Última semana para la reforma laboral: qué cambios negocian Caputo y Karina con la CGT y los gobernadores
Javier Milei se juega el partido más fuerte. Sturzenegger a silencio. ¿Qué puede cambiar en la reforma laboral? Amenazas desde la Corte Suprema.
Santiago Caputo y Karina Milei
NACarrera sin respiro para la reforma laboral. Javier Milei arranca la semana con un objetivo: conseguir la aprobación del proyecto de modernización de las normas del trabajo al menos en el Senado antes que termine el 2025. El Presupuesto 2026 parece garantizado.
No es una tarea simple, aunque esta ves todos los análisis apuntan a que el país nunca estuvo tan cerca en las últimas décadas como en esta ocasión.
Te Podría Interesar
Uno de los puntos centrales de esta estrategia es la paz interna que se cerró dentro de la Casa Rosada entre Karina Milei y Santiago Caputo para aceitar negociaciones con la CGT y los gobernadores.
Una de las peleas finales del trámite de la reforma laboral terminó cruzando las estrategias de Santiago Caputo y Federico Sturzenegger.
Santiago Caputo en el centro de la escena
El asesor presidencial siempre mantuvo dialogo con sectores de la CGT bajo una premisa clara: de nada sirve una reforma laboral que fracase en el Congreso. En este caso, más que en ningún otro, lo óptimo puede oponerse a lo posible, pero también puede significar un peligro irremontable. En la historia argentina las reformas laborales truncas siempre fueron antecedente de males mayores.
De ahí que Santiago Caputo, con la venia de Javier Milei y la permisividad de Karina, continúe esta semana con el bordado final de los cambios que pueden impactar en el capítulo sobre los cambios en los facultades gremiales.
En el primer tramo de la negociación se eliminaron los cambios en la “cuota solidaria”, que reciben los sindicatos de los trabajadores no afiliados, pero la lapicera va a repasar otros artículos antes que el proyecto se termine de definir en el recinto del Senado.
Entre esos cambios entrará también el plazo de la “Tutela sindical”, que en el proyecto le da solo 10 días pagos a los delegados para ejercer su cargo, algo que claramente estuvo incluido para luego negociar.
El rol de Federico Sturzenegger
Federico Sturzenegger jugó en esto el rol del policía malo y levantó más de una bronca dentro del propio gobierno. Su apelación a la aplicación retroactiva de toda la reforma a las relaciones laboral existentes terminó con sutiles desmentidas por parte del propio gobierno y un pedido para que moderara declaraciones mientras avanza la negociación de la ley.
Sindicalistas y gobernadores son hoy la llave del éxito de esta reforma que, de lograrse, colocaría a Javier Milei en un lugar histórico entre sus antecesores. En estos términos, hoy la reforma laboral es, más que una ley, una marca política que puede mostrar un estratégico éxito o un peligroso fracaso. Después viene la discusión del contenido. Es algo que no está claro si Sturzenegger proceso bien.
Mientras tanto, otros peligros acechan a la reforma laboral. Hay uno, inmediato, que viene desde la Justicia. El Poder Judicial nacional se opone a que se transfiera la competencia laboral completa a la justicia de la Ciudad de Buenos Aires. Esa pelea ya es conocida.
Amenazas desde la Corte Suprema
Ahora se suma una advertencia vino hoy mismo desde la propia Corte Suprema: “el sistema argentino de control de constitucionalidad permite que cualquier juez declare la invalidez de una norma, lo que podría derivar en una multiplicidad de fallos contradictorios y suspensiones parciales en distintos puntos del país”, dijo Horacio Rosatti este lunes, “eso no significa que después no pueda ser ordenado por una jurisprudencia de la Corte, pero lógicamente lleva su tiempo”.
Mas que un razonamiento pareció una amenaza de licuar en recursos de inconstitucionalidad las normas de la ley que se esta por votar. Ese peligroso camino impacta directamente en la credibilidad de las empresas sobre la nueva ley y en el costado mas complicado: la reforma laboral esta destinada a generar confianza y apurar un blanqueo de trabajadores; si las empresas creen que pueden entrar en un infierno de medidas judiciales el efecto puede ser devastador.

