Familia adoptiva

Adopción en pandemia: “Fue una odisea, yo tenía que demostrarles que no los iba a dejar”

Paola desde hace dos meses le permitió a dos hermanitos, de 7 y 10 años, tener una familia. En la nota relata cómo fue el proceso de vinculación en pandemia.

Felicitas Oyhenart
Felicitas Oyhenart martes, 27 de octubre de 2020 · 06:32 hs
Adopción en pandemia: “Fue una odisea, yo tenía que demostrarles que no los iba a dejar”
Imagen ilustrativa

Esta es la historia de Paola, una docente mendocina que hace tres años y medio se inscribió en el programa de adopción como familia monoparental, decisión que tomó por el deseo personal de formar una familia, “después de desarrollarme a nivel profesional”.

Ella cuenta que el proceso fue muy sencillo, “nada que sea imposible” y detalla: “me inscribí, me entrevistaron, tuve que completar formularios y presentar la documentación que me pedían”.

Paola es Presidenta de la Asociación Dulce Espera Adopción Mendoza, desde donde defienden la idea de que ha cambiado la perspectiva de adopción, “no se busca un niño para una familia, sino una familia para ese niño”.

Siguiendo esta línea desde la RUA (Registro Único de Adopción) comparten los perfiles de los menores en situación de adoptabilidad, “nos envían los perfiles de los niños, sus características, sus gustos, qué actividades realizan", cuenta Paola. Fue así que Paola recibió en su casilla de mail una convocatoria interna por dos hermanitos de 7 y 10 años que buscaban una familia. A dicho llamado se presentaron ella y siete familias más, los cuales fueron entrevistados y luego se preseleccionaron tres legajos.  

Luego de la espera, de visualizar cómo sería la familia que construiría y de más de tres años de prepararse para ser madre, de leer y escuchar testimonios de otras familias adoptivas, el 10 de julio de este año Paola recibió “el llamado”.

El momento en el cual la psicóloga del registro le dijo a Paola que el juez había elegido su legajo y comenzaría la vinculación quedó profundamente grabado en ella, “sentí que me atravesaba un rayo, me temblaban las piernas, me explotaba el corazón, estaba en shock”, recuerda con entusiasmo Paola. Ella vive con su mamá y su tía, la noticia la vivieron las tres mujeres con gran emoción, “nos abrazamos las tres y no podíamos creerlo”.

Fue el 20 de julio que inició la vinculación con los dos hermanitos y que los tres se miraron a los ojos por primera vez, ya ellos sabían por qué estaban frente a Paola y la emoción los desbordaba. “La vinculación fue en una plaza, había leído mucho sobre cómo sería ese día pero nada sobre vinculación en pandemia”, recuerda mientras ríe.

Debido al aislamiento Paola tuvo que ir sola al encuentro, llevaba una caja con juegos y todo para hacer un pic-nic y compartir con los dos niños, “pasamos un momento hermoso, jugando y riendo como si nos hubiésemos conocido de siempre”.

“Cuesta describir con palabras lo que fue ver a mis niños con esos ojitos que había soñado durante tanto tiempo y la felicidad que me provocaba tenerlos ahí”, cuenta con la voz entrecortada Paola.

Luego de ese día inolvidable tuvieron que esperar para verse nuevamente cara a cara, el frío del invierno y la pandemia hicieron que la vinculación continuara de forma virtual a través de video llamadas y muchas veces sólo de forma telefónica a través del teléfono de línea.

Pero Paola se las ingenió, como docente que es, inventó cuentos, juegos y adivinanzas para compartir por videollamada con los dos hermanitos, “jugábamos al veo veo, me contaban su día a día”. Las llamadas de ser una vez al día pasaron a ser dos o tres por día y luego, a verse a través de la ventana del hogar, “les llevaba regalos para ellos y sus amigos que vivían ahí, bizcochuelos, temperas, colores”.

Paola estaba decidida a transitar el gran desafío del aislamiento, “fue una odisea para todos, yo tenía que demostrarles que estaba ahí, que era algo momentáneo y que no los iba a dejar”.

"Nos adoptamos"

Después de atravesar esos meses entre la virtualidad y las visitas con distancia a través de una ventana, ¡el gran día llegó!. Fue en agosto que Paola fue mamá y que esos dos hermanitos se fueron para siempre a la misma casa con ella. 

Pegué carteles en la parte de atrás del auto que decían ‘Nos adoptamos, somos familia por adopción’, llené de globos y tocabamos bocina, muchos autos nos saludaban” cuenta Paola y agrega “Fue un lindo comienzo de historia”.

