Sobrevivientes al terremoto relatan el horror vivido en Perú

Gabriel Ruf, un neuquino de 27 años, residente en Buenos Aires, su novia, Natali Mesa, de 23 y su hermana Mayra Mesa, de 21, ofrecieron una conferencia de prensa en Casa de Gobierno, este medio día.
Los jóvenes estuvieron el miércoles pasado en Ica, Perú, justo en el momento en que se produjo el terremoto, que como se recordará, alcanzó una magnitud de 7,9 en la escala de Richter. Hay unos 8.000 damnificados, alrededor de 600 muertos y un 70% de la ciudad que culminó en ruinas.
Tímidos y preocupados, se los vió a los jóvenes esta mañana, aún sin salir del asombro por lo vivido estos últimos días en aquél país. El temor que todavía sienten, hizo que hicieran un expreso pedido de que no les sacaran fotos ni los registraran en los medios televisivos. Según Ruf, no quiere que su familia se preocupe.
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Gabriel viaja constantemente entre Bue Aires, donde se encuentra su familia, y Colombia, donde se desempeña como empastador de libros y decorador de ambientes.
Según sus testimonios “el miércoles 15, el terremoto nos sorprendió a todos, dijo Gabriel, el piso comenzó a moverse, se cortó la luz, y allí todo fue pánico. Estábamos muy nerviosos porque el movimiento no cesaba, cuando parecía que todo había pasado, otra vez la tierra se movía con más y más intensidad. Nos asustamos porque las paredes empezaron a romperse, las cosas se caían de los muebles y nosotros no sabíamos qué hacer”.
Los Ruf se encontraban dentro de su hotel cuando todo esto pasó, debido al peligro abandonaron el lugar, el cual minutos después, tal como sucede en las películas, se derrumbó por completo. Aun desorientados, los Ruf se quedaron parados frente al lugar sin saber qué hacer, hasta que una familia ofreció llevarlos hasta Lima.
Las cosas en la capital peruana fueron más fáciles, ya que se dirigieron al Consulado argentino en aquél país, en donde les dieron refugio y arreglaron su viaje de retorno a Mendoza..
Con un acento argentino-colombiano Gabriel Ruf contó que “la gente en Perú estaba estaba muy nerviosa, los autos chocaban unos con otros, había gente que aprovechó esta situación para robar y saquear, sin mediar ningún tipo de ley para controlarlos.”
Las hermanas Mesa, se mantuvieron a lo largo de la conferencia de prensa, en un tímido silencio hasta que Mayra decidió contar su experiencia muy brevemente. “Escuchábamos disparos de quienes intentaban saquear y robar hogares. La gente lloraba, gritaba pidiendo ayuda, los niños lloraban pidiendo por sus padres. La sirena de las ambulancias no paraban de sonar todo el tiempo, era un caos interminable”.
En ese momento Gabriel interrumpió para contar cómo los comerciantes empezaron a abusar del precio de su mercadería. Escondían el agua o cuadruplicaban su valor, se llegó a saber que medio litro de agua mineral valía cerca de diez pesos (moneda argentina).
El ejército no hizo bien su trabajo
Para los sobrevivientes, la tarea del ejército podría haber atenuado estas consecuencias, “no cumplió un rol eficaz, dijo Gabriel, la ayuda que enviaban no llega a los pueblos aledaños y más desprotegidos. Según teníamos entendido había una persona que estaba encargada de asistir la zona turística donde nos encontrábamos, pero nunca apareció a socorrernos”.
Los damnificados en Perú siguen teniendo necesidades, en especial, frazadas porque la mayoría de las personas está durmiendo a la intemperie.
Ahora Ruf y las hermanas Mesa sólo piensan en llegar a Buenos Aires y reencontrarse con sus familiares.
El horror ya quedó atrás...