Literatura

El cumpleañero olvidado: cómo recordar a Ernesto Sábato a más de un siglo de su nacimiento

El 24 de junio hay una serie de cumpleaños y otras efemérides de personajes argentinos que a veces opacan a uno de los más grandes novelistas del país. Qué se puede leer para conocer su sobrecogedora obra.

Francisco Pérez Osán
Francisco Pérez Osán miércoles, 24 de junio de 2020 · 12:35 hs
El cumpleañero olvidado: cómo recordar a Ernesto Sábato a más de un siglo de su nacimiento

El 24 de junio es probablemente el día que concentra  la mayor cantidad de cumpleaños y fallecimientos de estrellas argentinas. Lionel Messi, Juan Manuel Fangio y Juan Román Riquelme son algunas de los astros del deporte que cumplen años esta fecha, y, del otro lado, los cantantes Rodrigo Bueno y Carlos Gardel fallecieron un día como hoy.

Con ese panteón de estrellas populares es algo comprensible que se deje un poco de lado a un gigante de un arte quizás menos cultivado como es la escritura. Hace 109 años nacía en Rojas, provincia de Buenos Aires, Ernesto Sábato, uno de los novelistas más importantes -si no el más importante- de Argentina.

La obra puramente literaria de Sábato no es vasta, pero sí es densa. Sus novelas -El Túnel, Sobre Héroes y Tumbas y Abaddón el Exterminador- no son lecturas sencillas. En mayor o menor medida, son furiosas introspecciones que investigan la soledad y la locura sin ningún tipo de mitigante.

Probablemente la más accesible sea El Túnel. Un pintor, Juan Pablo Castel, cuenta en primera persona los motivos que lo llevaron a matar a su amante María Iribarne. El profundo trasfondo psicológico se mezcla, como no puede ser de otra manera, con el temor a la soledad, y también con el tema que terminaría siendo una constante en la obra de Sábato: los ciegos.

A 72 años de su publicación, El Túnel sigue manteniéndose como una de las novelas más inquietantes de la literatura nacional. En las obras maestras que la seguirían Sábato ahondaría en todos sus temas favoritos, pero lo haría dando rienda suelta a una visión barroca y descarnada de la existencia, en la que predominan las fobias y el pesimismo. Son, no hace falta decirlo, lecturas tortuosas, pero mucho muy satisfactorias.

Sábato también fue un prolífico ensayista. En estos textos hablaba de filosofía, ciencia, religión y literatura. Son también obras valiosas que en algún punto quedan relegadas por sus novelas. En ese sentido, es casi una picardía que los más conocidos -los que llegaron a las escuelas- sean La Resistencia y Antes del Fin, textos que lo muestran como un escritor cansado y con visiones propias de alguien de su edad, muy lejos del visionario que supo ser en su madurez.

Por eso, lo mejor para recordar a un verdadero gigante es leer, o intentar leer, sus geniales novelas. Por suerte, todavía se consiguen en cualquier librería, y -en un giro que es difícil saber si Sábato hubiese aprobado- en Internet.

Archivado en