¿Está loco?

Charlie Domínguez, el hombre que se enamoró de una muñeca

Rosita es el gran amor de Charly, un ventrílocuo que lleva décadas en el oficio. "Salimos de un mismo cerebro", explica él. Secretos de un delirio que no termina.

Facundo García
Facundo García jueves, 12 de marzo de 2020 · 07:09 hs
Charlie Domínguez, el hombre que se enamoró de una muñeca
Charly y Rosita Charly creó a su muñeca y la fue modificando a medida que pasaban los años.

"Yo tengo sueños eróticos con Rosita", confiesa el ventrílocuo Charlie Domínguez cuando habla de la muñeca que tiene sentada en las rodillas. "Si tantos atorrantes tratan a las mujeres como un objeto, ¿por qué está tan mal que yo trate a un objeto como si fuera una mujer?”, lanza, y enciende la polémica.

Inventó a una figura de látex y la modificó de acuerdo a su deseo mutante

Este cronista conoció a la bizarra pareja hace once años, cuando los fue a visitar a una pensión porteña. En aquella primera entrevista se fue desovillando una historia inquietante: la de un tipo que inventó una figura de látex y la fue modificando de acuerdo a su deseo. En aquel momento, Rosita era rubia, "para parecerse a Graciela Alfano"; pero también había tenido otros looks. Hoy, de hecho, es morocha. Y parece que Charlie sigue siendo un solitario. Bah, vive con su muñeca.

Cuando se les da por recordar, Charlie y Rosita repasan sus batallas en los escenarios de cabaret. "Una vez, en uno de los shows, un grandote que estaba medio borracho le preguntó a Rosita cuánto le cobraba por hacerle sexo oral. Yo me metí y le respondí 'más o menos lo que cobra tu vieja'. Entonces él se levantó y nos cagó a trompadas a los dos".

¿El tiempo pasa?

El humor de los argentinos fue cambiando, y los ventrílocuos pasaron de ocupar el prime time de la tele a recluirse en las fronteras de lo bizarro. Para estos dos, una de las escenas crepusculares ocurrió en un boliche rural que se llamaba El Dado Rojo. Esa noche actuaban Rosita y Charlie, sin embargo antes había un espectáculo de un hombre con un burro. "Qué te puedo decir de aquel show -suspiró Charlie cuando lo entrevisté-. Nosotros nos sentimos muy inocentes frente a ese mundo. A tal punto que después, cuando nos tocó salir al escenario a nosotros, ni yo ni Rosita sabíamos qué decir".

Según se puede ver en las redes, el presente de esta extraña dupla tiene un toque más espiritual. Algunos insisten, igual, en ver a Rosita como una muñeca inflable en versión casera. Decían las abuelas que gustos son gustos. ¿O será que el hombre está loco?

 

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