#Wok

En la pandemia del "gusto a poco" se activa el plan equilibristas

Está a la vista: el protocolo sanitario es a la medida de cada uno. Y los resultados así lo demuestran. Los contagios no cesan, pero la sensación de inmunidad le gana la pulseada al cuidado propio y ajeno. Un epidemiólogo puede prever mejor que un economista cómo sigue esta película (de terror).

Rubén Valle
Rubén Valle sábado, 12 de septiembre de 2020 · 07:25 hs
En la pandemia del "gusto a poco" se activa el plan equilibristas

#Maridaje > Musicaliza esta columna Dom Mino' con Liquid Architecture

 

Corren tiempos donde la vidriera está más llena que nunca y en este oficio de comunicar los periodistas somos arte y parte en esa compleja foto del momento. También estamos abrumados y también nos cuesta encontrar el modo equilibrio. Y este status quo nos exige doblemente porque en esa apuesta de Google, Facebook y otros gigantes por demostrar que los algoritmos pueden suplir este oficio a puro clic, estamos convencidos de que todavía la mirada propia es irreemplazable. 

En eso de ponernos en plan equilibristas, donde deberíamos sopesar tanto el interés personal como el ajeno, medir cuánto de lo propio afecta a los demás, lo que se percibe en el país -números al canto: 524.000 contagiados, 10.907 muertos- es la sensación generalizada de que el protocolo sanitario es individual, un molde que se adapta a medida, siempre según la caprichosa conveniencia. Y el impacto epidemiológico, social y económico está a la vista. Miles de Titanics hundidos y aún así seguimos chocando contra el mismo iceberg con la puntería de un Messi inspirado.

Acierta Barry Eichengreen, profesor de Economía y Políticas en la Universidad de Berkeley, cuando apunta que "hemos aprendido que la forma de la recuperación dependerá del curso del virus, algo que puede prever mejor un epidemiólogo que un economista". La pandemia, efectivamente, es la que mueve el péndulo. 

Por eso en este contexto donde todos sentimos que la vara mide con ojo mocho, hace más ruido que incluso reclamos justificados desde lo salarial no contemplen sus efectos colaterales. Cuando uno de los voceros de La Bonaerense, la fuerza policial que mantuvo en vilo a la República de Buenos Aires durante casi toda la semana, dice que el acuerdo alcanzado los deja "con gusto a poco". Qué decir entonces para otros tantos que también están en la trinchera, como médicos y personal de la salud de todas las áreas, enfrentando al virus en una guerra desigual o los docentes, ocupando otro frente no menos importante. Todos ellos cada día se visten de equilibristas para lidiar con el virus pese a los magros sueldos, la falta de elementos y de reconocimiento, el cansancio y la falta de apoyo psicológico. Si es por "gusto a poco", la fila sería más larga que los que cuentan los minutos y las horas para vacunarse contra la temible covid

La clase política, espectadora de lujo e indolente frente a un escenario tan complejo como el expuesto aquí, es la que sigue en deuda. La que no está a la altura. No alcanza que se bajen -a desgano- 10 o 20% el sueldo, en el mejor de los casos, como si estuvieran aportando a la cooperadora escolar de sus hijos. No deja de ser un gesto mecánico y coyuntural que no resuelve el problema de fondo.

Mientras un cargo político siga siendo remunerado en forma tan desproporcionada respecto de, por caso, un médico, un enfermero, un docente o un policía, todo lo que digamos o digan será sumar grieta sobre grieta. Por eso en esta situación "distópica", donde un virus decide quién se queda y quién se va, efectivamente hoy pesa más la voz de un epidemiólogo que la de un economista. O que la de un periodista, obviamente.  

#ElResaltador

La condición humana

  • "¿Qué culpa tiene la tecnología de que en las redes sociales haya cien millones de psicóticos? Bueno, es así, es una cuestión de la condición humana, y de las circunstancias sociales y políticas que se están dando. Pero yo no puedo decir: "Ay, la tecnología" y que "Mejor sería no comunicarnos". No. La tecnología hae todo más fácil: lo bueno y lo malo. Es más fácil hoy en día conseguir un dato que antes. En mi época de estudiante tenía que estar toda una semana dando vueltas a ver en qué libro estaba. Pero también es más fácil conseguir droga, por ejemplo. O prostituirse. En ese sentido, vemos que la tecnología es amoral. Son los hombres los que hacen eso".

{ Alejandro Dolina, periodista, escritor y conductor radial, en diálogo con Oscar Ranzani }

#Solapa

Engaños digitales, víctimas reales, de Sebastián Davidovsky. (Ediciones B, 192 páginas, $899)

  • Usamos mail, apps, WhatsApp, home banking, compramos, subimos fotos. Y no percibimos que, del otro lado, alguien acecha todos nuestros datos, nuestra intimidad. A partir de nueve casos argentinos, Sebastián Davidovsky explica cómo operan los criminales a través de grooming, phishing, ransomware y otros delitos a los que todos estamos expuestos.

#ElHilo

 

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