#Wok

Ganar tiempo, el changüí argentino para plantarle cara al coronavirus

Lentos de reacción en varios momentos históricos del país, esta vez pareciera que estamos haciendo los deberes como corresponde. Se entiende que no hay mejor protocolo que aquel que se cumple y así se avanza en un paso a paso clave para enfrentar a ese virus que se lleva puesto todo a su paso.

Rubén Valle
Rubén Valle sábado, 14 de marzo de 2020 · 07:02 hs
Ganar tiempo, el changüí argentino para plantarle cara al coronavirus

#Maridaje > Musicaliza esta columna Pat Metheny a con Same river 

 

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han es un feroz crítico de esa sociedad hiperconsumista donde “uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”. Su lección supone una permanente batalla contra el tiempo, en la que nadie quiere ni puede perder un minuto. Así, mal que nos pese, devenimos adictos al multitasking, de manera tal que si hacemos dos o tres cosas a la vez podremos sentir (ilusos) que le vamos torciendo el brazo al tiempo, aunque esta sea una pulseada imposible.

Esa lucha que parece un sinsentido (y quizás lo sea si bajamos un cambio y reflexionamos un poco), adquiere otro sentido con la violenta irrupción del coronavirus a escala planetaria. Ahora, el tiempo es clave. Pandemia de por medio, de aquel "time is money" (tiempo es dinero) de Benjamin Franklin a este "tiempo es vida" hay un par de siglos y un rotundo cambio de paradigma

La viróloga e inmunóloga española, Margarita del Val, escribió una reflexión y, paradojas del idioma o ironía de esta época signada por las redes sociales, se viralizó a gran velocidad. 

De sus palabras quedó resonando la expresión "ganar tiempo". Para la especialista, "hay que ganar todo el tiempo posible para que la infección de todos tarde ojalá que 100 años. Hay que ganar tiempo para que haya una vacuna o un tratamiento. Hay que ganar tiempo a ver si la infección remite en verano... Hay que ganar tiempo para que haya un antiviral... Pero, sobre todo, hace falta que nuestro sistema sanitario no colapse". 

A diferencia de lo que suele ocurrir con todo lo relacionado a los argentinos, en que nos encanta victimizarnos y dictaminar que el mundo está en nuestra contra o que nos ha defecado una manada de elefantes, frente al imparable avance del covid-19 podemos decir que tenemos un changüí invalorable. Acaso un penal a favor, futbolizando la situación. Esto, claro, más allá de las dos muertes y los 31 infectados hasta el momento en que esto se escribía. 

Con el aprendizaje y la experiencia que se desprende de lo ocurrido en China y en varios países europeos, en la Argentina la reacción ha sido bastante rápida y aún con los peros, las miserias y las dificultades previsibles, casi todos nos vamos haciendo eco de lo que es un protocolo, de no desentendernos de la importancia real del virus y, sobre todo, de cuidarnos unos a otros. 

"Se toman estas medidas no sólo para protegernos a cada uno de nosotros, sino especialmente para proteger a los vulnerables y especialmente a los que nos curan", apunta Del Val, que además nos insta a respetar a rajatabla las recomendaciones, "esenciales para frenar la epidemia y retrasar el contagio todo lo posible". Tomamos nota.

La suspensión de todo tipo de eventos masivos, de clases en algunas universidades e incluso de los boliches, las sistemáticas campañas de prevención, la restricción de acciones que faciliten el contagio, la importancia de multiplicar la limpieza en espacios compartidos (terminales, micros, guardias de hospitales, shoppings), son parte de ese combo de acciones básicas que postula la emergencia sanitariadeclarada por el gobierno nacional el jueves último.

El tiempo, otra vez, el quid de la cuestión: por este lado del mundo, todavía faltan unos meses para que el frío juegue a favor del covid-19. 

Haber reaccionado con cierto timing, aunque haya muchos filósofos autóctonos que piensen que se está sobreactuando o exagerando porque aún no hay una cantidad de casos alarmante, es fundamental para ese "ganar tiempo" al que se refiere la inmunóloga de la madre patria y que debería traducirse -si hicimos bien las cosas- en haber ganado vidas. Depende de nosotros. 

 

#ElResaltador

Una lengua enferma

"El problema con ciertas películas no es tanto lo que se ve como lo que se siente al verlas. Es como contemplar una alfombra preciosa sabiendo que en cualquier momento puede levantarse como una lengua enferma y dejar al descubierto una superficie llena de gusanos, moscas y dientes podridos, una imagen que se meterá en los sueños y desovará escenas horrorosas de las que uno difícilmente pueda escapar...".

{ Leila Guerriero, periodista y escritora argentina, en su columna en El País } 

#Solapa

7R. Las siete revoluciones tecnológicas que transformarán nuestra vida, de Joan Cwaik (Conecta, 304 páginas, $999)

Decir que el mundo avanza a pasos agigantados es una frase tan trillada como real. Todavía los autos no vuelan y no vacacionamos en el espacio, pero el siglo XXI va a dejar su huella en la historia gracias al desarrollo tecnológico. Aunque la ciencia ficción y la filosofía imaginaron todos estos adelantos, se está generando una nueva revolución que va más allá de lo industrial porque también involucra aspectos sociales, económicos y culturales. Joan Cwaik, investigador y especialista en innovación tecnológica, explica con claridad en qué consisten estos nuevos avances y cómo van a cambiar la vida de las personas.  

 

#ElHilo 

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