Biografía

Sarmiento, el "padre" de la educación pública en la Argentina

Considerado como el “padre del aula”, fue el principal defensor de la educación pública en la Argentina del siglo XIX, cuando nuestro país recién comenzaba a moldearse como tal luego de décadas de inestabilidad política.

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MDZ Sociedad viernes, 11 de septiembre de 2020 · 07:02 hs
Sarmiento, el "padre" de la educación pública en la Argentina
Foto: es.wikipedia.org

Garantes y propiciadores de la educación, en su rol de orientadores y guías del ejercicio creativo y la transmisión y adquisición de conocimientos en los estudiantes, los maestros forman la base fundamental que sostiene a las instituciones educativas. En reconocimiento a su ardua labor, hoy más importante que nunca debido a la situación de pandemia, cada 11 de septiembre se celebra en la Argentina el Día del Maestro, en conmemoración de Domingo Faustino Sarmiento

Considerado como el “padre del aula”, Sarmiento fue el principal defensor de la educación pública en la Argentina del siglo XIX, cuando nuestro país recién comenzaba a moldearse como tal luego de décadas de inestabilidad política. De hecho, su activismo sentó las bases de lo que sería la Ley N° 1420 de educación universal, obligatoria, gratuita y laica, sancionada en 1884 bajo la presidencia de Julio Argentino Roca.

Faustino Valentín Quiroga Sarmiento nació en un humilde hogar de San Juan, el 15 de febrero de 1811. Apodado "Domingo" por por su madre Paula Albarracín, Sarmiento comenzó a leer a los 4 años por el impulso educador de su padre José Clemente y su tío José Eufrasio Quiroga Sarmiento, mientras que su instrucción primaria la recibió en las llamadas "Escuelas de la Patria", donde sus maestros advirtieron la precoz inteligencia del niño. Al finalizar sus estudios en 1821, el joven Faustino intentó ingresar al Colegio de Ciencias Morales, en Buenos Aires, mediante una beca que no le fue concedida. Por ende, debió completar su formación mediante un esfuerzo autodidáctico basado en extensas lecturas y profundas conversaciones con adultos. Un amigo ingeniero lo ayudó con las matemáticas, su tío José de Oro Albarracín (hermano de Fray Justo Santa María de Oro) le impartió clases de Latín y Teología, y aprendió francés por sus propios medios.

Fue con su tío José que organizó una escuela para enseñar a leer y a escribir a los habitantes de la localidad de San Francisco del Monte, en San Luis. Durante esos años de juventud, Sarmiento adoptó las ideas liberales inspiradas de la Revolución Francesa y la independencia de Estados Unidos, y cercanas a las posiciones de los unitarios bonaerenses pese a que tuvo algunas reservas respecto al centralismo porteño. Así, en 1829 se integró como teniente al ejército del general José María Paz, quien luchó por imponer la autoridad del gobierno porteño en las provincias del interior; pero la derrota frente al caudillo riojano Facundo Quiroga, lo obligó en 1831 a buscar refugio en Chile.

Afincado en el vecino país, pronto logró cierto reconocimiento en los círculos intelectuales, especialmente en asuntos pedagógicos. La publicación de sus primeras obras literarias y la participación en polémicas con intelectuales de peso, como Juan Bautista Alberdi y Andrés Bello, consolidaron su prestigio y le valieron la confianza del gobierno trasandino que le encomendó la creación de la Escuela Normal de Maestros, primera en América Latina. Entre 1845 y 1848, el gobierno chileno lo envió a Europa y Estados Unidos para estudiar y evaluar distintos modelos de educación primaria para implantar en el país. Además publicó varios libros (incluyendo su obra emblemática 'Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina') y fundó varios diarios como El Progreso y El Heraldo Argentino, entre otros.

Su exilio en Chile estuvo interrumpido brevemente entre 1836 y 1841, cuando regresó a San Juan por una enfermedad. En su provincia natal fundó el Colegio de Señoritas de Santa Rosa y el periódico El Zonda, que fue censurado por el gobernador federal Nazario Benavídez. Posteirormente tuvo otro retorno al país poco antes de la caída de Juan Manuel de Rosas, en 1851, pero al año siguiente debió exiliarse nuevamente en Chile por las profundas diferencias que mantenía con José Justo de Urquiza e incluso le valieron una detención en Mendoza.

