindos: es una gran satisfacción. Ver a una mujer que se vuelve a reír, que se va a levantar todas las mañanas y cuando se mire al espejo ya no va a ver más una marca que le recuerde lo que le pasó, me llena. Estoy feliz de que se haya concretado esta iniciativa tal como yo lo esperaba.

El trabajo de Sebastián.

-Sin dudas tu proyecto es un aporte muy lindo a la sociedad y un ejemplo de solidaridad a seguir. Para finalizar la entrevista, ¿podés contarnos cuál es el mensaje que querés transmitir con esto?

- Creo que cada uno de nosotros, desde nuestro lugar y dedicando un poco de tiempo de nuestras vidas, podemos cambiar mucho las vidas de otras personas que lo necesitan: siempre uno tiene algo para dar. A mí me hace muy feliz dar algo de mi laburo, un tatuaje. La gente que viene a tatuarse es la que me da trabajo, entonces también es una manera de devolver a la sociedad por lo que recibo. Yo puedo trabajar de lo que me gusta porque la gente me elige, entonces haciendo estas obras solidarias siento que devuelvo algo de lo que me dan a mí.

Importante:

Si sufrís violencia de género o conocés a alguien que esté padeciéndola, comunicate gratuitamente a la línea 144.

Si esta situación te dejó marcas que querés borrar, podés comunicarte con Sebastián yendo personalmente a su local, ubicado en calle Saavedra 1503, San José, Guaymallén.

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