Aprender a desaprender, para razonar en defensa propia
El tema de la columna de Gabriel Conte en el programa "Otra Manera", por MDZ Radio.
¿La gente dialoga de acuerdo al orden de temas que indican las encuestas? De ser así, deberíamos decir que en este momento, en cualquier actividad, las personas en Mendoza están hablando de los precios, los sueldos, casos de inseguridad, de casos de corrupción y de tales o cuales candidatos políticos.
Sin embargo hay varias preguntas por hacerse antes. Por ejemplo
- De cuál gente estamos hablando. ¿La que está escuchando la radio ahora? ¿La que está enganchada en las redes en una sala de espera o tirados en la cama? ¿Los que están trabajando? ¿Aquellos que están haciendo las compras
- De qué gente estamos hablando. ¿Jefes o empleados? ¿en el campo o la ciudad?
Se puede calcular a través de sondeos de qué está hablando la ciudadanía en este momento, pero depende del interés de quien lo pregunte.
Eso mismo te está preguntando todo el tiempo Facebook, Instagram y Twitter que se nutre de tus diálogos para saber en qué zona vivís, cuáles temas te interesan, qué deseos tenés. Con esa información, tratarán de sorprenderte justamente ofreciéndote lo que dejás manifestado que te gustaría tener. Y probablemente lo compres.
A las 12 voy a #OtraManera por @mdz_radio con un dilema que quiero que me ayuden a dilucidar: ¿de qué habla la gente, más allá de lo que decimos en los medios? Por 105.5 https://t.co/8TYyrdqTej con @montiverosSA @MarianoBustos_ @FedericoCroce @FrancoJPereira pic.twitter.com/ewBb9VpsQE
— Gabriel Conte (@ConteGabriel) 13 de marzo de 2019
Los periodistas somos soberbios al pretender creer qué es lo que le interesa a la sociedad y por eso armamos una agenda. Pero se trata de una lista acotada de temas, por lo general englobantes e importantes. Otros construyen agendas pasatistas, curiosas o entretenidas, de modo de generarte satisfacción en lugar de motivarte a pensar o a enojarte.
Pero está claro que cada vez menos las conversaciones que sostenemos las personas que vivimos en las zonas urbanas tienen que ver con lo que realmente surge de nuestro ser. Posiblemente, porque ese "ser" ahora está influenciado mucho, muchísimo por diálogos que explotan por muchos lugares a nuestro alrededor y a nuestro alcance.
De allí que opinemos muchas veces encadenados sobre una misma cosa, aun sin saber: algo, alguien lo provoca.
Lo que está pasando en el mundo es que cada vez con más herramientas a su favor y en contra de nuestra libertad de pensamiento: otros están decidiendo ya no solo satisfacer nuestras ilusiones, sino decirnos qué es lo que tenemos que desear.
Lo hacen las empresas para enchufarnos -a nuestro costo- estupideces inútiles. Pero lo está haciendo la política para meternos gobernantes que no queríamos y, sin embargo, terminamos votando.
Por eso cada vez será más importante desaprender conocimientos que aprender cosas nuevas. Porque tendremos que razonar, de algún modo, "en defensa propia". Caso contrario, estaremos enchufando nuestro cerebro a otros y así, solo seremos un eslabón más de una cadena en la que quien piensa y decide, es otro.
¿Que no es nuevo esto? Es verdad. La propaganda y la manipulación ya han hecho su tarea.También, las distintas formas de la superstición, que nos ha subordinado y amenazado con horribles sanciones en caso de atinar a pensar con libertad, de romper con la cadena.
Aquí radica el gran desafío de la humanidad. Si no lo entendemos, tampoco nos preocupemos por los robots: no pasa por la carne o el metal, no pasa por el algoritmo o solo la creatividad. Podemos estar actuando igual que ellos justo ahora, solo por ser crédulos y mansos.