Tras su regreso definitivo a la Argentina en 1855, Sarmiento estuvo acompañado de una bien ganada reputación y de una sensata propuesta para resolver definitivamente la pugna entre Buenos Aires y las provincias, aunque se granjeó varios enemigos. Fue así que ingresó de lleno en la vida política del país como servidor público en asuntos educacionales y como legislador por San Juan y Buenos Aires. En 1856, tras asumir como jefe del Departamento de Escuela de Buenos Aires, creó una red de instituciones educativas nuevas, fomentó la traducción de textos básicos para la enseñanza y auspició la enseñanza de idiomas.

En 1862 fue designado por el presidente Bartolomé Mitre como gobernador interino y posteriormente titular de San Juan. En ese cargo, creó una Quinta Normal de Agricultura y fomentó el desarrollo agrícola y la repoblación de la provincia cuyana por medio de leyes que dinamizaron las colonias agrícolas de emigrantes extranjeros. Su gobierno, sin embargo, estuvo marcado por la fuerte inestabilidad creada por la insurrección de las montoneras comandadas por el caudillo riojano Vicente 'Chacho' Peñaloza. El asesinato del sublevado federal y divergencias con Mitre lo llevaron a renunciar a la gobernación sanjuanina en 1864.

De todos modos, Mitre nombró a Sarmiento como Ministro Plenipotenciario ante Chile y Perú, y posteriormente lo mandó a Estados Unidos. Tras un breve paso como senador, Sarmiento fue elegido como presidente de la Argentina en 1868. Su administración, que se extendió hasta 1874, estuvo marcada por un decidido apoyo a la instrucción pública, el fomento de la migración europea y el alivio de la tensión entre las provincias.

Como Presidente de la Nación, Sarmiento sentó las bases para el desarrollo de la educación en la Argentina: multiplicó el número de alumnos en las escuelas, creó la primera institución dedicada a la formación de maestros (la Escuela Normal de Paraná), y promocionó la práctica de la lectura a través de la Ley de Bibliotecas Populares, que dio origen a 140 bibliotecas en todo el país, e impulsó la creación de escuelas en todas las geografías de la nación.

Además pregonó cambios y transformaciones que significaron reemplazos de valores, de metas y de estilos de vida, acorde a sus ideales liberales y laicos. Imaginó un país moderno y obró en consecuencia, con un apoyo decidido a la educación, la ciencia y el trabajo, pilares de una nación fuerte: fundó el Observatorio Astronómico de Córdoba, la Facultad de Ciencias Físicas y la Academia de Ciencias de esa provincia. Ordenó realizar el Primer Censo Nacional de Personas, instrumento de gobierno y administración indispensable para determinar las reales necesidades de la población. En 1874, inauguró el primer servicio de cable transoceánico y amplió la red de ferrocarriles, interconectando distintas capitales de provincia, y promovió la inmigración extranjera, con políticas de colonización de vastas regiones del Interior.

Tan importante como poco conocida es su faceta como promotor de la ciencia, divulgador y practicante de actividades científicas. Sarmiento comprendía que el conocimiento debía democratizarse y se muestra como un impulsor de la idea de la divulgación científico-técnica como herramienta para superar el atraso.

Concluido su período presidencial, Sarmiento continuó sirviendo al país desde distintos cargos, como Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Ministro del Interior y Jefe de Gabinete en 1874 bajo la presidencia de Nicolás Avellaneda, y Superintendente de Escuelas del Consejo Nacional de Educación en 1881.durante el mandato de Julio Argentino Roca.

Alejado de la esfera gubernamental por sus disidencias con Roca y afectado por su salud, Domingo Faustino Sarmiento falleció el 11 de septiembre de 1888 en Asunción del Paraguay.

¿Por qué se celebra el Día del Maestro?

Si bien el 11 de septiembre de 1943, la Conferencia Interamericana de Educación celebró en Panamá un homenaje a los hombres y mujeres en el ejercicio de la docencia, recién en 1945 se adoptó en la Argentina esta fecha como Día del Maestro, por decreto del entonces presidente argentino, Edelmiro Farrell. 

Algunos de los pasajes de la Resolución Oficial de aquella Conferencia indican la importancia de la actividad docente, ya que se trata de “una actividad fundamental de la escuela la educación de los sentimientos, por cuyo motivo no debe olvidarse que entre ellos figura en primer plano la gratitud y la devoción debidas al maestro de la escuela primaria (...); que su abnegación y sacrificio guía los primeros pasos de nuestras generaciones y orienta el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos (...); que ninguna fecha ha de ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día que pasó a la inmortalidad, en el año 1888, el prócer argentino Domingo Faustino Sarmiento".

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