#Wok

El año en que el coronavirus nos virtualizó la billetera

A fuerza de aislamiento obligatorio y distanciamiento preventivo, el efecto pandemia logró en materia económica que lo que hubiera llevado tres años en concretarse se redujera a tres meses. La bancarización captó a buena parte de los argentinos y el dinero electrónico pasó a ser "moneda corriente".

Rubén Valle
Rubén Valle sábado, 5 de septiembre de 2020 · 06:59 hs
El año en que el coronavirus nos virtualizó la billetera

#Maridaje > Musicaliza esta columna Boards Of Canada con Everything you do is a balloon
 

En esta Argentina donde un sanrafelino con los astros alineados ganó $100 millones en el Quini 6, casi 9 millones de personas cobran los $10.000 del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la tasa de desocupación llega al 15% según el Observatorio de la Deuda Social, nadie discute que la economía va palo y palo con el coronavirus, pero sin ganarle la pulseada mediática (de hecho el término "coronavirus" superó a "porno" en las búsquedas en internet, de acuerdo con un informe de la Flacso). 

Está a la vista que la pandemia, además del pandemónium sanitario, dejó una debacle económica a toda escala. Pero también, y como efecto positivo, aceleró los tiempos en materia de inclusión financiera. A la fuerza, para no romper el aislamiento -el propio y el ajeno- las entidades bancarias flexilibilizaron gran parte de sus servicios y así los trámites online se multiplicaron, confirmando que el deporte nacional de hacer cola para todo podía reemplazarse con un simple enter

Para la especialista Melisa Murialdo"la pandemia nos evidenció la necesidad de acelerar la democratización del proceso de inclusión financiera para que todos los ciudadanos puedan acceder a servicios financieros de la manera más sencilla posible. El Efecto Coronavirus resultó más efectivo que cualquier plan para avanzar en la inclusión financiera"

A casi seis meses de este proceso pandémico sin fecha de vencimiento son numerosos los capítulos de la economía personal que se vieron impactados por el virus. También en esto se dio lo del antes y el después como necesaria bisagra para sintonizar con el mundo. Repasemos. 

El uso de dinero electrónico por distintos canales en el país alcanzó un récord en julio con 570 millones de transacciones, un 6,4% más que el mes anterior.  

El 70% de los gastos habituales de los argentinos se realizaba con efectivo, pero en los últimos meses creció poderosamente la opción electrónica para las transacciones más comunes, incluso en los negocios de cercanía. 

El pago de servicios e impuestos a través de la plataforma Mercado Pago creció un 118% en Mendoza en el período de aislamiento primero y de distanciamiento después. 

El pago con celular a través del código QR también creció sustancialmente, en especial en comercios pequeños. A nivel local ya hay casi 200 mil usuarios que pagan con esta opción. Entre febrero y julio, los pagos con QR en supermercados se incrementaron más del 500%.   

En cuanto al pago de servicios en la provincia, el uso de plataformas digitales para el pago de Edemsa creció 300%, Ecogas 240% y Aysam 290%. 

En los cajeros automáticos se amplió el retiro de dinero, con límites entre los $15.000 y los $50.000, según el banco. Por esta vía 8 de cada 10 argentinos retiran efectivo al menos una vez al mes. La opción de extracash en súper e hipermercados también se naturalizó como opción para evitar ir a los cajeros y encontrarse con la repetida sorpresa de que no tienen plata (sobre todo los fines de semana).  

Los créditos a tasa cero para trabajadores autónomos y monotributistas totalizaron cerca de $58.000 millones en julio (más de 472.000 préstamos).

En el período covid se emitieron 160 mil tarjetas de crédito nuevas. Como eco, las transacciones electrónicas subieron respecto del año pasado un 81%. A su vez, las transferencias a través de la banca móvil crecieron el 150%.

En tres meses del 2020 se abrieron casi 5 veces más cajas de ahorros que en todo el año pasado. En marzo había 47.719.278 cajas de ahorros abiertas, pero en junio se disparó la apertura y saltó a 52.535.604 cajas en todo el país. Es decir que hay 5 millones más de cajas de ahorros desde que la pandemia aterrizó en la Argentina.

