Fotoreportaje: naturaleza salvaje en la Laguna del Diamante
Laguna del Diamante es una de las reservas más preciadas por los mendocinos. Un reportaje fotográfico donde se refleja la belleza y riqueza ambiental del lugar.
Primera parte
El paisaje comienza a cambiar de a poco y la naturaleza exuberante de Laguna del Diamante se muestra sin tapujos. Un cóndor andino vigila desde lo alto, mientras una pareja de zorros se alimenta de un pirilo, una cría joven de guanaco que no pudo escapar. Las vegas resisten la sequía que afecta a la zona y guardan para sí una micro biodiversidad única en esa "selva" de la alta montaña mendocina.

Laguna del Diamante es una de las reservas naturales de Mendoza donde más se puede disfrutar de la naturaleza de la Cordillera. Con el volcán Maipo en el horizonte, tiene un espejo de agua natural que es la naciente del río Diamante a 3.250 metros sobre el nivel del mar.

La reserva tiene más de 190 mil hectáreas, pues fue ampliada hace varios años. "Se asienta sobre una antigua caldera volcánica -enorme hundimiento con forma de “olla” producido por el colapso de un volcán- del período Cuaternario y representa una de las principales manifestaciones volcánicas de la región cordillerana. Su contenido hídrico es aportado por los deshielos, dándole una profundidad aproximada de 70 m, que a la vez, da nacimiento al Río Diamante. Junto a la laguna se eleva el Volcán Maipo y al reflejarse en el espejo de agua se puede ver la figura romboidal del diamante que da origen al nombre a esta reserva", menciona la descripción oficial.

Flora
Las distintas especies vegetales deben afrontar las adversas condiciones climáticas de la cordillera, por lo que, para lograr su supervivencia, debieron realizar un largo proceso de adaptación. De este modo, la vegetación del lugar hace frente a la sequedad, el frío extremo y el viento, con raíces muy desarrolladas y carnosas que le permiten aferrarse mejor al suelo y tallos acumuladores de agua; follaje compacto a modo de cojín con hojas escamosas muy pequeñas o resinosas para evitar la pérdida de agua y la intensa radiación solar.

Su corta, pero vistosa floración, recurso que utilizan para potenciar las posibilidades de reproducción, deleita la vista de los visitantes, la flora característica está representada por leña amarilla, yareta y pastizales de huecú. La vida se abre paso entre las rocas agregándole un tinte verde, con sus vegas y mallines, al predominante gris del lugar. Este fértil ecosistema puede encontrarse en una franja altitudinal amplia -2.000 m a 3.800 m- y es considerado la “Selva de los Andes Áridos” que aloja a las más diversas especies de flora altoandina.

Fauna
La especie animal más emblemática y vulnerable de la reserva es el guanaco. Desplazándose en manadas migra a zonas más bajas para pastorear en el invierno y se esparce por ambientes de grandes planicies.

Coexisten con estos grandes mamíferos, varias especies de ratones de alta montaña, que se refugian en madrigueras para evitar ser presa fácil de predadores como el águila mora o el zorro colorado.
La zona cobija en toda su extensión una gran variedad de aves como los jilgueros, remolineras, gaviotas andinas, dormilonas, agachonas, cauquenes -especie de ganso silvestre-, suris cordilleranos y, eventualmente, cóndores.
El espejo de agua contiene tres especies de truchas -marrones, fontalis y arco iris- que fueron sembradas y no se tiene certeza de que la laguna haya poseído peces autóctonos.