Día de las Bibliotecas Populares

Bibliotecas populares, motores de la vida cultural de Mendoza

Este miércoles 23 de septiembre se celebra en la Argentina el Día de las Bibliotecas Populares, organizaciones que son verdaderos faros culturales de la comunidad enfocados al servicio social de quienes más lo necesitan.

Nicolás Munilla
Nicolás Munilla miércoles, 23 de septiembre de 2020 · 07:05 hs
Bibliotecas populares, motores de la vida cultural de Mendoza

Este miércoles 23 de septiembre se celebra en la Argentina el Día de las Bibliotecas Populares, en homenaje a la creación en 1870 por instancia de Domingo Faustino Sarmiento de la actual Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip)que tiene por objetivo principal fortalecer a dichas instituciones como organizaciones de la sociedad civil para el desarrollo comunitario y la construcción de ciudadanía.

Más allá de los inconvenientes y desafíos que depara el escenario actual provocado por la pandemia de coronavirus, lo que implica toda una reformulación de acciones incluyendo un mayor uso del recurso tecnológico y una apuesta a la virtualidad, las bibliotecas populares son verdaderos faros culturales de la comunidad enfocados al servicio social de quienes más lo necesitan. Así lo entiende Patricia Ruiz, secretaria técnica de la Comisión Provincial Protectora de Bibliotecas Populares (Coprobip) y una de las gestoras culturales que más conoce sobre la realidad de las bibliotecas populares mendocinas.

Licenciada en Administración Pública y Ciencias Políticas y especializada en gestión cultural, Ruiz trabaja hace diez años en la Coprobip bajo un cargo que si bien se renueva cada dos años a través de un decreto, ha preservado ese lugar gracias al apoyo de distintos gobiernos de turno que reconocen la impronta de su gestión que ha trascendido las típicas funciones administrativas contables para convertirse en un verdadero acompañamiento a las bibliotecas populares mediante tareas de asesoramiento, difusión, promoción y capacitación.

"A diferencia de otras bibliotecas, las populares son organizaciones civiles sin fines de lucro, que tienen su personería jurídica y están manejadas por comisiones directivas surgidas de la comunidad. A su vez, no dependen de ningún gobierno de turno y tienen capacidad de autogestión. Sus integrantes trabajan ad honorem y por el simple voluntariado de servicio sociocultural. Cada comunidad es distinta a la otra, y las bibliotecas populares responden a esas características, ya que no es lo mismo que operen en un área rural que en una urbana, y mucho más hoy con la situación que estamos viviendo", explica Ruiz en conversación con MDZ.

Un aspecto destacable de las bibliotecas populares de Mendoza es su longevidad. Algunas como la Juan Bautista Alberdi, de Luján; la Padre Pedro Arce, de Godoy Cruz; y la Bernardino Rivadavia, de Rivadavia, tienen más de un siglo de existencia. Muchas otras, por su parte, llevan varias décadas funcionando en barrios populares, zonas residenciales y espacios rurales, lo que demuestra su importancia para la sociedad mendocina. "A lo largo de los años, las bibliotecas populares han subsistido gracias a los vecinos que mantienen la idiosincrasia, la esencia y los principios básicos como el voluntariado, el trabajo con la sociedad, la autogestión y la autonomía", resalta Patricia, que también resalta el trabajo de la Federación Mendocina de Bibliotecas Populares (Femebip) como coordinadora de acciones y una organización colectiva.

Patricia Ruiz.

"En estos últimos quince años, las bibliotecas que sobreviven saben respetar la esencia de una biblioteca popular y no cambian de rumbo. He conocido muchas bibliotecas armadas nada más por una cuestión partidista electoral, con lo que he estado siempre en desacuerdo, o con fines de ganar dinero, pero que terminan desapareciendo en menos de un año. Por eso es importante que se sepa cuál es la función social, cultural y educativa de las bibliotecas populares: su transformación en verdaderos centros y motores culturales de sus comunidades, trabajando por la contención, la difusión y el fomento de la cultura", indica Ruiz.

Adaptándose a los cambios y a las nuevas tecnologías, gracias en buena medida a los aportes que reciben en subsidios y capacitaciones, las bibliotecas populares captan permanentemente las demandas de la sociedad para darles una respuesta. "Hoy la biblioteca popular no solo apunta a lo educativo, sino también a lo social, y gracias a las capacitaciones y las herramientas tecnológicas, van brindando a la sociedad servicios que ayudan muchísimo. Por ejemplo, muchas poseen un programa de servicio a la comunidad que permite brindarle a la comunidad cierta ayuda y asesoramiento en temas relacionados con organismos públicos, como Anses, Pami y Salud, entre otros", apuntala Patricia.

También son fundamentales las actividades físicas, sociales y culturales que transforman a las bibliotecas populares en verdaderos puntos de encuentro donde la comunidad soluciona sus problemas y satisfacen sus demandas socioculturales. En ese sentido, para Ruiz el principal desafío que afrontan estas organizaciones y quienes las integran, especialmente sus bibliotecarios, es que "tengan una gran vocación de servicio social".

Con más de treinta años de experiencia laboral en el área de Cultura, y una década en la Coprobip, Patricia valora muchísimo la responsabilidad que conlleva su cargo: "Me encanta cumplir esta función, porque ver la voluntad y el trabajo de la gente que trabaja en las bibliotecas populares me apasiona y me ha motivado a poner mi impronta en la gestión a lo largo de estos años".

De hecho, su satisfacción más grande en este desempeño "es el agradecimiento de la gente, que son palabras de incentivo anímico y aliento a seguir". Ello queda demostrado en forma periódica, incluso ahora que Patricia está a punto de jubilarse: "No hay comunicación en la que no me digan que me van a extrañar, y me agradecen por lo que desde la Coprobip he podido acompañarlos durante todo este tiempo".

Siendo una verdadera referente, Ruiz aconseja a quienes desean ser bibliotecarios populares que estén actualizados y sean 'animadores' culturales: "Que se capaciten, que aprendan, que logren generar acciones y asimilen herramientas de creatividad para implementar en estas instituciones, que sigan avanzando y las hagan crecer día a día, porque ellos serán la imagen y la voz de la bibliotecas populares. Y que nunca olviden que el eje principal de su accionar debe ser el voluntariado social y cultural".

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