En estos dos meses de convivencia como familia han habido muchos cambios, “mientras los días transcurren nos vamos adaptando y sintiendo mejor, hay momentos de berrinches , pero cada vez se sienten más seguros y se abren más al afecto”. 

Paola destaca que el camino que transitó ha sido muy gratificante, “Vos ves las fotos de ellos y en sus caritas se nota, miro las imágenes y parecen otros niños”.

¿Cómo es el proceso de adopción?

La adopción busca restituir el derecho a vivir en familia de todos los niños, niñas y adolescentes independientemente de su etapa de desarrollo; es decir niños de la primera infancia (o-3 años), segunda infancia (4 a 12 años) y adolescencia (12 a 18 años).

Un niño, niña o adolescente está en situación de adoptabilidad cuando: no se conoce quiénes son sus padres, sus padres fallecieron y no se encontraron familiares de origen, los padres tomaron la decisión de que sea adoptado después de los 45 días del nacimiento o cuando las medidas para que vuelva con su familia de origen no dieron resultado.

Desde el Registro Provincial de Adopción, dependiente del Poder Judicial, buscan responder a la pregunta que muchos se hacen: ¿Por qué habiendo tantos niños en situación de adoptabilidad es tan lento el proceso de adopción?.

Lo que sucede según explica Verónica Gutiérrez, coordinadora del Registro Provincial de Adopción, es que todo depende de “la expectativa que tiene el adulto inscripto en relación a la familia que desea formar”. 

Existe una idealización de la adopción sólo de bebés, “todos los solicitantes se inscriben buscando niños de 0 a 3 años”. De 505 familias, biparentales o monoparentales, inscriptas en el registro provincial, más del 86% esperan adoptar un niño de la primera infancia, un 19% niños con discapacidad y un 41% grupos de niños (hermanos).

Sin embargo, la situación que se presenta es que es elevado el número de niños de entre 4 y 17 años que buscan una familia que los adopte y son menos los solicitantes que se inscriben buscando adoptar niños de esta edad. Lo mismo sucede con los niños con discapacidad en situación de adoptabilidad y aquellos que están esperando adopción múltiple, es decir grupos de hermanos. Por estos motivos, el proceso de adopción suele resultar más lento.

Por otro lado, cabe aclarar que no todos los niños que se encuentran en los hogares de cuidado especial, dependientes del ejecutivo, son niños que están en situación de adoptabilidad. Los niños y adolescentes se encuentran en estos establecimientos como una medida excepcional porque han sido separados de su familia de origen por su vulneración de derechos.

Verónica Gutiérrez expresa que se intenta desmitificar la adopción, “muchos creen que es un proceso lento, que sólo pueden anotarse parejas casadas, que se debe presentar un bono de sueldo de cierto monto o tener una casa propia”, esto no es así.

Agrega además, que “hoy por hoy el paradigma cambió, es el derecho del niño a vivir en familia lo que nos guía” y por ello se han modificado las prácticas y el discurso en los cuales se tiene en cuenta la perspectiva del niño.

Desde el Registro Provincial de Adopción se muestran sorprendidos por el alto número de vinculaciones que se han llevado a cabo este año, pese a las dificultades propias de la pandemia y el aislamiento. Durante los meses de pandemia se realizaron más de 70 vinculaciones y se prevé llegar a las 100 vinculaciones a fin de año, “el número es casi el mismo al año pasado, lo cual es una sorpresa”, expresa Gutierrez. 

Inclusive vinculaciones que trascienden las fronteras provinciales. Este año se realizó una vinculación de un niño de Mendoza con una familia de Tierra del Fuego, a pesar del aislamiento y las restricciones de cada provincia el proceso fue exitoso y hoy ese niño tiene una nueva vida en familia en el Sur Argentino.

Pasos que se siguen en la convocatoria para adopción

Desde el Registro Único de Adopción se llevan a cabo ciertos pasos o instancias, todos haciendo foco en el niño y su búsqueda de una familia.

  1. Primero se realiza un llamado interno, a través del cual se envía a todas las personas inscriptas en la provincia un mail con las características del niño que busca una familia, sus gustos, las actividades que realiza. De esta manera se consulta si las personas pueden cambiar su perspectiva de familia que desean formar.
  2. Si a ese llamado no se presenta ninguna persona, se comunica con los registros de todo el país para saber si otra provincia tiene un legajo coincidente con ese niño. 
  3. El tercer paso es hacer un llamado a toda la sociedad, se lleva a cabo una convocatoria pública la cual se difunde en medios de comunicación. Es así, como aquellos interesados en asumir el compromiso de brindarle al menos protección y afecto se comunican con el Registro Provincial de Adopción.
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