Historias detrás del IFE: mendocinos que se animaron a emprender
Hay quienes decidieron invertir el bono de $10.000 al mes en nuevos proyectos o negocios. En la nota 3 historias de 3 mendocinos que lo hicieron.
Muchas personas buscan reinventarse en esta pandemia, algunas de ellas con la ayuda del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) han desarrollado emprendimientos que les permiten multiplicar el dinero recibido.
En Mendoza el número de beneficiados es de 362 mil personas, son más de 10.000 millones de pesos para la provincia en las tres etapas. MDZ dialogó con 3 mendocinos que decidieron invertir los 10 mil pesos otorgados por el Gobierno Nacional para sacar adelante su situación e iniciar emprendimientos que hoy les permiten vivir.
Mamá Koala es el mini emprendimiento de Tatiana Woloch, ella realiza almohadas de semillas para uso con frío o calor en distintos modelos según diversas dolencias o usos y con aromas relajantes.
Tatiana es una de las mendocinas a quien el Ingreso Familiar de Emergencia le resultó muy beneficioso ya que “estaba sin trabajo y la búsqueda se dificultó por la cuarentena”, según cuenta. Por tal motivo antes de cobrar el bono comenzó a ver qué opciones existían a partir de las necesidades del momento. “viendo que se acercaba el frío y también que yo necesitaba algo para los dolores musculares que tenía pensé en hacerme una para mí misma”.
Los primeros 10 mil pesos del bono que cobró los invirtió en comprar telas, semillas y las flores aromáticas. “No me alcanzaba para comprar una máquina de coser, pero contaba con la máquina de mi abuela y esto fue de gran ayuda”, relata la emprendedora.
“El bono me alcanzó para lo que tenía planificado”, expresa Tatiana y agrega “me está yendo bien, empecé con un sólo modelo y hoy cuento con diversos diseños”. Mamá Koala, su emprendimiento, pudo crecer durante la pandemia, ahora ofrece diversos modelos: para cervicales, lumbares, para los cólicos de bebés y para madres que estén en periodo de lactancia (se colocan en las mamas).
Celeste Peralta es de San Rafael, Mendoza. Es mamá de niños pequeños y por lo tanto tiene que trabajar desde casa para poder estar con ellos. “A penas cobre el IFE supe que tenía que invertir en algo”, cuenta a MDZ. Ella siempre trabajó con porcelana fría, eso sumado a la idea de invertir el dinero que había cobrado y la necesidad trabajar desde casa para cuidar a sus chicos, hizo que emprendiera “me animé y encaré por ese lado”.
Celeste cuenta contenta que para el día del amigo las ventas fueron muy buenas, que eso ayudó a que se conociera su trabajo y aumentó los encargos para los próximos días.
Ornella Montoya es mamá soltera de dos niños de uno y 5 años, tienen 23 años y estaba desempleada, junto con su hermano Rodrigo, que trabaja en la construcción pero durante la cuarentena tampoco pudo trabajar, decidieron invertir el bono de 10 mil pesos en una rotisería de comidas rápidas propia. “Rotisería los hermanos” es su negocio en el Barrio Santa Teresita.
“Nuestra inversión fue en harinas y otros insumos para cocinar, como verduras, carnes, fiambres”, cuenta Ornella, quien ya contaba con experiencia en el rubro y agrega que al iniciar el negocio esta ayuda “nos vino de 10, compramos lo justo y necesario para comenzar”.
“Gracias a Dios nos va mejor de lo que nos imaginamos. Hay días que se vende muchísimo y otros días que está flojo, pero igual se vende”, expresa la jóven emprendedora. La rotiseria fue el puntapié, los hermanos Montoya ahora piensan en extender su emprendimiento, en los próximos días incorporarán bebidas, helados y viandas de comida para toda la semana.
"En la crisis están las oportunidades", dice la frase cliché que se ha convertido en un himno durante la pandemia. Estas personas supieron materializarla, reinventarse y hoy inspiran. Son sólo algunas de las miles de historias de aquellos que se animaron a invertir la ayuda económica que reciben en estos meses difíciles y a emprender a pesar de los desafíos del contexto.