Más pobres: el triste panorama del día después de la pandemia

La semana pasada el presidente de la nación Alberto Fernández anunció que salvo el área metropolitana de Buenos Aires, el país pasaba a la Fase 4 de la pandemia y se podían reactivar nuevas actividades económicas que estaban paralizadas desde el 20 de marzo, cuando comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Entre ellas Mendoza, por medio de la aprobación de protocolo.

El mandatario señaló que se priorizó la salud de los argentinos y cuestionó a aquellos que lo apuran para "abrir" el comercio entre otros. "Yo estoy orgulloso de cada uno y cada una de ustedes por lo que han hecho. Por eso les pido que no nos dejemos llevar por la ansiedad de unos pocos y sigamos por este camino, cuidándonos entre todos".

Nadie puede señalar que las políticas aplicadas por el Gobierno nacionales y locales fueron erróneas cuando los países vecinos han demostrado en número que la pandemia se les ha escapado de las manos. Sin embargo, no hay que descuidar que las consecuencias económicas serán muy graves para todo el mundo. Y Mendoza no estará ajena.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó el miércoles pasado una previsión económica sobre el impacto de la pandemia con cifras que preocupantes. Asegura que el coronavirus desencadenará la mayor contracción de la economía global desde la Gran Depresión y empujará a millones de personas a la pobreza, según la ONU, que prevé una recuperación lenta y compleja e incluso algunos daños irreparables.

Se prevé que la economía mundial se contraiga este año un 3,2%, con una caída especialmente fuerte en las economías más desarrolladas y Latinoamérica estará también entre las zonas más golpeadas, con una contracción del 5,4% en su conjunto y caídas del 5,5% para Suramérica.

En total, el mundo perderá casi 8,5 billones de dólares en producción económica durante los próximos dos años como consecuencia de la pandemia, un retroceso que eliminará prácticamente los avances de los cuatro años anteriores, según la ONU.

Y la realidad puede terminar por ser aún peor, pues estas previsiones se basan en un escenario en el que las medidas de confinamiento y parón económico no van más allá de la mitad del año y permiten un rebote de la actividad ya durante el tercer trimestre.

Pero esto trae consigo un fuerte aumento de la pobreza. Se calcula que unos 34,3 millones de personas caerán en 2020 por debajo de la línea de la pobreza. En total, la crisis puede dejar a 130 millones de personas más viviendo en extrema pobreza para 2030.

Además, la actual crisis está afectando desproporcionadamente a trabajadores poco cualificados y de bajos ingresos y amenaza con seguir haciendo crecer la desigualdad tanto dentro de los países como entre naciones.