Reforma laboral: Patricia Bullrich prepara cambios al proyecto, mientras la Casa Rosada negocia con la CGT
La reforma laboral será el principal tema de la agenda parlamentaria con Patricia Bullrich a la cabeza de la negociación.
El presidente Javier Milei firmó el proyecto de Reforma laboral y lo envió al Congreso para discutirse en extraordinarias.
Noticias ArgentinasEl martes al mediodía, la flamante jefa del bloque La Libertad Avanza, Patricia Bullrich, entendió que la reforma laboral iba a tener más resistencia de la esperada y que el Senado no iba a ser la escribanía que imaginó la noche del 26 de octubre, cuando el Gobierno ganó la elección en todo el país. Así fue que levantó el pie del acelerador, postergó la presentación del proyecto hasta el jueves y les pidió a los senadores colaboracionistas que presenten una serie de modificaciones.
En paralelo, la Confederación General del Trabajo (CGT) desempolvó su maquinaria de organización y planificó una estrategia para rechazar la reforma laboral. Así anunció una movilización para el próximo jueves 18 de diciembre.
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Reforma laboral: la Casa Rosada negocia con la CGT
Mientras tanto, en una línea conversa con el jefe del bloque de senadores de UP, José Mayans; en la otra negocia cambios y modificaciones al proyecto con la Casa Rosada. En esa interlocución participan funcionarios del Ministerio de Desregulación, a cargo de Federico Sturzenegger, y el secretario de Trabajo, Julio Cordero, con quien la CGT mantuvo una muy buena relación en medio de los crecientes despidos de los últimos tres meses.
El martes a las 11, Bullrich se verá cara a cara con Victoria Villarruel. Será en una especie de reunión de Labor Parlamentaria, a la que fueron convocadas las autoridades de los bloques del Senado para definir un organigrama de trabajo para tratar este proyecto.
El trabajo de Patricia Bullrich por la reforma laboral
La exministra de Seguridad (y de Trabajo en el Gobierno de la Alianza) quiere comenzar el debate en las comisiones de Legislación del Trabajo y Presupuesto y Hacienda el miércoles. La primera jornada será informativa, con funcionarios de la Casa Rosada y distintos especialistas. Para el jueves prevé la discusión entre los legisladores y la firma del despacho.
Ya con las fiestas encima, la fecha estimada para la sesión es el lunes 29 de diciembre. Esa fue la convocatoria que informalmente hizo Bullrich en estos días para que los senadores que van a dar quórum y votar a favor se hagan presentes en el Senado y no tengan problemas con los pasajes para volar de sus provincias al Congreso.
Sin embargo, Bullrich también trabajará mucho este fin de semana para definir una serie de cambios y modificaciones que le acercaron los senadores del radicalismo, uno de los principales soportes con los que deberá contar el oficialismo para aprobar este proyecto.
En el bloque que preside Eduardo Vischi hay una clara voluntad de acompañar al Gobierno. Sin embargo, buscarán algunas modificaciones para hacer valer el peso de las diez bancas que ocupan, algo que no le ocurre al minúsculo bloque PRO, que quedó reducido a unas tres bancas.
El ida y vuelta entre la CGT y la Casa Rosada nunca se cortó. De hecho, Gerardo Martínez (UOCRA) participó en las reuniones del Consejo de Mayo en las que se definieron los lineamientos del proyecto que él mismo criticó. A simple vista, el mayor malestar de los principales gremios tiene que ver con el capítulo sindical que sobre la hora el Gobierno decidió sumar. Allí se modifica el sistema de “aportes obligatorios” y de “cuota solidaria”. Con el proyecto del oficialismo, estos se harán efectivos únicamente si el trabajador deja explícitamente aclarado que quiere que esos fondos vayan a la caja de sus gremios.
Esto impacta de lleno en los gremios con mayor cantidad de afiliados, ya que se trata de un flujo de dinero que le permite a la conducción seguir en el poder. Pero esto también es materia de negociaciones. Cordero y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, lo saben. Así fue que, un día antes de la presentación del proyecto, se definió aclarar públicamente que no iba a haber un capítulo sindical en la reforma, algo que se interpretó como un guiño al sindicalismo. Pero, finalmente, el proyecto que tuvo ingreso por el Senado demostró lo contrario.
Así las cosas, el Gobierno levantó el pie del acelerador con un proyecto mucho más ambicioso de lo que se esperaba y abrió la negociación para tener los votos. El sindicalismo quiere mostrar su poder de fuego, pero eso no le quita su capacidad de amoldarse a la realidad política que hace menos de dos meses respaldó a la gestión libertaria.

