Una nota de MDZ despertó la generosidad que necesitaba un merendero para esta Navidad

El pasado 14 de diciembre MDZ publicó una nota sobre La Tacita de la Virgen, un merendero de La Calera, Córdoba. En el barrio Los Filtros de esa localidad, María, Stella Maris y su hija Belén, Margarita y otras personas colaboran para llevar adelante ese lugar que recibe en la actualidad a 80 niños y niñas de entre 2 y 14 años. Además, asisten con mercadería a algunos adultos mayores del barrio que están en situación de vulnerabilidad.

Cada año, el 23 de diciembre, festejan la Navidad con los niños y niñas que van a La Tacita de la Virgen. “A esta altura, todos los años teníamos juguetes y comida para celebrar la Navidad”, contaba María en aquella publicación. Esperaban juguetes para hacer regalos y mercadería para hacer cajas navideñas que repartirían a cada familia y a cada uno de los adultos mayores con los que colaboran siempre. Pero ya estaba muy cerca la fecha y apenas habían recibido algunas donaciones.

La nota de MDZ se divulgó y llegó a personas generosas que se conmovieron por la realidad de quienes concurren a La Tacita de la Virgen. En primer lugar, una lectora del diario vio la historia y se contactó con María para poder transferir una suma de dinero, para que pudieran solventar algunos gastos. “Esa nota llegó a la profe Cristina, de la ciudad de Córdoba, y ella la envió al grupo de amigos y gente del country La Estanzuela, de La Calera. Y en menos de una semana se compraron los 80 juguetes, todos nuevos”, eso es lo que sucedió después, tal como escribió María en un mail al diario MDZ, con profundo agradecimiento. Entre los regalos había remeras de fútbol, bebotes, muñecas, canicas, autitos, juegos de mesa, rastrillos y palitas para la pileta, según contó esta mujer. En alusión al 21 de diciembre, dijo: “Ayer llegó todo preparado en papel de regalo, listo para entregar. No hay palabras para esta acción”.

No solo fue una nota que transmitió la historia de personas comprometidas con la realidad de quienes menos tienen, sino que permitió juntar las donaciones que necesitaban. Y como si esto fuera poco, “aún nos siguen llamando y ya hemos compartido con otro merendero de la zona porque a nosotros nos sobra”, contó María, que junto con quienes sostienen La Tacita de la Virgen fueron testigos en esta Navidad del milagro que posibilita la generosidad.

Cuánto bien podemos hacer si compartimos lo que tenemos y lo que somos. “Felices, emocionados, desbordados de alegría”, así se expresaba María respecto de quienes colaboran en el merendero y se sorprendían con ella al ver lo que sucede cuando nos dejamos interpelar por la realidad de quienes más sufren. Las caritas plasmadas en las fotos de quienes recibieron esos regalos también eran de felicidad y emoción, desbordantes de alegría.