Coronavirus Covid-19

En Mendoza: ¿cómo vamos a cuidar a quienes nos están cuidando?

Algún día controlaremos al virus y volveremos al ruedo. ¿Podremos contener psicológicamente a quienes hoy están cuidando de nuestra salud?

Cecilia Ortiz miércoles, 15 de abril de 2020 · 06:58 hs
En Mendoza: ¿cómo vamos a cuidar a quienes nos están cuidando?

Hay una ópera de Ruggero Leoncavallo que se llama Pagliacci (payasos), que cuenta una historia trágica. En un aria, llamada “vesti la giubba” (ponte el traje), el personaje del payaso Canio, turbado por la tristeza y la angustia canta: "Ponte el traje / y empólvate el rostro…/ transforma en bromas la congoja y el llanto;/ en una mueca los sollozos y el dolor/ ¡Ah! ¡Ríe, Payaso, sobre tu amor despedazado!/¡Ríe del dolor que te envenena el corazón!". 

Mandato tajante y doloroso que desnuda la responsabilidad de una profesión. A nadie le importa si el payaso está triste, enojado o si tuvo un mal día. El payaso debe hacer reír, si no, pues ya no es un payaso.

El juramento Hipocrático es un compromiso ético que hacen los médicos al recibir el título. Consta de diferentes puntos, pero quisiera resaltar los siguientes:

- Como miembro de la Profesión Médica:

- Prometo solemnemente dedicar mi vida al servicio de la Humanidad

- Velar ante todo por la salud y bienestar de mis pacientes

- Velar con el máximo respeto por la vida humana

A costas del virus, la pandemia, la cuarentena, el aislamiento, esos personajes con guardapolvo, barbijos, cofias, hoy son quienes se ocupan de velar por la salud de todos nosotros. Médicos y enfermeros pululan por los pasillos de hospitales y centros de salud para atender no solamente a casos sospechosos, sino también a las consultas por otros requerimientos vinculados a la salud.

La mayoría está preocupado por la situación, tiene familia, teme por el contagio. Están asustados, tristes, molestos, mal dormidos, mal pagados, mal considerados. La mayoría viene de una historia de reclamos por sueldos justos y condiciones de trabajo dignas. Muchos de ellos han debido ingeniar estrategias y herramientas para adaptarse a trabajar con lo que hay. Porque todos, vocación mediante, juraron velar por nuestro bienestar.

Ivana Miranda es médica clínica e inmunóloga, trabaja en el Hospital Central y en el sanatorio A Mano, ella describe con sus palabras lo que siente, y lo que, probablemente muchos que comparten la vocación de curar, sienten. Escuchémosla. 

Sensaciones de un médico de trinchera: Pensando en la palabra medicina en momentos de pandemia, se me ocurre decir que es una profesión humanitaria.  Nuestra obligación es cuidar de la salud de los enfermos. Ingresamos a esta profesión por elección y eso implica aceptar los riesgos que acompañan

"El problema o dilema que me planteo cada día que vuelvo del hospital o clínica, es el terror de generar un contagio en los que más amamos. Si bien cumplo con las medidas necesarias para que esto no suceda, el miedo está y no me perdonaría que alguien sufra por mi causa.

"Por otro lado, tengo sensaciones encontradas con aquellas personas que te discriminan por ser personal del salud (gracias a dios los menos). Muchos salen a las 21hs a aplaudirnos, y sabés que más allá de su rechazo, nuestra obligación es velar por todos. También tenés personas como mi vecina que hoy me dejó una notita debajo de la puerta, en donde me decía palabras alentadoras y de agradecimiento que alimentan el alma. Sin dudas esto te hace sentir que estamos viviendo una tragedia mundial donde depende nada más y nada menos de nosotros para salir de esta locura”. 

Cuando una situación o experiencia (que puede ser vivida directamente o como testigo) nos pone en peligro de vida, nuestro organismo se prepara para defenderse, este estrés dura lo que dure el evento. Si la respuesta de alerta y miedo se extiende una vez que pasó el suceso, hablamos de estrés post traumático. Nuestro cuerpo responde a las órdenes de nuestro cerebro como si aún estuviéramos en peligro. Los síntomas de estrés post traumático incluyen: recuerdos recurrentes, pensamientos negativos, angustia, ansiedad, insomnio, irritabilidad, dificultad en las relaciones interpersonales, depresión.

Como en cualquier situación de estrés o tensión, una vez que pase el momento de “adrenalina” y todo vuelva a la calma, muchos de los profesionales de la salud deberán lidiar con síntomas de estrés postraumático, ¿estaremos organizados y dispuestos nosotros, como sociedad, a hacernos cargo de ellos? ¿Podremos cuidarlos como ellos nos cuidan hoy?

Creo que después de esto ninguno de nosotros volverá a ser el mismo, nos va a cambiar la cabeza a todos”, dice Ivana con una mezcla en su voz de angustia, tristeza y esperanza.

En diferentes lugares del mundo se están conduciendo encuestas sobre la repercusión emocional de la pandemia en el personal de salud, las más importantes arrojan que la mayoría refiere síntomas de insomnio, depresión, ansiedad y angustia. Las preocupaciones principales se vinculan a la posibilidad de contraer el virus, de contagiarlo a algún ser querido, de estar imposibilitados de  socorrer a todos los que lo necesiten, de asistir a la muerte solitaria de pacientes, de no poder responder preguntas, de sentir impotencia ante la discriminación. 

Creo que está más que claro que hoy debemos atender la urgencia, pero habrá que ir planificando estrategias para contener las necesidades psicológicas de quienes hoy deben vestir su uniforme  y salir a escena, como el payaso, ocultando sus temores y ansiedades detrás del guardapolvo y mirando al paciente con su mejor sonrisa. Ojalá estemos preparados en el futuro para mirarlos a ellos con nuestra mejor sonrisa.

Lic. Cecilia C. Ortiz / Neuropsicóloga / licceciortizm@gmail.com

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