Pandemia: los cabarets contraatacan

El Lucky Devil ("Diablo suertudo") parecía no estar haciéndole honor a su nombre. A medida que llegaban noticias sobre la pandemia de covid-19, su propietario fruncía más y más el ceño. Hasta que se le ocurrió la solución: vender comida e inaugurar un circuito para recorrer en auto en el que cuatro señoritas en shorts y pantis bailaran de manera incitante.

Era una respuesta elegante a la "distancia social" que requiere la época. Adaptaron el parking del club nocturno y se largaron con la iniciativa Food 2 Go-Go. Y hasta ahora parece que funciona.

Para ingresar al circuito ubicado en Portland (Oregon, EE.UU) hay que pagar 30 dólares por auto, más 10 por cada pasajero extra. Obviamente, también hay que consumir algo de comida. Así, entre las 18 y las 22, los viernes, sábados y feriados el estacionamiento se transforma en un verdadero cabaret de emergencia.

¿Volverá también la era gloriosa del autocine?

"Todos los pequeños comerciantes están sufriendo -definió Shon Boulden, el dueño del Lucky Devil-. Por eso nos inventamos este nicho de mercado y anda muy bien".

Se cree que el éxito de esta propuesta podría contagiar a otros empresarios del entretenimiento. ¿Volverá la era gloriosa del autocine?