En junio, el Banco Central tenía registradas  9.619.317 de cuentas sueldo; 754.762 más que en febrero de este año. Hay más de 1 millón de cuentas gratuitas universales. 

En base a datos de la Cámara Argentina de Fintech, hay más de 6.500.000 las billeteras virtuales operativas en el territorio nacional. Se prevé que para fines de este año sean casi 10 millones. En este segmento se sumó un jugador clave, el Banco Nación, que recientemente lanzó su propia billetera.  

En definitiva, el nefasto coronavirus trastocó la lógica de la bancarización y el uso del dinero electrónico de tal forma que "lo que debería haberse producido en tres años se logró en tres meses. La cuarentena fue un acelerador a fondo de un fenómeno que ya se venía viendo desde hace un tiempo", como bien ejemplificó Gustavo Valdemoros, gerente general de la Red Link

Los canales digitales y esa tercera mano en que se transformó el celular para realizar todo tipo de transacciones devinieron en el circuito obligado para quedarse en casa. Mañana, cuando la vacuna sea un realidad y no una promesa, esta dinámica financiera estará tan instalada que la opción de la plata debajo del colchón será una imagen de las viejas épocas. Del tiempo prepandemia donde la vida no apestaba a lavandina y alcohol en gel.  

Y todo esto, claro, sin hacer mención a la eterna mochila de la inflación para no deprimirnos más. Para eso, con el virus global nos alcanza y sobra.   

#ElResaltador

No lo hagan ustedes 

  • "La pandemia es una irrupción que cambia las relaciones dadas, clásicas, históricas entre la naturaleza y la acción humana. No sería en primer lugar una cuestión científico-médica, aunque cuando lo es adquiere una importancia fundamental. Es una cuestión existencial que no sustituye las preguntas fundamentales que tímidamente aparecen en cualquier forma de vida: la cuestión de la muerte entendida como una finitud no necesariamente buscada salvo por los suicidas... El virus, paradójicamente, viene a decir algo esperanzador para los suicidas: no lo hagan ustedes, algo lo puede sustituir perfectamente. De eso se encarga la filosofía apocalíptica, que tiene bastantes cultores y no me parece la más adecuada. Tampoco es adecuada la filosofía de la esperanza, hoy en manos del discurso evangélico que supone que hay una culpa entera de la humanidad".

{ Horacio González, sociólogo, docente, investigador y ensayista argentino, en Página/12 }

#Solapa

Filosofía a martillazos. Tomo 2, de Darío Sztajnszrajber (Ediciones Paidós, 320 páginas, $1.050)

  • Este segundo tomo de Filosofía a martillazos reúne las clases abiertas que Darío Sztajnszrajber ofreció ante un enorme público de distintas edades, orígenes y formaciones, como una introducción a estos temas y, a la vez, como un diálogo con grandes pensadores. Con preguntas contundentes como el golpe de un martillo, el autor de Filosofía en 11 frases abre caminos en las cuestiones universales que trascienden toda coyuntura. Con el ritmo de una conversación, en la que participan Heráclito y Miguel de Unamuno, Richard Rorty y San Agustín, Friedrich Nietzsche y Giorgio Agamben, Jacques Derrida y Platón, este libro rompe la solidez de muchos de los conceptos arraigados en nuestra conciencia e incluso la matriz misma de lo que concebimos como pensamiento, hasta hacer estallar el sentido común.

#ALaCabeza

  • La luz al final del túnel: aprendizajes de otras pandemias, charla TEDXRiodelaPlata a cargo de Daniel Balmaceda. Cólera, viruela, peste negra, fiebre amarilla. El reconocido historiador nos invita a hacer un repaso por los hechos del pasado para entender el presente y aventurar de qué manera se podría llegar a contar la historia del coronavirus en el futuro. Balmaceda también es periodista y fue editor de las revistas Noticias, Newsweek, El Gráfico, Aire Libre, La Primera y Periódicos de la Historia. 

 

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