Recorren el país

El oro descartado: los cordobeses cazadores de aceite

Desde hace once años Fabián Peduzzi viaja por el oeste argentino y recoge puerta por puerta el aceite de cocina que desechan restaurantes, parrillas y bodegas. Es un servicio ecológico y un sustento de vida que le permite, junto a Pablo Toranzo, conocer el ritmo de cada provincia que visitan.

Ignacio de Villafañe viernes, 17 de enero de 2020 · 16:07 hs
El oro descartado: los cordobeses cazadores de aceite
Fabián Peduzzi conduce su camión aceitero El recolector de aceite de cocina usado recorre las calles mendocinas. Foto: Foto de video

Tiempo atrás, Fabián Peduzzi rechazó la oportunidad que le ofrecieron desde la empresa donde trabaja de asentarse en Mendoza para continuar con su cruzada en único lugar. En ese entonces prefirió quedarse con el estilo de vida que ya había adoptado, con techo fijo en Córdoba y vivienda ambulante con vista a Los Andes.

Hoy, tras once años de recorrer las rutas más secas del oeste argentino, desde el centro mendocino hasta la provincia de Salta, no se arrepiente de la decisión tomada y viaja junto a su socio, Pablo Toranzo, tocando la puerta de cada casa de comida, cada restaurante y cada parrilla para chupar el aceite que desechan con su camión-aspiradora y convertirlo, más tarde, en biodiésel.

"Es un servicio gratuito", explica Peduzzi, y sigue: "Nosotros acordamos la visita, recogemos el aceite usado y después lo llevamos a Córdoba para que finalmente YPF fabrique biodiésel".

La organización atrás del trabajo que lleva adelante esta pareja de aceiteros es RBA Ambiental, una empresa que se nutre de todo el aceite descartado a lo largo y ancho del país para generar combustible que sirva a de insumo a las máquinas agrícolas. 

Es una búsqueda incansable de de oro líquido, viscoso y con olor a comida frita. Los negocios que acceden a tratar con Peduzzi y Toranzo lo hacen en algunos casos por conciencia ecológica -el aceite vegetal usado es altamente contaminante: tan solo un litro de este puede afectar la sanidad de mil litros de agua-, en otros casos porque es una de las pocas formas que tienen de demostrar ante los controles bromatológicos que se hacen cargo de sus desperdicios.

Mirá el video y seguí a Fabián y Pablo a lo largo de su recorrido por Mendoza.

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