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El Chacal de la Cuarta Sección: los diarios del infierno - Parte 1

Armando Lucero abusó de su hija Cecilia durante décadas. De esas violaciones nacieron siete hijos. Ahora, por primera vez, salen a la luz los diarios de la víctima, en los que describe paso a paso cómo se produjeron esos vejámenes y de qué forma su madre sería cómplice de la pesadilla.

Facundo García
Facundo García domingo, 7 de junio de 2020 · 14:05 hs

En 2009, Mendoza quedó perpleja ante un caso que sacudió al mundo. Armando Lucero -que llegó a ser conocido como "el chacal de la Cuarta Sección"- había abusado sexualmente de su hija Cecilia desde los 4 años y hasta los 35, y por estas violaciones habían nacido 7 niños. Y todo sucedió acá cerca, en barrios conocidos, entre vecinos que se veían pasar todos los días. Ahora, por primera vez, documentos a los que accedió MDZ sugieren que la madre de la víctima habría sido cómplice de los abusos.

Lucero ya está muerto. Falleció en la cárcel, luego de que Cecilia se animara a denunciarlo tras ver que también pretendía abusar de una de sus hijas/hermanas. Pero el caso está lejos de cerrarse. La periodista Luciana Agüero prepara un libro sobre la vida de Cecilia y ha podido acceder a sus diarios personales, en los que la víctima repasa cómo empezó y se desarrolló su sufrimiento.

Se trata de textos que la mujer redactó por sugerencia de los psicólogos. Al repasar esas líneas, da la perturbadora impresión de que Lucero estaba amparado por otras personas o al menos por su pareja, Norma Ortubia, quien habría hecho la vista gorda frente a repetidas evidencias de que su hija era violada.

¿Cómo no se da cuenta?

Esa es una de las preguntas que sobrevuela los primeros tramos del diario de Cecilia, en los que ella recuerda que en su mente infantil no entendía cómo su propia mamá no reaccionaba ante lo que ella estaba padeciendo.

Según escribe la víctima, los abusos empezaron cuando tenía aproximadamente 4 años. Era el tiempo de la dictadura y ella vivía en casa de sus abuelos maternos, hacinada junto a sus padres y hermanos

"La persona que debió protegerla y defenderla fue la misma que hizo oídos sordos y ojos ciegos; la que le decía 'puta' y la siguió hostigando hasta hace poco: su mamá", escribe la colega Agüero tras varias entrevistas con Cecilia.

Las páginas son escalofriantes.

Las páginas del diario son difíciles de leer: "él me saca la remera, después el pantalón y la bombacha, me sienta en una cómoda (...) En eso entra mi mamá y pregunta ¿qué estás haciendo?, y no dice nada, y él empieza a hablar de otra cosa mientras yo me pongo la ropa. Y yo pensé '¿cómo no se da cuenta' (...) Y me fui a llorar".

En 2018, la víctima denunció a su madre por esta actitud. Según comentaron los representantes legales de Cecilia, Cristian Vaira Leyton y Agustín Magdalena, la acusada habría sostenido esa situación aberrante, continuando como si nada pasara.

La querella sospecha, incluso, que la mujer pudo haber movido hilos para que algunas denuncias previas no llegaran a buen puerto. La hipótesis cobra nitidez si se tiene en cuenta que Norma Ortubia trabajaba en el Poder Judicial.

Agustín Magdalena y Cristian Vaira Leyton, abogados de la víctima.

Ausencias

Cuando la mamá se iba a trabajar a Tribunales, el Chacal se quedaba a solas con su hija. Los incidentes ya eran cotidianos, sistemáticos. En una oportunidad, Ortubia volvió antes del horario habitual y encontró a Lucero abusando de la niña, que ya tenía 7 años. Si uno se pone en la piel de la menor, la secuencia es terrorífica:

"Entonces ella la llama a mi abuela (...) Se quedan ellos tres hablando, y mi abuela me miraba y yo con vergüenza bajaba la mirada (...) Después (la abuela) sale enojada diciendo que va a ir a la comisaria a denunciar y él sale atrás de ella para decirle que no lo haga. De tanto que le insistió, ella se vuelve y le cree".

Los adultos no defendieron a la pequeña.

La nena fue creciendo. En lugar de defenderla, su madre multiplicó los malos tratos. Cecilia describe su angustia con una sencillez desgarradora: "yo le empecé a cebar mate todos los días, para ver si me quería un poco más (...) Y lloraba tanto, que me quedaban los ojos hinchados".

"Lloraba tanto que me quedaban los ojos hinchados..."

El primer hijo/hermano

Lucero y su familia se mudaron varias veces. Los vejámenes nunca terminaban. Como investigó la colega Luciana Agüero, a los 14 años Cecilia tuvo su primera menstruación. Al mes siguiente ya estaba embarazada de su propio padre.

Cuando el Chacal se dio cuenta de lo que venía, la llevó junto con la madre para que un médico intentara abortar el feto. Sin embargo el embarazo ya iba por el quinto mes, por lo que la intervención no se hizo. "Ella (la madre) me empieza a pegar y a decir que tenía la culpa yo", rememora Cecilia en el diario.

"Fue como si se me cayera el mundo..."

Ortubia, la madre de Cecilia, repetía en el barrio que el recién nacido era de ella y de Lucero: "lo habían adoptado". De algún modo, seguramente a través de un contacto en los pasillos judiciales, se las arregló para acomodar los papeles y alejar las sospechas. La historia se repetiría en otros seis embarazos

De confirmarse todas estas acusaciones, el delito de Norma Ortubia revelaría no solamente una absoluta carencia de empatía, sino una falta de sororidad apabullante. A lo largo de décadas, las pruebas de que una menor era sojuzgada -una nena que, además, era su hija- se multiplicaban. Y ella optó por el silencio.

Cecilia se animó a denunciar a su madre.

Todo esto es solo una pequeña parte de la historia que MDZ continuará revelando el domingo que viene.

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