Ahora relativizan la desinfección de superficies para evitar la propagación del virus
Una investigación publicada en una prestigiosa revista científica advierte que el coronavirus puede permanecer en las manijas de las puertas y otras superficies, pero estas no son una fuente importante de infección.
En mayo, la OMS y las agencias de salud de todo el mundo recomendaban que las personas en entornos comunitarios comunes (casas, autobuses, iglesias, escuelas y tiendas) limpiaran y desinfectaran las superficies, especialmente aquellas que se tocan con frecuencia y las fábricas de desinfectantes trabajaban las veinticuatro horas del día para satisfacer la gran demanda.
Pero Emanuel Goldman, un microbiólogo de la Facultad de Medicina de Rutgers New Jersey en Newark, decidió analizar más de cerca la evidencia en torno a las superficies contaminadas y lo que encontró fue que había poco que apoyara la idea de que el SARS-CoV-2 pasa de una persona a otra a través de los denominados fómites.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EEUU aclararon su guía sobre la transmisión superficial en mayo, indicando que esta ruta “no se cree que sea la forma principal de propagación del virus”. Ahora establece que la transmisión a través de superficies “no se cree que sea una forma común de propagación de covid-19”, según consigna Infobae.
A esta altura de la pandemia, todos los estudios e investigaciones de los brotes apuntan a que la mayoría de las transmisiones ocurren como resultado de que las personas infectadas arrojan gotas grandes y pequeñas partículas llamadas aerosoles cuando tosen, hablan o respiran y la transmisión superficial, aunque posible, no se considera un riesgo significativo.
Los expertos dicen que tiene sentido recomendar el lavado de manos, pero algunos investigadores están rechazando el enfoque en las superficies. "La atención excesiva en hacer que las superficies sean impecables requiere un tiempo y recursos limitados que se gastarían mejor en la ventilación o la descontaminación del aire que respira la gente, advirtió la ingeniera Linsey Marr de Virginia Tech.