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Cooperativa Germinar: un proyecto para la reinserción social

Se trata de la primera y hasta ahora única cooperativa en la provincia que está constituida por personas que recuperaron la libertad tras vivir en la cárcel. Allí producen bienes y servicios que son ofrecidos a empresas y particulares y les permite trabajar dignamente para no recaer en el delito.

Nicolás Munilla
Nicolás Munilla domingo, 23 de febrero de 2020 · 07:03 hs
Cooperativa Germinar: un proyecto para la reinserción social
Integrantes de la Cooperativa y del equipo de acompañamiento (Dirección de Emprendedores) en el Club de Emprendedores de Godoy Cruz.

El desafío más importante para una persona que recupera su libertad tras permanecer recluido en un penal, es la reinserción social a través del trabajo, teniendo por principal objetivo no solo alcanzar el sustento económico sino también lograr vinculaciones socioproductivas que le impidan reincidir en la actividad delictiva.

Una vía que está dando sus primeros frutos en materia de reinserción en Mendoza es el cooperativismo, con la puesta en marcha de Germinar, la primera y hasta ahora única cooperativa en la provincia que está constituida por personas que recuperaron la libertad. En ella producen bienes y servicios que son ofrecidos a empresas y particulares, lo que les permite trabajar dignamente y sustentar a sus familias sin caer nuevamente en el delito.

La creación de esta cooperativa obedeció a la necesidad de formalizar un espacio colectivo que ya venía desarrollándose en las cárceles gracias a los NODOS "Emprender, Innovar y Asociarse", a cargo de la Secretaría de Emprendedores y Pymes de la Nación y la Dirección de Emprendedores de la provincia, donde los internos son capacitados en economía social y emprendedurismo como fuente de trabajo que en algunos casos ya venían desarrollando en forma individual.

Parte del equipo de catering de la Cooperativa Germinar.

Luego de una serie de capacitaciones que se realizaron entre 2016 y 2018 en los penales de Almafuerte, Boulogne sur Mer, San Felipe, Borbollón y Vitale Nocera (Gustavo André), bajo el programa Modelos Productivos en Contexto de Encierro, y una vez que los internos recuperaron su libertad, se continuó con el proceso de acompañamiento durante seis meses hasta la creación de Germinar. “Cuando empezamos a organizarla, una de las ideas que surgió fue pensar los distintos emprendimientos individuales en forma colectiva, por lo que intercambiamos experiencias con proyectos de Buenos Aires y otros lugares del país”, explicó a MDZ Pablo Gareca, responsable del programa Emprendedorismo con Integración de la Dirección de Emprendedores.

Comprender qué trata el cooperativismo le posibilitó a los ahora ex reclusos tanto canalizar sus habilidades en fuentes de trabajo autogestivas como capitalizar la confraternidad entre ellos. Cristian Arenas, presidente de Germinar, contó que en 2014 formó parte de un grupo de internos del penal Boulogne sur Mer que confeccionaba piezas de bisutería para luego venderlas a través de sus familias. “Sin saberlo, nosotros hacíamos cooperativismo y después aprendimos lo que se trataba a través de Pablo, lo que nos entusiasmó mucho”, señaló.

Actualmente en la cooperativa se emplean alrededor de 25 hombres y mujeres divididos en cuatro áreas de producción ideadas según los saberes de sus integrantes y las demandas del mercado: mueblería y cestería, servicios gastronómicos y de catering, servicio de lavado sustentable de autos y textil (que aún está en etapa de desarrollo); además de contar con algunos servicios ofrecidos en forma individual como peluquería y estampado de indumentaria.

El área más desarrollada es la mueblería, que consiste en la fabricación de muebles con mimbre, madera, caña y algunos detalles en bronce. Arenas comentó que actualmente la producción de esa unidad se enfoca en el mobiliario de cocina y living, además de tener a cargo un taller autogestionado dentro del penal de Boulogne sur Mer donde los internos son capacitados en carpintería y que luego de recuperar su libertad tienen la posibilidad de ingresar a la cooperativa en la medida que lo deseen.

En su caso, Cristian ya tenía por tradición familiar las habilidades para cestería con tejido de mimbre y junquillos. “En la cárcel aproveché al maestro Mario Escudero que enseñaba mimbrería y aprendí a fabricar muebles en mimbre, caña y madera”, añadió.

Apertura Jornadas Modelos Productivos en Contexto de Encierro en el penal de Boulogne Sur Mer.

Un desafío fundamental para garantizar el sostenimiento de la cooperativa es la apertura de nuevos clientes, especialmente entre las empresas. Gareca explicó que desde el Ministerio de Economía “estamos acompañándolos en el proceso interno de integración y en las relaciones y gestiones institucionales con futuros compradores”, y si bien mencionó que algunas producciones de bienes y servicios están siendo adquiridas por terceros, reconoció que aún queda mucho por delante: “Al principio intentamos que las empresas tomaran a personas que salían de las cárceles, y si bien tuvimos algunas experiencias positivas la mayoría nos planteaba las dificultades para incorporarlos. Sin embargo, nos expresaban que deseaban ayudarlos con la compra de sus productos”. 

Arenas coincidió en buena parte con ese diagnóstico: “Pretendemos que la cooperativa sea un sitio de transición para que los liberados puedan conseguir posteriormente un empleo efectivo. De todos modos, nos faltan empresarios que confíen en nuestro trabajo, lo que nos permitiría mantener la producción y servicios en forma continua”.

“A los que hemos salido del penal nos cuesta mucho conseguir trabajo, solamente porque estamos condenados socialmente ya que no nos dan el papel de buena conducta o nos miran los antecedentes. Nuestra utopía es evitar que caigan otra vez al penal”, concluyó.

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